El cese de actividad del volcán de La Palma está dando un respiro y esperanza a los palmeros. Hay quien apunta ya al final de la erupción, aunque para eso es necesario que los parámetros como el tremor y la sismicidad se mantengan a la baja como en los últimos días.
El presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, lo dijo ayer: hay indicios científicos de que la erupción del volcán de La Palma podría terminar este año.
Para que esté próximo el final de la erupción en Cumbre Vieja, los parámetros se deben mantener en su tendencia a la baja. No obstante, los expertos siguen repitiendo que la bajada de los indicadores tiene que ser constante y sin ningún tipo de cambio para que se pueda hablar de verdad de que pueda terminar la actividad del volcán.
De las fuentes emisoras emana sobre todo vapor de agua y las mediciones revelan que el volcán cada vez vibra menos. Los vulcanólogos constatan que sigue bajando la señal del tremor y también el número de terremotos.
“Si siguiera así, podríamos vislumbrar el final de la erupción”, señala Rubén López, técnico del IGN. El condicional es importante, porque al día de hoy, los datos no son suficientes. Harán falta más días de tendencia a la baja para plantearse un nuevo comienzo en este reino de lavas y ceniza.
Mientras la lava del volcán de La Palma sigue cayendo sobre la isla baja que formó la erupción del San Juan hace décadas. Se trata de un antiguo delta lávico pegado al más reciente.
Al este del cono principal se sitúa la única lava visible en superficie en una jornada en la que los expertos han mostrado su optimismo. “Nos dicen que puede haber indicios científicos de que acabe en este año; ojalá sea mañana cuando acabe, mejor que pasado”, ha dicho Ángel Víctor Torres.