Un estudio presentado por el Consorcio para la Epidemiología Genómica de SARS-CoV-2 en España, SeqCOVID y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), titulado ‘Una perspectiva genómica de la pandemia, lecciones en salud pública’, ha vuelto a poner en evidencia que el confinamiento estricto que se produjo en España durante el pico de contagios de la primera ola del coronavirus tuvo un impacto significativo, eficaz y fundamental en la transmisión del SARS-CoV-2 y la desaparición de las primeras cepas.
Estudiando la secuencia del genoma del coronavirus en una muestra compuesta por 2.170 pacientes de toda España, los investigadores se han centrado en estudiar la forma en que el virus emergió en nuestro país y cómo se transmitió.
De este modo, llegaron a importantes conclusiones, situando a España como el segundo país europeo y el cuarto del mundo en número de secuencias generadas por el virus y estableciendo que, en nuestro caso, “no hubo un paciente cero”. Hubo, dice el estudio, al menos “500 introducciones del virus”, y muchas de ellas procedentes de Italia.
Así, señalan que “la primera ola estuvo dominada por hasta nueve genotipos exitosos”. En concreto, señalan, uno de ellos “representa como media el 30% de las secuencias” analizadas, llegando a representar el 60% las primeras semanas de marzo”. Esto se caracteriza, afirman, “por una serie de eventos consecutivos” que han reconstruido “relativamente bien”:
Los principales genotipos, denominados SEC7 y SEC8 fueron los dominantes y los principales responsables de la difusión de la covid-19 en España. Fueron los que más contagios provocaron en los primeros meses de la pandemia, e inicialmente están asociados a las cepas que llegaron desde China.
El confinamiento fue “altamente efectivo” para la “desaparición de muchos de estos genotipos exitosos”, y lo consideran clave en el proceso que llevó a su eliminación.