La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha inaugurado hoy el Belén de la Real Casa de Correos (Puerta del Sol), que cuenta con recorrido inmersivo y 400 figuras homenajeando al primer Nacimiento que San Francisco de Asís creó en la gruta de Greccio (Italia) en 1223 y del que se cumplen 800 años. En su presentación, la regidora madrileña ha felicitado la Navidad a los ciudadanos en un mensaje lleno de referencias al cristianismo y en el que ha instado a “no perder nunca la fe y la esperanza en el milagro de la vida”.
En un discurso que se ha prolongado más allá de los seis minutos, la presidenta autonómica ha comenzado ensalzando el Belén instalado en la sede de la Presidencia de la Comunidad.
“Un año más nos encontramos ante uno de los nacimientos más bonitos del mundo, montado con más cariño y con más arte. De nuevo, vendrán a ver su Belén todos los madrileños y todos los que nos visitan por Navidad”, ha dicho, antes de recordar que “no todas las escenas tradicionales del nacimiento son bonitas y pacíficas”.
“Hay una terrible: la matanza de los santos inocentes dirigida por Herodes. Esos inocentes son los niños más pequeños, degollados junto con sus madres, que intentaban protegerlos en la calle o en sus casas”, ha dicho, para a continuación señalar que por desgracia, las guerras siguen entre nosotros, nos apagan y entristecen como hombres, y hoy, como entonces, nos preguntamos el porqué del mal”.
Ha sido entonces cuando, reivindicando las “raíces católicas” y lo que ha llegado a señalar como el mensaje “revolucionario” de Jesús, Ayuso ha continuado para añadir: “La respuesta la tenemos en el niño Dios, cuyo nacimiento recordamos aquí y en tantos lugares cada año por Navidad. Jesús trae un mensaje de esperanza y de confianza. Incluso en medio de los actos más atroces, su mensaje fue revolucionario, un antes y un después en la historia de la humanidad: amaos los unos a los otros”.
“Nuestras raíces católicas, universales, nos recuerdan que los hombres nacemos, ante todo, libres. Esa es la clave de la civilización cristiana: el hombre es libre hasta para decirle a Dios que no. Incluso para el mal más absoluto que supone el terrorismo. Pero ahí se encuentra también nuestra esperanza: si somos libres para hacer lo peor, también lo somos para hacer lo mejor; para hacer el bien, e incluso ser héroes”, ha pronunciado.
Vestida con su jersey navideño, con los colores rojo y blanco como los de la bandera de la Comunidad de Madrid y, de hecho, de la tienda de Metro de Madrid, la regidora ha proseguido haciendo un llamamiento: “Es precisamente en los momentos más difíciles cuando se nos pone a prueba y tenemos que ser fuertes, mirar dentro de nosotros mismos y encontrar ese sentimiento que no se explica con palabras, pero que mueve el mundo. Es el amor y la esperanza que extraen lo mejor de nosotros para seguir viviendo con nuestra mejor versión. Cuanto más odio, más amor. Cuanta más ira, respondemos con grandeza”, ha señalado, antes de insistir en su mensaje en la misma línea.
“Es evidente que no estamos pasando momentos fáciles. Nunca lo fueron, pero ahora nuestra vida en común se ha complicado mucho, y por eso es cuando pido ser esa mejor versión de nosotros mismos y no perder nunca la fe y la esperanza en el milagro de la vida, que empieza cada mañana”.
“Hemos de saber que somos únicos e insustituibles y que, como vienen las dificultades, vienen las alegrías, y que al final, todo saldrá bien”, ha añadido, recordando que “no estamos solos”.
“El humanismo cristiano, que fundamenta nuestra democracia liberal, sostiene que todos somos responsables los unos de los otros y, por eso, nos protegemos, nos cuidamos y no dejamos a nadie atrás. Responsabilidad es libertad”, ha llegado a manifestar.
“El niño Dios que nace en Belén nos hizo la promesa de libertad que trae la cultura cristiana, la más profunda de la historia. Esperanza y confianza, respeto por la vida, compromiso de cuidarnos unos a otros. Eso simboliza ese nacimiento”, ha asegurado, señalando que, “por eso”, es “momento para recordar y agradecer a los que nos cuidan y protegen patrullando las calles, o de guardia en los hospitales, o a tantas madres, padres, abuelos, profesores, cuidadores, vecinos y amigos”.
También, ha apostillado, “de dar las gracias por vivir en un Estado de derecho que nace de esta forma de ver la vida, hija de Grecia, de Roma y de la cultura judeocristiana; una perspectiva cristiana que nos hace ser consciente de que nada de lo que le ocurra a otros hombres es ajeno y nos deja la promesa de la resurrección, de que la muerte no es el final”.
“Da igual que se tenga fe o no, porque tenemos la libertad de creer lo que heredamos. Basta ser herederos de esta cultura y saber dejarla en herencia a los que vienen luego. Por eso, en cada nacimiento recordamos el comienzo de Occidente, que estará siempre al servicio de la vida, de la libertad y la dignidad humana en el mundo, o dejará de ser Occidente; que se basará en la libertad y el respeto a la ley; que cree que cada vida es un tesoro y ha de cultivar el amor por el prójimo, que es el próximo”, ha apuntado.
Trasladando ese mensaje y continuando con el discurso, Isabel Díaz Ayuso ha subrayado que “a pesar de todo lo malo que ocurre, de que falten niños en el mundo, y de los peligros que nos acechan, es mucho más lo bueno que nos rodea y la vida es cada día un regalo”.
“Lo recordamos especialmente en Navidad, en familia, con amigos, en las calles de cada pueblo y ciudad porque estos días son días también de reencuentro, especialmente entre generaciones, entre niños y abuelos. Momentos para volver a los sitios donde fuimos felices, para recuperar lo mejor de nosotros mismos, volver al origen, a la niñez, a recordar todos aquellos buenos consejos y gestos de cariños de los que se nos fueron y que nos entregaron todo con tanto amor”.
“Recuerdos inmateriales, limpios, auténticos, que no pueden empañarse por el materialismo, que en ocasiones nos nubla y nos impide disfrutar con plenitud de la Navidad. No perdamos su magia, volvamos a ser niños. Tampoco perdamos la alegría y ni la confianza los unos en los otros. Eso quisieran los enemigos de todo lo que este nacimiento y la Navidad representan”, ha dicho.
Rematando sus palabras, y volviendo a acordarse de lo que define como “los madrileños y los españoles de bien”, ha apuntado: “Compartimos estos valores esenciales, aunque luego cada uno tenga sus ideas. La entrega, la caridad, el perdón, la tolerancia, servir y amar, la verdad, el cariño por las cosas bien hechas en un momento en el que la zozobra pretende impregnarlo todo, el respeto por lo que nos rodea, sea conocido o ajeno, dejar en herencia un mundo mejor a los que están por venir”.
En ese punto, ha señalado: “Tampoco nos olvidamos de quienes están solos, de quienes sufren la enfermedad, de todos los cristianos perseguidos en el mundo, como queremos recordar especialmente a quienes tuvieron que dejar a sus seres queridos y su tierra atrás para ser un madrileño más entre nosotros. Jesús no nació contra nadie. Nació y nace para todos, hace unos 2.000 años, bajo el signo de una estrella para traer a todos la luz del amor y de la verdad”.
“El amor, que nos hace dignos, la verdad, que nos hace libres. Feliz Navidad”, ha finalizado.
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