Llevamos casi un año usándolas de forma obligatoria para protegernos del coronavirus. Millones de mascarillas utilizadas en el mundo con las que hemos aprendido a vivir y que hemos convertido en un complemento diario. Pero también llevamos un año hablando de los problemas que ha traído el desecharlas en cualquier lugar. Un problema para los que los alumnos del Colegio Eduardo Pondal de Cangas do Morrazo (Pontevedra) han encontrado una solución. Se preguntaron cómo podían convertir las mascarillas en algo útil después de su uso. Y dieron con las claves para poder... guardar los apuntes. La idea que les ha hecho ganar un premio y ya la comparten en tutoriales. Es tan fácil como esterilizar las mascarillas, colocarlas entre papel pinocho y plancharlas. Y tenemos cartón plastificado.
Ya hay empresas que reconvierte las mascarillas en combustible o un coreano que las convierte en taburetes. Los jóvenes de colegio se inspiraron en él para hacer maceteros. Eso sí, para los escrupulosos, las mascarillas han pasado un período de cuarentena y se esterilizan hirviéndolas en agua. Con 60 mascarillas se puede conseguir crear una carpeta.
Además de dar un nuevo uso a las mascarillas quirúrgicas, los alumnos que han participado en este taller, todos de tercero de la ESO, también pensaron qué hacer con las FFP2. Ahí pensaron en crear algo bonito con palés.. Elaboraron dos jardines verticales que ya lucen con flores de temporada en el patio del colegio. Ahora lo siguiente será instalar un sistema por goteo para mantenerlas y ahorrar agua
El proyecto de reciclaje de mascarillas ideado por estos alumnos, titulado “nuevos residuos, nuevas soluciones”, ha conseguido un premio en Galiciencia.