En estos tiempos de pandemia, a la ya de por sí preocupante contaminación se une una nueva ‘basuraleza’: las mascarillas de usar y tirar. Por ello, a Marianne de Groot-Pons se le ocurrió inventar una que fuera biodegradable y pudiera brotar flores después de usarse con el objetivo de ayudar a las decadentes abejas.
Su proyecto se llama 'Haz florecer el mundo' y pretende conseguir justamente eso: que haya más plantas y menos basura. Por ello empezó su búsqueda del material perfecto para la fabricación de mascarillas, uno cuyo principio y fin no fuera proteger contra el covid para acabar en una papelera o en el suelo.
El resultado fue su 'Marie Bee Bloom', una mascarilla fabricada a base de papel de arroz biodegradable. Los cordones para agarrarla a las orejas están fabricados de lana pura de oveja y fijados a la tela con cartones de huevos reciclados, que se pegan con una mezcla de fécula de patata y agua. Esto hace que el producto final sea totalmente ecológico y, a diferencia del polipropileno o el poliéster de las mascarillas habituales, biodegradable.
Por si fuera poco, en su interior contiene "semillas de mezcla de pradera holandesa, como aciano, gypsophila y eneldo", ha contado en 'Cultura Inquieta', por tanto el producto no solo puede desaparecer por sí solo de la naturaleza sino que además puede brotar flores.
Una ayuda para las abejas y otros insectos, y una manera de reducir la contaminación por el uso de mascarillas que ha ido in crescendo desde marzo de 2020. Un artículo de las Naciones Unidas recordaba hace poco que, si la población mundial usara la misma cantidad de mascarillas y guantes que se usaron en Italia en la primavera de 2020, se estarían consumiendo unos 129.000 millones de mascarillas y 65.000 millones de guantes mensualmente en todo el mundo, de los cuales una enorme cantidad acabaría en el medioambiente.
Las mascarillas biodegradables pueden comprarse en la web de 'Marie Bee Bloom'.