La colada de lava del volcán de La Palma pasados unos minutos de las once de la noche, hora canaria. La lava salva la altura del acantilado y empieza a ganar incluso terreno al mar. Científicos, servicios de emergencia, autoridades... Todos los ojos están puestos en la lengua de lava que cae al agua. Las autoridades han pedido a la gente que no se acerque a la zona entres kilómetros a la redonda.
Es lo que llevábamos días temiendo. La lava ha llegado al mar en el décimo día de vertido. Lo ha hecho un poco más al norte de donde se esperaba, en la zona de acantilados de Todoque
Es la colada sur la que se hizo camino hasta el agua. Tras rodear la montaña de Todoque, se ha convertido en una cascada. Ha caído sobre la Playa de Los Guirres, desde un acantilado a más de 100 metros de altura.
Pese a la oscuridad de las imágenes de la noche es visible la nube blanca de vapor que emana del agua. Es la reacción al chocar con la lava: son gases tóxicos de ácido clorhídrico y cristales del volcán.
Las autoridades han pedido que nadie se acerque a menos de 3 kilómetros de la zona. Y que se protejan nariz y boca con trapos húmedos porque esos gases son nocivos para la salud. La AEMET monitoriza minuto a minuto la calidad de ese aire.
Antes de llegar al mar, la lava mucho más fluida y rápida ha cortado la carretera de la costa en Tazacorte y ha dejado incomunicados a miles de vecinos.
En solo unas horas, las rocas incandescentes que han caído al mar ya han formado una pirámide de, al menos, 50 metros de altura y puede llegar a ser mucho más elevada porque la zona en la que está cayendo la lava tiene poca profundidad.
Han sido 10 días sin descanso de erupción volcánica hasta llegar al agua y en los que la colada de lava del volcán ha dejado tras de sí un reguero de destrucción. Más de 650 edificaciones engullidas, 260 hectáreas arrasadas y 6.000 personas evacuadas.
Y arriba, en Cumbre Vieja, uno de los cráteres sigue explosivo... surtiendo de más lava que alimenta las coladas.