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El pasado viernes, la reina Letizia se desplazaba a San Millán de la Cogolla, en La Rioja, para presidir un Seminario Internacional de Lengua y Periodismo que versaba en torno al cambio climático, el lenguaje y la comunicación. Un acto en el que participaban periodistas, divulgadores, lingüistas y especialistas en medioambiente en el que su majestad quiso poner sobre la mesa (redonda) un concepto que en estos momentos tiene dividida a la comunidad científica y a la económica: el del decrecimiento.
Esta teoría pretende alertar que el desarrollo ilimitado y la sostenibilidad son incompatibles. Un "oxímoron imposible", como lo planteó la reina. Y doña Letizia, sin afirmar si estaba de acuerdo o no con este planteamiento, sí que preguntó ante los allí presentes si en estas jornadas se había abordado esta cuestión que, en palabras del divulgador Fernando Valladares, asume que "los recursos que tenemos son limitados y que el crecimiento de por sí y sin control tiene un fin y hay que anticiparse a ello para intentar controlarlo".
Como ella misma comentó en este encuentro que tuvo lugar en el Monasterio de Yuso, lo que propone el decrecimiento es, "en definitiva, consumir menos". "Gastar menos energía, reducir drásticamente su consumo", lo resumió después de enumerar una serie de tecnicismos y de mencionar a defensores de este nuevo modelo de consumo como al investigador del CSIC Antonio Turiel.
De implantarse este sistema, el decrecimiento tendría consecuencias directas en sectores como el de la energía (que produce el 60% de las emisiones de CO2), el de los transportes, el de la construcción o el de la producción. Cambiaría radicalmente nuestra forma de consumir como sociedad. Y que doña Letizia haya decidido abrir un debate sobre esto no ha sido bien visto por todos.
El actual ministro de Transformación Digital, José Luís Escrivá, respondió a esta duda de la reina en este mismo acto manifestando su "rotundo" rechazo por esta teoría, de la que resaltó "una debilidad de fundamentos extrema" y que le hizo proponer que se bajase "el nivel de preocupación", prefiriendo mostrarse "prudente" ante mensajes "pesimistas" respecto al futuro económico mundial.
En redes también encontramos disparidad. Mientras el ya mencionado Antonio Turiel celebraba en un artículo para Ctxt "que el decrecimiento gane espacio gracias a las palabras de la reina Letizia, a la que le deseamos que sepa seguir por este camino de preguntarse qué nos pasará como país si seguimos la senda suicida del crecimiento", otros lo han criticado.
"La reina Letizia habla de 'bioeconomistas', comparte la teoría del decrecimiento del globalismo y justifica las acciones terroristas de Greenpeace. Luego se extrañan si les llamamos masones", apuntaba el periodista Unai Cano en X (antes Twitter). "A la izquierda, Letizia pidiendo que seamos más pobres. A la derecha, Letizia hace unos días cargada de joyas y vestidos de lujo riéndose de los españoles", señalaba el tuitero @Baldasare_, que recordó el último viaje de Estado de la consorte a Dinamarca.
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