La traducción y transcripción de las lenguas cooficiales en el Congreso cuestan una media de 4.500 euros cada sesión de pleno. A esta cantidad habría que sumar los 53.000 euros invertidos en habilitar con auriculares, micrófonos y otros dispositivos técnicos de inversión inicial para implementar el compromiso del Gobierno con ERC y Junts.
El uso de lenguas cooficiales en el Congreso fue una de las exigencias de los independentistas de ERC y Junts para apoyar a Francina Armengol como presidenta y dar al PSOE y Sumar la mayoría en la Mesa de la Cámara.
En su primer discurso tras ser elegida presidenta, Armengol ya adelantó que desde ese mismo momento se podrían utilizar las lenguas cooficiales en el Congreso; unas semanas después se aprobó una reforma del Reglamento para que quedara plasmado con detalle en las normas de la Cámara.
Para implementar esta medida, el Congreso invirtió 53.000 euros en medios técnicos, como la compra de auriculares para sus señorías y el pago de un alquiler de petacas y antenas de radiofrecuencia, que supuso el grueso de esa inversión inicial.
Y quedó pendiente el cálculo del coste de la traducción, ya que dependía del número de traductores empleados y las horas de trabajo. Según datos recabados por Europa Press en el Portal de Transparencia del Congreso, en las dos primeras semanas de Pleno se han pagado entre 3.600 y 5.000 euros en traductores por día.
En los dos días del primer pleno ordinario de la legislatura, el dedicado a aprobar la reforma reglamentaria para regular el uso de lenguas cooficiales, el Congreso abonó 3.630 euros al día, un precio que se elevó en la siguiente sesión plenaria, la investidura de Alberto Núñez Feijóo, en la que se pagaron 5.082 euros en cada una de las dos primeras jornadas y 3.630 el día de la segunda votación.
En total se pagaron 21.054 euros en traductores de catalán, gallego y euskera en esos cinco días de Pleno, lo que supone una media de algo más de 4.200 euros.
Además de los traductores hay que sumar el coste del servicio de transcripción de las intervenciones realizadas en lenguas cooficiales, una labor que la Cámara tiene descentralizada. En esas cinco jornadas se ha pagado un total de 1.499,19 euros, un importe que ha variado en función de los días y de si hubo más o menos intervenciones en catalán, euskera o gallego.
El día que más se pagó fue el primer Pleno, cuando se presentó la reforma del Reglamento del Congreso y hasta el PSOE habló en gallego, que supuso un coste de 548,61 euros, y el día que menos fue en la breve sesión plenaria de la segunda votación de la investidura de Feijóo, que costó 85,91 euros.
La media diaria en transcripciones se ha situado por tanto en los 300 euros, que se suman a la factura media de 4.200 euros al día en traductores.
En los Plenos del Congreso se han seguido utilizado las lenguas coficiales y hay grupos parlamentarios como Junts y casi todo el grupo de Esquerra que solo hablan en catalán, mientras que el PNV y Bildu prefieren intervenciones bilingües.
Lo que falta por ver es cómo se articulará el servicio de traducción simultánea y de transcripción en las comisiones parlamentarias, que se constituyeron el pasado lunes y que aún no han empezado a funcionar.
La primera experiencia fue la de la nueva presidenta de la Comisión de Seguridad Vial, Marta Madrenas, que tomo posesión y pronunció sus primeras palabras en catalán, pero allí no había ningún traductor presente.
También se está quedando fuera de la traducción el diputado de la Chunta Aragonesista y miembro de Sumar, Jorge Pueyo, que utiliza la lengua aragonesa en sus intervenciones pero no consigue que el Diario de Sesiones recoja sus palabras ya que no es un idioma reconocido oficialmente en su comunidad autónoma: "(Continúa su intervención en lengua aragonesa). Muchas gracias. (Aplausos)", quedó publicado.