Si algo tuvieron claro los investigadores de la Operación Rolando, los hombres y mujeres que desde 2014 perseguían al clan de Los Castaña dentro de la Policía Nacional, era que el clan de narcos más potente del Estrecho tenía algún topo dentro del cuerpo. Un policía corrupto. Alguien que les informaba con anticipación de las operaciones policiales y de los movimientos de sus compañeros para que la droga llegara con más facilidad a las costas españolas.
De hecho el primer indicio lo encontraron los agentes tras los primeros meses de escuchas, cuando Franciso Tejón decidió revisar los hoteles de la zona ante la sospecha de que la Policía Nacional preparaba un gran operativo en su contra. Alguien le había tenido que avisar. Así que poco a poco, las sospechas se centraron en dos hermanos, funcionarios ambos de la Policía Nacional y amigos desde la infancia del “Isco” o “El pollo”, el principal líder de la organización. “Yo estoy en contra de las drogas. Soy policía y estoy totalmente en contra de las drogas. Odio el bajunerío, odio el tráfico de drogas, aunque mi mejor amigo es el mayor traficante de La Línea. Yo no sé si tú lo conoces. Isco El Castaña”, llegaba a decir uno de ellos es las escuchas policiales. “Isco ya tenía esa información. Por eso nunca le pillan, puesto que esto ha ocurrido muchas veces, se monta una macro operación y nunca le pillan. Seguramente esté en Gibraltar y haya cogido un barco de los que tiene y a saber dónde está ahora ”, mantiene uno de los miembros del clan cuando habla con el mismo agente.
Tras meses de investigación, el equipo de Asuntos Internos sometió a los dos hermanos a seguimientos y confirmaron que el líder de Los Castaña les pagaba fiestas, barra libres en reservados con 1.000 euros cargados a su cuenta “(“Dile que la cuenta va mañana Mohamed y la paga”, se escucha en los teléfonos del capo), viajes y otras atenciones (“No veas cómo está la farlopa del colega”). Incluso organizó presuntamente una despedida con prostitutas y cocaína para celebrar junto a él la jubilación de un subinspector de la Policía Nacional, para el que montó una gran juerga en Gibraltar, donde los agentes españoles no tienen jurisdicción. “Anda que no cogí rápido yo las cincuenta librillas”, decía uno de los agentes investigados tras volver a casas “con dinero en el bolsillo”.
Las escuchas telefónicas reflejan que solo el vino de la cena costó 700 euros “A cinco euros el sorbito”, apunta el agente investigado. “Yo vi a todo el mundo, todos colocados menos yo” “¿Tu?”, contesta otro de los presentes en la fiesta. “Pero cabrón si te quedaste dormido en el suelo y el portero vino y dijo ¿Este qué hace durmiendo en el suelo? digo es mi hermano, déjalo que duerma”. “Pero vamos, que si viene el Isco, si viene Isco le digo (a la encargada) que le cobre el doble y que me de a mi una parte”, se escucha en otra de las conversaciones mientras organizan una nueva salida, esta vez en Marbella.
Los agentes de Asuntos Internos intensificaron su seguimiento sobre estos dos hermanos, investigados por presuntos delitos de cohecho, hasta descubrir que las reuniones entre el presunto narco y uno de los agentes se hacía con medidas de seguridad especiales, dentro por ejemplo de coches de terceros. Además, el principal investigado por asuntos internos llevaba tres teléfonos distintos. Así, el 26 de abril de 2016 los seguimientos tuvieron sus frutos y los agentes captaron al Policía Nacional amigo de Francisco Tejón haciendo una llamada a un compañero de trabajo. Un agente que estaba esa noche de patrulla en la unidad Z-20 de Seguridad Ciudadana. La pregunta sorprendió: si el compañero que iba con él en el coche era o no “de los nuestros”. “No”. “Necesito un favor. Te lo pago. Ya te lo pagaré ¿vale? no te acerques a la carretera del cementerio ¿Vale? Te lo pago con … especie. Olvídate de aquí”.
Desde ese momento, los agentes de Asuntos Internos trabajan con la tesis de que el agente investigado estaría participando de alguna manera en el tráfico de drogas, bien encubriendo las actividades de otras personas o bien participando él de forma directa. Esa noche no localizaron ninguna patera entrando por esa zona. Pero no quiere decir que no la hubiera. Esa misma mañana la Policía Nacional detuvo a un narco que escondía un cargamento en dos todo terrenos escondidos con lonas. El presunto cargamento estaba en la calle Arroyo de Cuatro vientos, “próximo al cementerio”, recogen los informes policiales.
“Todas estas conductas, las cuales revisten de carácter delictivo, tienen como finalidad asegurar la transacción de sustancias estupefacientes, siendo Francisco Tejón alias Isco quien en no pocas ocasiones ha costeado las fiestas nocturnas de los policías, llegando a gastarse cantidades ingentes de dinero”, apunta la investigación de Asuntos Internos.