El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez viajaba este jueves a Rabat para reunirse con el rey de Marruecos, Mohamed VI, tras 483 días de crisis diplomática. Al atardecer, Pedro Sánchez fue invitado al 'iftar', una cena en la que se rompe el ayuno del Ramadán. Detrás de la mesa en la que se celebró la velada se colocaron las banderas de los dos países, pero la de España estaba boca abajo.
Se desconoce si este gesto fue accidental o deliberado, pero es antiprotocolario. Colocarla boca abajo implica, según los expertos, desastre o petición de amparo, así como una declaración de rendición ante el enemigo, solicitud de auxilio o protesta, según detallas expertos al diario ABC. Pese a ello, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha mostrado "muy satisfecho" con los resultados de su viaje a Marruecos y su encuentro con Mohamed VI en el que se selló el inicio de una nueva etapa en la relación.
"Me voy muy satisfecho", ha asegurado en una conversación informal en el avión con los periodistas que le han acompañado en este viaje, poniendo en valor el contenido de la declaración conjunta de los dos países dada a conocer al término de su encuentro y posterior cena con el monarca, que ha tildado de "hito".
En ella, se recoge el acuerdo para el restablecimiento "inmediato y gradual" de las conexiones marítimas y de pasajeros hasta la apertura de todas las frecuencias así como iniciar los preparativos para la operación 'Paso del Estrecho', además de la reapertura "de forma ordenada" de las fronteras tanto marítimas como terrestres lo que incluye a Ceuta y Melilla aunque no aparecen mencionadas en ningún momento.
Otro de los puntos destacados es la decisión de reactivar "el grupo de trabajo sobre delimitación de espacios marítimos" y que tiene que ver con las aguas territoriales en disputa entre España y Marruecos, que afectan a Canarias, con el objetivo de lograr avances concretos en el marco de la Convención de Naciones Unidas del Derecho del Mar.
El presidente ha dicho que ya adelantó las grandes líneas de lo que en última instancia fue la declaración en el encuentro que mantuvo por la mañana con el nuevo líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, pero no todo el contenido, cuyos flecos finales se cerraron en Rabat.
En cuanto a la cena con el monarca, el tradicional 'iftar' con el que se rompe el ayuno en Ramadán, ha explicado que hablaron de varios temas, entre ellos Ucrania, pero no de la cuestión del Sáhara y las posiciones que tienen al respecto los distintos partidos políticos en España.
En ella participaron por parte española el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, y el embajador de España en Rabat, Ricardo Díez-Hochleitner, mientras que a Mohamed VI le acomparon su hijo y heredero, el príncipe Mulay Hasán, así como su hermano, su consejero Fuad Ali El Himma, y el ministro de Asuntos Exteriores, Naser Burita.
Marruecos ha querido dar una importancia especial a la visita de Sánchez, realizada por expreso deseo del monarca tras su carta del 14 de marzo en la que respaldó el plan de autonomía marroquí para el Sáhara y la conversación telefónica que ambos mantuvieron el 31 de marzo.
Así, además del encuentro bilateral que se prolongó por unos 40 minutos, el monarca invitó al presidente a acompañarle en la cena del 'iftar', un gesto importante ya que normalmente es algo que se suele hacer en familia y que se ha resaltado mucho desde Moncloa. Además, Sánchez ha pernoctado en el Palacio de Huéspedes, junto al Palacio Real, algo que han hecho pocos jefes de Gobierno.
Pese a todo, la visita deja una anécdota ya que durante la cena la bandera española situada junto a la mesa tenía el escudo del revés algo que desde Moncloa atribuyen a un descuido y en ningún caso a un gesto intencionado por parte de las autoridades marroquíes, visto el trato que han reservado a Sánchez en esta visita.