El presidente del Senado, Ander Gil, permanece aislado tras haber dado positivo en covid-19 poco después de celebrar la jornada de puertas abiertas de la Cámara Alta.
El miércoles, Gil abría la Puerta del Rey para recibir, personalmente, a los primeros visitantes. En total, cerca de 400 personas se acercaron al Senado, que recuperaba esta actividad de manera presencial tras un año de parón por la pandemia.
Él fue el primero en saludarles, consciente de las precauciones. “Eso es, tenemos cuidado, distancia…”, se le escuchaba decir en el lugar, pero la hospitalidad invitaba al contacto: saludando con el puño, en el brazo, con la mano…
Todos entraron, eso sí, con mascarilla. Ningún visitante necesitará cuarentena. Cuando Gil se la quitó ante el micrófono lo hizo con distancia, y la covid estuvo siempre en su discurso: “Hay que seguir avanzando en la lucha contra el virus”, señalaba.
Esa misma noche sintió los primeros síntomas.
Hoy en el Congreso lo han tenido en cuenta, donde los saludos a la entrada han sido con la mano en el pecho.
Los ciudadanos han vuelto dos años después al Hemiciclo, han charlado con los diputados, se han fotografiado con ellos y han buscado, como es tradición, los impactos de bala del 23-F.
En esta visita hay algunas diferencias: no hay colas. Los 4.000 visitantes han pedido cita previa y acceden en grupos reducidos, y por supuesto todos llevan una mascarilla que no se quitan ni para la foto. Por eso, el Congreso ha tomado otra decisión: “Eliminar el caldito o el chocolate caliente que ofrecíamos a la entrada”, como ha explicado Meritxell Batet, presidenta del Congreso.