El exconcejal del Ayuntamiento de Barcelona en el Gobierno de Ada Colau, Joan Subirats, sustituirá al hasta ahora ministro de Universidades, Manuel Castells, que abandona su cargo, han explicado fuentes conocedoras a Europa Press. Castells comunicó hace unos días su renuncia al cargo al jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, y a la vicepresidenta Yolanda Díaz, una decisión "reposada" que adoptó por prescripción médica y en estrecha colaboración con su familia, según fuentes de esta cartera.
Castells, que lleva casi dos años en el Gobierno de Pedro Sánchez a propuesta de Unidas Podemos y era el único representante de los comuns en el Ejecutivo central, dejará su cargo en el Ministerio de Universidades por razones personales.
Las fuentes ya citadas han concretado a Europa Press que Castells comunicó que "por motivos de salud" su renuncia debía realizarse antes de final de año y los comuns han apostado por situar al número dos de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, en su lugar.
En su última entrevista, el pasado sábado en el diario Ara, admitió que estos dos años le supusieron un "gran esfuerzo" y una pérdida de "libertad", pero "me pareció -afirmó- que después de toda una vida criticando la universidad española me daban la oportunidad de cambiar algo".
Castells deja sin aprobar su iniciativa "estrella", la Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU), que solo ha pasado por el Consejo de Ministros en primera lectura el pasado 31 de agosto y, desde entonces, ha sufrido sucesivos retrasos debido a las intensas negociaciones del Ministerio con sindicatos, rectores, estudiantes y resto de comunidad universitaria.
De talante afable, nunca tiró la toalla en búsqueda de su ansiado consenso e incluso llegó a decir, en una entrevista con Efe, que una mayoría absoluta no le servía para aprobar esta ley sino que aspiraba a la unanimidad.
Esta reforma chocó con los estudiantes, que denunciaron una merma democrática en los órganos de representación de la Universidad, y también supuso una fuerte confrontación con los rectores, que incluso se negaron hace unas semanas a firmar un informe preceptivo para continuar con la tramitación de la ley hasta no tener el texto definitivo.
El reputado sociólogo, que la mayor parte de su trayectoria profesional ha trabajado en prestigiosas universidades de EEUU y es considerado a nivel mundial uno de los "gurús" de la comunicación, también tuvo desigual suerte con el segundo de sus proyectos legislativos: la Ley de Convivencia Universitaria.
En este caso sí logró el deseado consenso con la comunidad universitaria, pero al llegar al Congreso de los Diputados se encontró con los grupos nacionalistas catalanes, disconformes con su redacción.
Cedió a sus pretensiones y, de nuevo, sindicatos, estudiantes y rectores le recriminaron duramente por entender que se diluía el espíritu de la ley y su eje vertebrador: los mecanismos de mediación en caso de conflicto.
Esto último, junto a la LOSU, le costaron a Castells sus primeras protestas en la calle de los estudiantes universitarios el pasado mes de noviembre y que amenazaron con volver a repetirlas si no se atendían sus reclamaciones.
Quizás, sus problemas de salud ha sido una de las razones por las que ha sido poco amigo de prodigarse en la escena pública y siempre ha optado por trabajar en la sombra.
Esta falta de presencia le han valido muchas críticas durante estos dos últimos años, que arreciaron con la irrupción de la pandemia ya que algunos sectores le acusaron de "inacción", algo que él siempre negó.
Al frente del Ministerio, consiguió aprobar varios reales decretos, entre ellos el que recoge los nuevos requisitos de creación de universidades, que a partir de ahora no podrán ser consideradas como tal si no tienen una oferta académica mínima de 10 títulos oficiales de Grado, 6 de Máster y 2 programas oficiales de Doctorado, y deberán estar representadas en tres de las cinco grandes ramas del conocimiento.
La dimisión anunciada hoy del ministro de Universidades, Miguel Castells, supone la décima salida de ministros del Gobierno de Pedro Sánchez a lo largo de esta Legislatura, dos de ellos del socio de coalición, Unidas Podemos, y el resto del PSOE.
Miguel Castells, que era el único ministro de los 'comuns', ha sido el último en salir del Ejecutivo y será sustituido por el exconcejal del Ayuntamiento de Barcelona en el Gobierno de Ada Colau, Joan Subirats. Las razones alegadas por el hasta hoy ministro de Universidades, de 79 años, han sido "personales" y relativas a "motivos de salud".
El primero en abandonar el Gobierno de Pedro Sánchez fue el ministro de Sanidad, Salvador Illa, quien dejó el Ejecutivo el 27 de enero de 2021 para concurrir como cabeza de lista por el PSC a las elecciones catalanas del 14 de febrero, que ganó, aunque no pudo gobernar por el pacto de ERC con Junts. Le sustituyó en Sanidad la actual ministra Carolina Darias.
Dos meses después salía también del Gobierno el vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030, Pablo Iglesias, el 31 de marzo de 2021, y lo hizo con el propósito de concurrir a las elecciones a la comunidad de Madrid que se celebraron en mayo de este año por la coalición Unidas Podemos. Tras los malos resultados cosechados en estos comicios, Iglesias también dejó la secretaría general de su partido.
Este fue el primer relevo en el Ejecutivo de un ministro de Unidas Podemos. Le sustituyó como vicepresidenta tercera, en aquel momento, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que después ascendería a vicepresidenta segunda en la remodelación de julio. Ione Belarra asumió la cartera ministerial de Derechos Sociales que también dejaba vacante Iglesias.
El resto de los miembros que han abandonado el Ejecutivo de Pedro Sánchez lo hicieron en julio pasado durante la remodelación que llevó a acabo el presidente del Gobierno y que supuso una profunda revolución con los ascensos de Nadia Calviño a vicepresidenta primera y de Félix Bolaños a ministro de la Presidencia y la salida de hasta ese momento el jefe de Gabinete, Iván Redondo.
Así, el 10 de julio pasado, salieron del gabinete ministerial la vicepresidenta primera Carmen Calvo; la ministra de Asuntos Exteriores, Arantza González Laya; el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo; el ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos; la ministra de Educación, Isabel Celaá; el ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Martínez Uribes y el de Ciencia e Innovación, Pedro Duque.
La salida de Carmen Calvo supuso el ascenso a vicepresidenta primera de Nadia Calviño y por ende, el de Yolanda Díaz a la vicepresidencia segunda y el de Teresa Ribera, a vicepresidenta tercera, quedando suprimida la vicepresidencia cuarta que ocupaba la también ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico.
José Manuel Albares sustituyó a González Laya; Pilar Llop a Juan Carlos Campo, en Justicia, después de que este llevara los indultos parciales de los condenados por el 1-O al Consejo de Ministros; Pilar Alegría se hacía con el Ministerio de Educación que hasta ese momento había dirigido Isabel Celaá; Raquel Sánchez sustituyó al Ministro de Transportes; a Uribes le sustituyó Miquel Iceta en Cultura; y a éste, Isabel Rodríguez, en Política Territorial, asumiendo también la Portavocía del Gobierno que había ejercido hasta ese momento la ministra de Hacienda y la cartera de Pedro Duque, Ciencia e Innovación, la asumió Diana Morant.