Las imágenes en las que se ve cómo las autoridades marroquíes que debían velar por la seguridad de la valla de la frontera abren las puertas deja claro que el aluvión de inmigrantes que han llegado a Ceuta en las últimas horas, de auténtico récord, ha sido planificado y en respuesta clara a lo que el Gobierno marroquí considera actos humillantes para su Gobierno. Por si había alguna duda las palabras de su embajadora llamada a consultas lo dejan del todo claro.
La embajadora de Marruecos en España, Karima Benyaich, ha asegurado hoy que en las relaciones entre países hay actos que tienen consecuencias, "y se tienen que asumir", en velada referencia a la decisión de España de prestar atención médica al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali. Marruecos ya dijo a raíz de esta iniciativa española, que Francia se negó a asumir, que tomaba nota. Y bien que la ha tomado, aunque el Gobierno intente evitar una conexión entre los dos hechos.
En declaraciones a Europa Press, antes de acudir a la convocatoria realizada por la ministra de Asuntos Exteriores , Unión Europea y Cooperación, Arancha González Laya, la embajadora de Marruecos ha insistido en que hay "actitudes que no se pueden aceptar". Ha añadido que las relaciones entre países vecinos y amigos se tiene que basar en "la confianza mutua, que se tiene que trabajar y nutrir". Por último, ha calificado de "inusual" la rapidez con la que ha sido convocada por la ministra española de Exteriores y ha señalado que no descarta que su Gobierno la llame a consultas en las próximas horas.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una declaración reconociendo la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental y anunció la normalización de las relaciones diplomáticas entre Marruecos e Israel. España respondió con el silencio y Marruecos tomó nota.
Ya desde el domingo por la mañana, los jóvenes de la localidad fronteriza de Castillejos (en el área de Tánger) sabían que las playas estarían sin vigilancia y podrían intentar cruzar a nado o en embarcaciones de juguete a la costa española. Las propias fuerzas de seguridad marroquíes se estaban encargando de correr la voz. Es lo que los propios migrantes afincados en la zona llaman la promoción desde que en agosto del año 2014 se vivió una situación similar cuando los gendarmes marroquíes animaron a las personas en tránsito o con expectativas de emigrar a echarse al agua tras un incidente diplomático entre España y Marruecos.
Marruecos suele dejar claro su poder para luego volver a restablecer las relaciones, a cambio de algo, claro. Su control de la frontera es una amenaza constante para España y lo sabe. Las Fuerzas de Seguridad españolas desplegadas en las inmediaciones de los espigones marítimos del Tarajal y Benzú, de hecho, han constatado a primera hora de la tarde de este martes un sensible decrecimiento del número de ciudadanos marroquíes que intenta acceder irregularmente a Ceuta siguiendo el procedimiento con el que durante las últimas 36 horas lo han conseguido "entre 6.500 y 7.000 compatriotas", de acuerdo con las estimaciones de la Delegación del Gobierno.
Al rechazo inmediato en la valla de miles de jóvenes súbditos del reino alauita se han sumado los "intensos" controles que, según testigos presenciales, han comenzado a desplegar las Fuerzas Auxiliares y la Gendarmería marroquí a desplegar esta tarde en las carreteras de acceso a las ciudades de Fnideq y Beliones, con las que limitan los extremos sur y norte del perímetro fronterizo de Ceuta, para evitar la llegada de no residentes.
El doble vallado que separa la ciudad española del país vecino ha registrado también este martes acercamientos de grupos de indocumentados de origen subsahariano procedentes sobre todo de Tánger, alguno de los cuales ha logrado llegar a nado a Ceuta por la misma vía que los marroquíes a través de la playa del Tarajal, en la que la Comandancia General mantiene un amplio dispositivo de unidades militares colaborando en la contención de los migrantes.
El Gobierno de Ceuta que preside Juan Vivas (PP) ya ha alojado a casi 200 menores en el albergue provisional de Piniers y a otros 500 en las naves comerciales de los polígonos anexos a la frontera, vacías en su mayoría desde el cierre del paso hace 14 meses. Se calcula que otro millar de personas permanece en esa misma zona. El resto de los recién llegados siguen deambulando por cientos en grupos más o menos numerosos por el centro de la ciudad y, sobre todo, por las barriadas de la periferia y el puerto.
La Confederación de Empresarios y la Cámara de Comercio han pedido este martes en un comunicado conjunto "una respuesta rápida y contundente a nivel nacional e internacional de apoyo sin fisuras a la ciudad, su españolidad, la seguridad de sus fronteras y por supuesto de sus ciudadanos y empresas".