Está a punto de cumplirse un año del día en que la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin anunciaron su separación. Lo hicieron recurriendo a eufemismos, con un comunicado remitido a la agencia EFE en el que hacían pública su decisión de "interrumpir su relación matrimonial de común acuerdo". Ahora, doce meses después de aquello, parece que los exduques de Palma ya estarían fraguando el texto en el que oficializarán su divorcio (con las muchas consecuencias que esto implica).
Así lo cuenta en exclusiva Vanitatis, que asegura que el anuncio se producirá "de forma inminente" tras estar en contacto con "fuentes de toda solvencia". Su intención, según especifican en el digital, es zanjarlo "antes de final de año". "Puede haber algún cambio de última hora, pero lo que tienen previsto es anunciarlo por vía de comunicado", apuntan.
Barcelona, ciudad en la que formaron su familia hace ya 26 años, sería el lugar en el que se estaría gestando este acuerdo, cuyas implicaciones son mucho mayores que las de cualquier matrimonio que no cuenta con vínculos con la familia real. De él se estaría encargando "un abogado de confianza de la pareja".
Una vez se firme el divorcio, con un margen aproximado de 15 días, Iñaki Urdangarin perderá la seguridad del Estado que gestiona el Ministerio de Interior. A lo largo de este año, a pesar de llevar vidas separadas con la infanta y de tener una relación pública con Ainhoa Armentia, el yerno del rey emérito estuvo escoltado por agentes del Cuerpo Nacional de Policía adscritos a la Casa Real. Dejar de contar con este privilegio le dará libertad y le quitará seguridad.
En cuanto a lo personal, las custodias no serán problema, ya que Juan, Pablo, Miguel e Irene, sus cuatro hijos, ya son mayores de edad. La manutención, según Vanitatis, correrá a cargo de Cristina de Borbón mientras sean dependientes económicamente y la financiará con la ayuda de Juan Carlos I, que lleva años costeando los estudios de todos sus nietos.
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