Las fábricas están a tope últimamente creando mascarillas ante la amenaza de una nueva oleada de brotes en España, lo cual podrá agravar el problema ambiental que esto supone. Hace poco escuchábamos decir a Teresa Ribera que una quirúrgica desechable tardaba en degradarse de 300 a 400 años, a menos que optemos por las ecológicas en auge. Entre las ideas que están teniendo éxito, encontramos aquellas hechas a partir de plástico reciclado del fondo marino y de fibras de plantas.
La empresa filipina Salay Handmade Products es una de las que están apostando por el mercado de mascarillas menos contaminantes. Ha apostado por la agencia Dragon Vision Trading, que desde 2016 comercializa productos a base de fibras de abacá (parecido al árbol de plátano), rafia, sisal y coco. En este caso utilizarán el abacá, tan fuerte como el poliéster, pero biodegradable. Se descompone en unos dos meses.
Si bien hasta ahora ha sido más usada en bolsitas de té y billetes de banco en Filipinas, este material se está asentando como la base de las nuevas mascarillas y se prevé que sea cada vez más demandado allí por el sector médico.
Su auge nace sobre todo del estudio preliminar del Departamento de Ciencia y Tecnología de Filipinas que probó su resistencia al agua, mucho mayor que la de una N95, y similar a la de una quirúrgica. Esto ha servido para construir confianza en torno a las mascarillas de abacá.
Otras que se están vendiendo como churros son las de la Asociación Profesional de Instructores de Buceo (PADI), que fabrica mascarillas a partir de plástico reciclado del fondo marino en asociación con la empresa irlandesa Rashr, una empresa que vende ropa deportiva ecológica.
Cuestan 20 dólares y sus diseños son variados y bonitos. Según contó Lisa Nicklin, vicepresidenta de PADI Worldwide, a la CNN, las mascarillas han ayudado ya a la reutilización de más de 500 kg de residuos oceánicos que los buceadores recogen el fondo del mar.
La versión española es la empresa ‘lamasQ’, que las fabrica con algodón orgánico al cien por cien. Sus mascarillas son de doble capa y estampadas, y además han pensado en todo porque cuentan también con unas más pequeñas para los niños. Las puedes comprar en su web.
Son alternativas que buscan minimizar la que se nos viene encima. A la tragedia de las muertes le seguirá una crisis monumental post-pandemia, como ha dicho la propia ONU. Se estima que las ventas de mascarillas desechables aumenten más de 200 veces en todo el mundo, a lo que hay que sumar los 65 mil millones de guantes de plástico que, calcula una investigación, se están usando cada mes en el mundo.