Las Navidades ya se vislumbran en el horizonte, y con la curva de los contagios relativos a la segunda ola estabilizándose en los últimos días, los expertos hoy temen que la leve tendencia descendente y la llegada de las fiestas basten para que todos nos relajemos y con ello se desate una tercera ola.
El Ministerio de Sanidad se manifiesta consciente de ello, y por eso tanto el ministro Salvador Illa como el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias han anunciado que se está trabajando en un documento con recomendaciones de actuación en esas fechas que verán la luz próximamente.
“Tenemos todas las fiestas pre-Navidad que se tienen que regular y buscar la manera de que no tengan un impacto en la trasmisión; tenemos reuniones familiares masivas; todos los estudiantes que vuelven a su casa; todas las personas que están en residencias que en Navidad vuelven a sus domicilios; la cabalgata de Reyes, que hay que valorar qué impacto puede tener y si merece la pena realizarla… Son todos estos aspectos lo que el documento va a trabajar junto con otros más. Son aspectos muy específicos de la Navidad que no son aplicables a otros puentes. No es que tengan que hacerse más medidas restrictivas generales, sino muy concretas”, ha dicho hoy Fernando Simón durante su evaluación de la situación epidemiológica de España.
Y en ese contexto, los expertos advierten: relajarnos y no mantener y aplicar medidas estrictas puede ser otra vez fatal.
Entrevistado en El Programa de Ana Rosa, Elvis García, profesor de epidemias en la Universidad de Harvard, ha sido muy claro al respecto: “No creo que España a día de hoy esté en condiciones de afrontar la Navidad como seguramente todos quisiéramos”, ha dicho, manifestando que “desde el punto de vista de la salud pública”, lo que aconseja es “que la gente celebre la Navidad en casa”.
“Si un año no se puede invitar a los familiares y amigos, pues tendrá que ser así. Debemos ser conscientes de lo que está en juego. La Navidad es una fiesta especial pero hay una todos los años. Creo que es el momento de hacer tripas corazón y que cada uno sea responsable de sus actos; dejar de buscar culpables en Gobiernos, autoridades… que no nos lleva a ningún lado, y asumir nuestra responsabilidad como ciudadanos”, ha señalado.
En la misma línea, y contestando a las claves para intentar frenar lo que podría ser una tercera ola si todos y cada uno de nosotros no ponemos de nuestra parte, García señala que “lo que el Gobierno debe hacer es tomar las competencias y centralizarlas, no dejar que cada región tenga sus propios criterios”. Considera clave “tener unos criterios unificados en el país”, y señala que “no cabe la opción de varios criterios porque la gente se pierde”.
Además, incide, ello debe ir acompañado de “una estrategia de test y de seguimiento de contactos”. Con esas tres cosas, dice, junto a “una colaboración ciudadana acorde”, “no habría epidemia en España”.
“Tengámoslo claro”, recalca, asegurando: “Esto no me lo invento. Esto lo digo porque son las recetas que han funcionado en otros países”.
Enfatiza el experto en la entrevista para El Programa de Ana Rosa en la importancia de los test “del tipo que sea”. “Es lo mínimo que se debería de estar haciendo desde el día 1 de la epidemia. Test a escala masiva, en escuelas, en oficinas… Es uno de los básicos para combatir la epidemia”, dice, asegurando que “el tipo de test es casi irrelevante”.
“Lo que no me cabe en la cabeza es que a estas alturas de la película estemos siquiera debatiendo si hacer test es una buena idea. Los países que han controlado la epidemia, lo han hecho, entre otras cosas, a base de test. No me preguntes por qué nosotros seguimos mareando la perdiz”, ha denunciado.
Por último, García, en lo relativo a la acelerada carrera de las vacunas, tras aseverar que “llevan décadas cambiándonos la vida y esta será un ejemplo más”, afirma que todavía “hay demasiada incertidumbre” y ante ello “no debemos quedarnos de brazos cruzados”. Por eso, llama a “ponernos en situación” y “estar preparados en el caso de que no llegue”.
Insiste en la importancia de ser previsores, así como en no relajarse, y apostilla: “Yo defiendo la obligatoriedad de la vacunación en una situación de crisis como esta, una vez haya sido aprobada por las agencias reguladoras, y por tanto sea segura. El problema es que la obligatoriedad no se puede dar si no hay oferta”.
García es uno entre los tantos expertos que se unen en una misma voz alertando de los efectos que puede tener la Navidad, una fecha proclive a las aglomeraciones, las reuniones sociales y los desplazamientos masivos si no se pone coto a esa posibilidad. Desde Italia, –país que está sufriendo nuevamente la crudeza del coronavirus en la segunda ola, marcando récords que ponen ya el total de contagios en más de 1,3 millones y el total de muertes en más de 47.800–, el director del departamento de medicina molecular de la Universidad de Padua, Andrea Crisanti, ya advirtió el pasado mes de octubre que podía ser “necesario” un “confinamiento en Italia durante las fiestas de Navidad”. Necesario, señalaba, “para bloquear la difusión del coronavirus y aumentar la eficiencia del rastreo de contagios en el territorio”.
Y en la misma línea se pronuncia el doctor Rafael Bengoa, experto en salud pública y exasesor de la OMS, quien igualmente ha advertido de los peligros de caer en la “complacencia” y la relajación. En declaraciones recientes, ha manifestado, de hecho, que un confinamiento domiciliario “de forma estricta”, aunque algo más suave que el de marzo y abril, permitiría “impedir 400 muertes al día” por coronavirus, considerando esta opción preferible a la de “convivir con el virus”.
"Convivir con el virus", que es la "tendencia política" de España, dice, supondría seguir durante "otros cinco o seis meses" con las medidas actuales de restricción parcial "y aceptar una mortalidad muy alta".