Manuel Rivas: “La monarquía está dañando la democracia en España”
En 'Zona a defender' (Alfaguara) hace una llamada de alerta y defiende una internacional de conciencias, una república de iguales y un nuevo contrato con la naturaleza
Tras la denuncia que supuso 'Contra todo esto' (Alfaguara), el autor gallego escribe ahora sobre lo que denomina la era Mayday, de peligro grave e inminente: “Estamos a tiempo, no todo está perdido aún”
Una inmensa energía vital mueve el último libro de Manuel Rivas. No está lleno de palabras grandilocuentes, abstractas y manidas de los discursos que habitualmente escuchamos porque huye como de la peste del adoctrinamiento. En "Zona a defender" (Alfaguara) nos pide reflexión y habla de decoro y de decencia común, palabras sencillas "pero casi en desuso".
El libro, que nos facilita esta entrevista, es una llamada de atención sobre el abandono de la educación, el ataque contra la naturaleza, la lucha feminista, la política o la monarquía. Este escritor de temperamento amable y cándido confiesa vivir en una zona secreta donde "perdura la insatisfacción" y lanza un "mayday" incesante porque, dice, estamos en alerta máxima. "Abunda demasiado la mercancía del odio".
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Pregunta: "Zona a defender" (Alfaguara) es un libro cargado de verdad, de enfado, pero también de mucho pesimismo.
Respuesta: Yo lo llamo pesimismo de acción. Vivimos en una época "mayday", de alerta en todos los sentidos que afecta a toda la humanidad. Y no solo tiene que ver con esta pandemia. Estamos ante un colapso más amplio. En "Zona a defender" hay una conexión directa de venganza ante la injusticia. También lo llamo pesimismo rebelde, que es un pesimismo que no te paraliza, es un pesimismo crítico que tiene una conexión directa con lo que podríamos llamar esperanza indócil.
Hay demasiado conformismo
P: ¿Crees que los que escriben hoy son poco valientes?
R: Hay demasiado conformismo. Sí, en esas áreas intelectuales, de pensamiento, y específicamente en el ámbito español, percibo demasiado conformismo. Y eso que lo creativo tiene que ver con la rebeldía. Hay que tratar de decir lo que no se puede decir, y me viene a la cabeza una imagen de Goya, de la serie de "Los desastres de la guerra". Debajo de uno de sus grabados escribió "No se puede mirar". Y Goya, que siempre ha sido moderno y la vanguardia pura para mí, nos dijo que ese espíritu de rebeldía está ahí. Ese tiene que ser el principio motor en la literatura, en el pensamiento.
P: ¿Cabe la poesía en un libro denuncia? Lo digo por esa prosa poética que utilizas
R: La literatura, el ensayo y creo que también el periodismo tiene que sostenerse sobre lo que podíamos denominar la ecología de las palabras. En estos tiempos en los que se habla de contaminación medioambiental que nos ha llevado a una situación límite también lo podríamos aplicar a lo que ocurre con las palabras. Hay una corrosión del lenguaje. Las palabras como las luciérnagas pierden brillo, se ven afectadas por la manipulación, el desgaste y la intoxicación.
Necesitamos la “corruptura” con la monarquía
P: En "Zona a defender" habla de la monarquía española como “monarquía tabú”. ¿Le ha sorprendido la corruptela interna que ha salido a la luz?
R: En el libro expreso esa utopía razonable, deseable de llegar a una República de iguales. Y hago énfasis en estas palabras ante ese sentimiento de vergüenza ajena ante lo que está pasando con el primer símbolo institucional del país ¡Esa falta absoluta de decoro! Una sociedad no puede mantenerse en un estado de inmoralidad institucional. Los que deberían ser ejemplares, son al contrario, una referencia de aquello que no debería pasar, de lo inaceptable. Y vuelvo al estado de opinión, al pronunciamiento del mundo intelectual. Necesitamos con urgencia "autoritas", autoridad moral. Recuerdo una anécdota histórica cuando El Cid, en el juramento de Santa Gadea, levanta la voz para inquirir al Rey sobre las consecuencias de los actos que no debería haber cometido. Hoy no se puede interpelar al Rey porque, casi casi es una figura sobrehumana. Creo que en estos tiempos necesitamos una "corruptura" con algo que en estos tiempos es anacrónico, remoto y poco edificante.
P: ¿Estamos ante el final de la Institución?
R: Cuando planteas la República como posible salida a esta situación lo llaman confrontación. Y creo que lo anómalo en la situación española es que la monarquía está dañando la democracia. Toda esta opacidad que, ni el Parlamento pueda crear una comisión de investigación... El mensaje que nos están dando a la ciudadanía es que no somos libres, sino súbditos, somos siervos como en la antigüedad.
En este análisis duro y veraz de la actualidad y de compromiso social, Manuel Rivas defiende el acuerdo entre generaciones y el arte de caer y se revuelve contra el estado de precariedad permanente, la sobreexplotación de los bullshit jobs ( los trabajos basura) . "Hay un abaratamiento de lo humano, una precariedad no sólo en lo económico, afecta a toda la forma de vida de estas nuevas generaciones creando muchísima frustración. Y eso viene del capitalismo impaciente. La suma de velocidad y codicia".
Estamos en un estado de emergencia, en guerra contra la naturaleza
P: A lo que se suma el cambio climático. ¿Es el problema más grave al que nos enfrentamos?
R: Esa palabra ya se queda corta. Estamos ante un estado de emergencia. Yo utilizo la expresión estamos en guerra contra la naturaleza. Como decía Walter Benjamin "la revolución no es una locomotora imparable, la revolución sería frenar esa locomotora". Es tiempo de repensar el mundo y nuestra relación con él. Cuando escucho a la gente decir "que duerme con la conciencia muy tranquila" me deja muy preocupado ¿Quién puede dormir con la conciencia tranquila hoy en día escuchando el ruido del mundo? Las conciencias tienen que ser indóciles.
En este lucha por la utopía que Rivas describe como austera, reivindica también las verbenas de barrio, los garitos para escuchar música, los quioscos y sobre todo las librerías, a las que define como "espacios limpios de miedo", en una época en la que todo parece conspirar contra el libro. "En el metro ya solo ves a lectores clandestinos".
P: ¿Y la culpa la tiene "ese cabrón de lo efímero", que es como describes al teléfono móvil?
R: Tenemos un excesivo culto a lo que llamo el solucionismo tecnológico. El teléfono móvil ha adquirido unas dimensiones semejantes a una varita mágica donde se concentran todas nuestras ilusiones. La tecnología se ha convertido en una especie de milagrería que nos domina. Debemos dejar de ser clientes para convertirnos en ciudadanos.
La devolución del Pazo significa esperanza
P: Finalmente el Pazo de Meirás ha vuelto al pueblo gallego
R: Es la metáfora de lo que fue un tiempo, un periodo histórico autoritario pero también de vergüenza. Esta sentencia significa que realmente hay otra mirada y si antes fue un símbolo de la ocupación mafiosa del estado, hoy la devolución del Pazo significa esperanza.
P: "En este mundo traidor lo único serio es la risa". Utilizas esta frase de Arrabal y Jodorowsky en el libro. ¿Lo crees así?
R: De ser de un partido sería de ese. Pero la risa entendida como una especie de transgresión, de ironía. Me gusta ese tipo de humor que va unido al dolor y lo pone partas arriba. Ese espíritu de ironía desarma todas esas formas de injusticia y de dominación- Como decía Dario Fo creo que aún no nos hemos reído lo suficiente.
P: La pandemia ha hecho replantearnos nuestro lugar en el mundo. ¿Cuál es el tuyo?
R: El de mantener una mirada libre. Hay campesinos que multiplican el número de árboles en el mundo, frente al destructor. Si yo puedo conseguir con las palabras, con los libros, con un artículo, con un poema, que nazca una planta diferente, si consigo que el mundo tenga más colores, pues ese es mi lugar. Mi paraíso está en la "saudade" de lo que todavía no tenemos.
Lo que queda muy claro tras esta conversación con Manuel Rivas es que otro mundo es posible. Nada está perdido todavía y cuando al despedirnos le pregunto por lo que le pide al 2021 no lo duda. "Pienso en la idea de Cunqueiro, que pedía mil primaveras para Galicia. Yo quiero algo más universal, al futuro le pido mil primaveras para el mundo. Como ves soy modesto".