Los agentes tuvieron que mirar dos veces las imágenes para confirmar que la persona que fumaba delante de aquella puerta era Antonio Tejón. El pequeño de Los Castaña. El lugarteniente de la banda de narcotraficantes más importante del Estrecho, que llevaba fugado desde hacía dos años e investigado en distintas operaciones desde 2013 sin éxito. Era viernes, 18 de mayo de 2018 cuando los agentes que seguían a su mujer vieron entrar en una vivienda con un casco de moto puesto. El mismo hombre que cometió el error de salir a las 00:10 a fumar un cigarro y que diez minutos después, era detenido y acusado de formar junto a su hermano el clan más importante del narcotráfico en España.
Los agentes llevaban semanas siguiendo a su mujer. Incluso tenía una baliza en el coche, un Seat León con la que ella acudía al punto de encuentro. Un año antes, Antonio había sido detenido en Marruecos y puesto en libertad después sin que se hiciera efectiva su entrega a España. Los informes de Inteligencia policial le situaban a caballo entre Gibraltar y Marruecos, pero esa noche el capo estaba en suelo español visitando a su esposa. Y cayó. Igual que volvió a caer esta semana en una nueva operación policial contra el Clan, la tercera en los últimos años.
Ahora, Nius ha tenido acceso a la investigación judicial más importante contra el mayor clan del Estrecho, unas pesquisas que dibujan mediante escuchas e informes policiales la presunta construcción de un imperio de empresas, propiedades, influencias y lujo gracias a la droga. Un entramado que arrancó en 2002 con los primeros antecedentes cuando los hermanos Castaña pasaban por poco la adolescencia y ha terminado con la presunta compra de policías, el control del tráfico en el estrecho y el supuesto alquiler de las líneas de abastecimiento a otras mafias. Según los informes policiales, en 2014 el clan de los Castaña consiguió alijar con éxito 72 planeadoras en suelo español y otras 50 solo en los primeros seis meses de 2015. Cada una es capaz de transportar hasta tres toneladas de droga. Beneficios millonarios. Fue entonces cuando los agentes del GRECO de la Policía Nacional presentaron la denuncia ante el Juzgado de Instrucción Número 2 de la Línea de la Concepción que lo cambió todo.
Los agentes de la Policía Nacional encargados de la lucha contra el narcotráfico llevaban varios años trazando la ruta de la droga que utilizaba el clan de Los Castaña. En 2013, hubo una primera investigación que se saldó con 28 detenidos, 29 lanchas decomisadas y tres toneladas de hachís aprehendidas. El primer objetivo de los investigadores era el principal suministrador de droga del Estrecho, llamado Abdellah El Haj Sadek Membri, y apodado el Messi del hachís. Sin embargo, pese a que el nombre de Los Castaña estaba encima de la mesa, los agentes no consiguieron relacionar al clan con ese operativo.
Así nació en 2015 la operación “Ronaldo”, en referencia al delantero del Real Madrid y en la que los principales investigados eran en realidad dos presuntos astros de la droga: los hermanos Francisco y Antonio Tejón. En ese momento, los informes de la Policía Nacional explican que el clan se hacía cada vez más poderoso en La Línea hasta llegar a hacerse con el monopolio del estrecho, que había conseguido varios embarcaderos seguros en la zona de El Zabal y habían conseguido un presunto alijo de armas de guerra: fusiles de asalto AK47. De hecho, los agentes de la Guardia Civil encontraron varios de ellos abandonados tras sorprender a varios miembros del clan en un alijo en 2015. En esas fechas Francisco Tejón, el líder del grupo, tenía diez guardaespaldas, utilizaba teléfonos encriptados con tecnología pgp y según los informes policiales, comenzó a copiar una práctica de Pablo Escobar: la de comprar viviendas a gente humilde de las zonas donde opera para ganar su adhesión al grupo. Los primeros informes del GRECO cifran en cincuenta personas el tamaño de su organización en ese momento.
Así, fue en octubre de 2015 cuando el fiscal del caso pidió la intervención de los primeros ocho teléfonos. Las pruebas sobre el tráfico de drogas no se hicieron esperar. El 11 de diciembre de 2015, uno de los subalternos mantiene que está comiendo con un guardia Civil de Ceuta “A ver si me lo camelo y pasamos un gallumbo bueno de chocolate”. “Maruja”, le corrige su interlocutor en referencia a una de las marcas que se comercializan en las tiendas del puerto. “Maruja, maruja. Chocolates Maruja, con alendras...”.
Fue así como los agentes identificaron al supuesto jefe del sistema de vigilancia. Al hombre que según sus pesquisas podría coordinar “los puntos” de vigilancia itinerantes que los narcos montan por toda la zona de La Línea. ¿Su nombre? D.Fernández Naranjo, alias El Piragua. La siguiente conversación se produce el 14 de enero de 2016, a las cuatro de la mañana entre dos de los vigías.
Vigilante 1: No veas picha, esto no está pagado ¿eh?
Vigilante 2: 1500 euros nos van a dar.
V1.- 3.800.
V2.- Por el río han metido otra eh. Una tres, por mi madre. Pregúntale a Carlitos.
V1: No, al final no.
V2: No… Que la han metido ¿de vacío?
V1: Que no la han metido.. Ha dicho que la tres viene para adentro ya. No van a quitar los puntos allí.
Al día siguiente, la organización trabaja de nuevo. Esta vez, hay problemas con uno de los pilotos:
Narco 1: ¿Por qué no entra la otra? ¿No tienen piloto?
Narco 2: Han ido a buscar a un chaval ¿Por qué?
N1: Dile que si quiere yo le busco a otro, al cuñao del Nico, pero si quiere que se lo busque tengo que ir yo de copi (copiloto). Si ese chaval no puede me llamas, me pones al piragua y le pregunto si quiere que venga este chaval y yo ya negocio con él.
Solo una semana después, el grupo recibe el chivatazo de que hay una investigación en su contra con posibles registros:
Narco 1: ¿tú tienes dinero en casa?
Narco 2: ¿Eh?
N1: ¿Tú tienes dinero en casa? Bastante dinero
N2: No
N1: Ah, era para que lo quitaras que mañana va a haber registros dicen”.
N2: Ah, yo ya lo se, yo no lo tengo en casa.
Para confirmar esta información, los miembros del clan rastrean incluso los hoteles de La Linea para conocer si se han hospedado allí en los últimos días agentes de la Policía Nacional o la Guardia Civil para participar en los registros. El control de la zona, según los informes policiales, es prácticamente total.
Los seguimientos aportaron la información concreta de dónde guardaba el grupo sus lanchas. Los agentes identificaron como narcoembarcaderos dos viviendas concretas de la Avenida de las Golondrinas, dos fincas con salida directa al río Guararranque. La primera es propiedad de un guardia civil jubilado pero está custodiada por un miembro del clan llamado Giovanni. En la segunda, ubicada en el número 109 de esa misma calle, los agentes identifican a un presunto narco apodado “Punto Dos”. Él es el encargado junto con otro apodado “Motri” de custodiar dos barcas. Y ambos deben permanecer en la finca durante todo el tiempo para evitar problemas. El 14 de abril de 2016, los agentes captan la siguiente conversación:
Punto Dos: ¿Qué pasa Caqui? Escúchame, yo en verdad estoy bien. A mi me traes comida y algunos porritos y estoy aquí de lujo.
Caqui: ¿Y qué te compro? ¿Qué quieres?
PD: Me gustaría algo de comida y me he quedado sin porro tío.
C: Pues te lo llevo yo ¿Qué comida quieres? McDonalds o algo?
PD: lo que sea. Un bocadillo o algo. Pídeselo al Chepa que te de dinero
Así, tras horas y horas de escuchas, los agentes desentrañan la jerga de los narcos. “La Morena” es la patrullera de vigilancia aduanera, que rastrea la zona del estrecho, ir a “jugar una partida” corresponde a practicar un desembargo, “el coche” es en realidad la lancha que tiene que entrar y “la bicicleta” es el coche robado que servirá para transportar la droga, “la bañera” el río Guadarranque, “ballena llena” cuando hay pleamar, y “cinco chicas guapas” son en realidad cinco toneladas de hachís.
La investigación del caso comenzó a crecer hasta alcanzar los más de 25 teléfonos intervenidos. Los agentes balizaron además varios coches y un barco llamado Cabut 2, tras confirmar que el clan de Los Castaña había modificado la línea de flotación del casco para que no se hundiera tanto cuando la embarcación iba cargada hasta los topes con el objetivo de que llamara menos la atención. El 5 de abril de 2016, los agentes confirman que uno de los investigados, un joven de 20 años es el autor de una agresión con arma blanca en el recinto ferial de Jeréz de la Frontera: “Yo le he dado dos o tres pinchás a uno [...] Si cojo al menda cuando salió corriendo, le perforo un pulmón”.
Poco después, los agentes detectan que Francisco Tejón y su hermano Antonio, ahora en prisión, se envían mensajes utilizando a su mujer como correo. Esos días, Antonio “El Castañita” está interesado en que su hermano se encuentre de forma extraoficial con un capitán de la Guardia Civil, así que Francisco envía a la cita a la camarera de un bar de su propiedad, llamado La Morada. No es el primer contacto que la red tiene con agentes. En ese momento el grupo II de Asuntos Internos investiga ya a dos funcionarios de la Policía Nacional por cobrar presuntamente de la mano de Los Castaña, disfrutar de fiestas con prostitutas y cocaína y compartir con ellos información confidencial sobre los movimientos policiales.
Así, la investigación dio el salto de la droga al dinero y los expertos financieros comenzaron a analizar los negocios legales del Clan de los Castaña. Sobre el papel, Francisco Tejón tenía a su nombre tres coches utilitarios, con un Audi A4 como el modelo más caro, pero los agentes le había detectado incluso con un Lamborgini Aventador, un coche de 350.000 euros nuevo. Sobre el papel, el narco era un hombre de negocios con participación en una empresa de andamios que trabajaba tanto en España como en Marruecos (Momar Estructuras Metálicas), una empresa de exportación llamada Maym Echafaudage Marococ, Puntos Limpios Sebastián del Sur SL, una clínica de estética llamada Alfabara Group, una tienda de ropa llamada Celopman, otra de nombre Arábica, el café La Morada, otro local llamado La Tertulia, un bar de striptease de nombre Paradise Show, la sala de fiestas Excalibur o Swingers Midnight, un local de intercambio de parejas ubicado también en la Avenida de las Golondrinas, esta vez en el número 3 de la calle de los narcoembarcaderos. El local era además la sede de una asociación de parejas liberales llamada Afrodita House Swinger Association, inscrita en la Junta de Andalucía para realizar eventos relacionados con el intercambio de parejas.
El día tres de octubre, tras un año de investigación intensa, los agentes decidieron tirar contra el Clan de los Castaña y detener a sus principales cabecillas. El juez encargado del caso autorizó ocho registros y la detención de 14 personas, pero en el momento de lanzar el operativo, la mayoría de los narcos estaba fuera de casa. Después, los agentes supieron que esa misma noche estaban supuestamente coordiando la entrada de dos lanchas cargadas de hachís en las playas españolas. Así, la mayoría de las detenidas fueron las mujeres de los principales investigados, utilizadas en muchos casos como titulares de los bienes. A una de ellas, los agentes la encontraron encaramada a un andamio de su casa, tratando de esconder una caja de zapatos Hugo Boss en el tejado del vecino. Dentro, había 110.000 euros en efectivo.En casa de Francisco Tejón los agentes encontraron además una especie protegida, un mono capuchino que quedó en manos del Seprona. En total, la Policía Nacional encontró 255.437 euros en efectivo en los cuatro registros y el juez ordenó el bloqueo de los bienes de nueve compañías. Sin embargo, Francisco y Antonio, los líderes del clan, se dieron a la fuga.
Comenzó así una nueva pelea por localizarles. Para algunos, la tarea fue más fácil ya que nunca cortaron la comunicación con sus familias. Fue el caso de Francisco Arroyo, alias Chepa, que el 17 de octubre hablaba así desde la casa donde estaba escondido y bajo la cobertura de otros hombres de la organización. Asegura que no puede entregarse hasta que los líderes del clan y los abogados le den permiso:
Mujer: ¿Hasta cuándo piensan de estar así?
Chepa: Yo que sé. ni puta idea. Hasta que a ellos les salga de la polla. Ellos son los que mandan. Duele más estar así que estar allí, si sabes que estás por algo vale la pena de estar allí, ¿Sí o no?
M: ¿Qué piensan estar allí hasta año nuevo?
C: Yo qué sé. Ellos sabrán. Ellos son los que mandan. Ahí no mando yo. Por mi camos, no mañana, si no hoy
M: ¿Hoy qué?
C: Hoy iría donde sea y que me dijeran lo que sea, pero no es así. Es cuando ellos quieran
M: ¿Cuándo mierdas van a querer? Me cago en todos sus muertos. Va a pasar un mes casi, casi tres semanas.
C: Eso qué es un mes… ahí se pueden tener el tiempo que les salga de los huevos. Como si quieren tenerlo un año.
M: ¿Qué dices, que vas a estar un año encerrado? ¿En serio?
C: Pues mientras el abogado no diga eso, pues tendremos que estar así.
Tras estas llamadas, los agentes localizaron las primeras pistas de lo que supuso después otro de los fortines de las organizaciones mafiosas en La Linea, el llamado “Villanarco”, una serie de construcciones con muros de cinco metros de alto y lujo estridente que fueron registradas el pasado verano ante la sospecha de que ejercían como cuarteles para los capos de la zona. Para eso, fue determinante la llamada que el mismo investigado realizó el 6 de noviembre de ese año a un servicio de comida rápida estando ya fugado:
T: R Telepizza buenas tardes, le atiende Jenny
C: Para que me pongas tres pizzas medianas
T: Vale dime teléfono
C: 628xxxxxx
T: ¿Y la dirección?
C: Camino Torre Nueva, kiosco la campana que está aquí. Hay un portón que tienes que entrar para adentro. Dile de todas formas al repartidor que me tiene que llamar para abrirle.
El lugar era tan remoto que los agentes tuvieron que pedir la orden de entrada y registro por las coordenadas, pero a los pocos días, el presunto narco ya estaba entre rejas.
Desde diciembre de 2012, los confidentes que los agentes del GRECO tenían en el Clan de los Castaña indicaban que los dos cabecillas, su hijo y otros tres miembros de la organización habían conseguido ocultarse en Marruecos. Lo que no sabían los presuntos narcos es que el coche de una de sus parejas seguía con un GPS policial dentro, y que los agentes la habían detectado en el Puerto de Algeciras tomando un Ferry con destino a Ceuta. Fue entonces cuando la Policía Nacional pidió ayuda a los agentes marroquíes para realizar un seguimiento en Tánger. Dio resultado.
Encarna: ¿te has enterado tú?
Carmen Tejón: ¿De qué?
E: ¿Con quién estás al lado?
C: Sola
E: Pues que no se entere nadie todavía. Tu hermano Antonio le han cogido. Antonio, al Darren, a la Gianna y a la Saray. Se los han llevado a todos detenidos. ¿Cómo te quedas? Les han cogido a todos en una cafetería merendando.
Sin embargo, lo que parecía un éxito se tornó en derrota. Francisco Tejón seguía fugado, y Marruecos nunca entregó a Antonio, que consiguió retrasar su extradición hasta que en 2017 quedó el libertad por una cuestión de plazos. Desde entonces, la Policía Nacional sabía que tanto él como su hermano se movían entre La Línea y Gibraltar, en suelo español. En mayo de 2018, tal y como reflejan las primeras líneas de este reportaje, Antonio Tejón fue detenido cuando visitaba a su pareja en una de sus casas seguras de La Línea. Cinco meses después, fue su hermano y líder del clan quien se entregó a la Policía, tras protagonizar, tras aparecer bailando en un videoclip del cantante Clas A rodeado de mujeres.