Desde que entró en erupción hace diez días, el volcán ha destruido ya más de setecientas edificaciones, plantaciones de plátano y cerca de treinta kilómetros de carreteras. Éstas son sus dimensiones actuales, tras ir devorando poco a poco todo lo que se encuentra en su camino descendente hacia el mar.
Las imágenes de los satélites y los drones nos permiten delimitar el avance diario de la colada de lava. Durante estos 10 días la lava se ha ido expandiendo tanto en su camino hacia la costa como hacia los lados de la colada principal.
La primera erupción se comió cien hectáreas de terreno, un terreno arrasado que ha aumentado a 258 hectáreas según la última medición. En su avance ha destruido 585 viviendas además de otras edificaciones y 97 casas más están en peligro.
Sigue habiendo dos coladas activas, la sur se desplaza a velocidad baja y es la norte, en las inmediaciones de la montaña de Todoque, la que se muestra más activa, aunque su distancia al mar se mantiene entre los 800 y los mil metros.
Este movimiento y el del humo que genera la erupción se vigilan desde el centro de crisis y emergencia de la unión europea, a través del programa Copernicus.
La dispersión de las partículas de dióxido de azufre expulsadas por el volcán ha superado Noruega y alcanza ya las islas Svalbard, cerca de Groenlandia a 6.000 kilómetros de La Palma.