Carles Puigdemont habla de un “acuerdo inédito” entre Junts y PSOE, pero advierte: "No nos fiamos de las palabras, no nos fiamos de las promesas"
El expresidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, ha comparecido desde Bruselas para valorar el acuerdo alcanzado entre Junts y PSOE
Las medidas que incluye el pacto entre PSOE y Junts: amnistía, casos de lawfare y referéndum
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El expresidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, ha comparecido desde Bruselas para valorar el acuerdo anunciado entre su formación, Junts, y el PSOE, tras una larga negociación que habilitará la investidura de Pedro Sánchez con los votos a favor de su partido. A cambio, en el pacto alcanzado no solo se incluye la ley de amnistía y lo que llaman casos de ‘lawfare’, sino que tampoco se olvidan del referéndum de autodeterminación.
La primera pista sobre la reacción del expresidente del Govern tras conocerse el cierre del acuerdo, no obstante, la manifestaba a través de ‘X’, la red social antes conocida como Twitter, donde dejaba un críptico mensaje rescatando un poema de Salvador Espriu recomendado por un amigo: “Dejar de ser aquel perro cobarde que lamía la áspera mano que le ha sojuzgado tanto tiempo, y convertirse en único señor”, citaba.
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A ello, además, añadía: “Esto es lo que nos mueve desde que hoy hace 9 años empezamos a andar de nuevo”, recordando que además justo hoy, día en que se ha anunciado el acuerdo entre Junts y PSOE, se conmemora la consulta independentista del 9 de noviembre de 2014, por la cual fueron juzgados y condenados, entre otros, su predecesor Artur Mas.
Ahora, desde Bruselas, Puigdemont se ha referido explícitamente al acuerdo, presentado, según cita literalmente el documento que recoge los puntos clave, para "abrir una nueva etapa y contribuir a resolver el conflicto histórico sobre el futuro político de Cataluña".
Refiriéndose a ello, ha anunciado una "etapa inédita que se deberá saber explorar y explotar", pero ha supeditado la estabilidad de la legislatura a la negociación y el trabajo continuo para el cumplimiento de los acuerdos, recalcando que existen múltiples factores para la desconfianza.
"A diferencia del Gobierno anterior, aquí la estabilidad se la tendrá que ganar día a día. Sin avances, sin cumplimientos, la legislatura no puede avanzar", ha dicho, aseverando además: "No nos fiamos de las palabras, no nos fiamos de las promesas".
El discurso íntegro de Carles Puigdemont
“Como saben, hoy el Partido Socialista y Junts han suscrito un acuerdo marco donde se aceptan las condiciones para iniciar una negociación política en los términos que hemos estado reclamando y con un objetivo compartido: que contribuya a la resolución del conflicto histórico entre Cataluña y España.
Hace dos meses expuse cuáles debían ser estas condiciones si el candidato socialista y presidente en funciones, Pedro Sánchez, quería obtener los votos de Junts para validar su mandato. Y en aquellos momentos, en esos dos meses, se ha estado trabajando, no sin problemas, pero también si descanso, para fijar en un documento el marco en el cual decidimos relacionarnos a partir de ahora.
Me alegra pensar que aquellas condiciones que expuse en la conferencia han aspirado a otras que hoy compartimos y que hace pocas semanas se consideraban innecesarias.
Hace años que se está sosteniendo. En el Gobierno de Cataluña decíamos que había una falta de principio de realidad, de alguna forma negativa de hacer política. También se podría decir que se han perdido cuatro años fundamentales, pero era muy importante asumir de entrada que se aborde la resolución del conflicto en términos diferentes de los de la última legislatura.
Y enfatizo esta afirmación que consta en el primer párrafo de lo que hemos consignado hoy, para que quede claro que, entre lo que se ha hecho y lo que se ha dicho en estos últimos cuatro años, Junts no hace falta.
No hay que crear expectativa, y menos con la desconfianza que tenemos y la experiencia histórica
Decimos que asumimos un camino incierto y lleno de dificultades. Lo sabemos y no nos engañamos. Ahora mismo no tenemos nada más que celebrar que poner en marcha un proceso de negociación como el que hemos reclamado al sistema político español, –yo personalmente desde hace más de seis años–, asumiendo que en sí mismo esa no es la resolución de nada. Hoy por lo tanto no hay que crear expectativa, y menos con la desconfianza que tenemos y la experiencia histórica de los compromisos del pasado.
Pero sí toca hoy explicar con convicción el potencial y el recorrido del marco que hemos concretado, porque de hecho entramos en una etapa inédita, una etapa que habrá que explorar y explotar; una etapa donde el recorrido y la ambición de la misma dependerá en gran parte de nosotros, de la capacidad que tengamos de hacer lo que hemos acordado, y donde no hemos fijado ningún otro límite que el de la voluntad del pueblo de Cataluña, una voluntad expresada a través de la institución que legítimamente lo representa, que es el Parlamento. Nada más que el Parlamento puede representar al pueblo de Cataluña.
Cuando el Parlamento habla , declara y aprueba, es el pueblo de Cataluña el que habla, declara y aprueba. No es el partido ganador de unas elecciones, y todavía menos si son elecciones de otro Parlamento como el español o como puede ser el europeo.
Ahora hay que decir qué quiere y a qué aspira el pueblo de Cataluña. Esto lo hace el Parlament, y aquí sí, es explícito en el acuerdo: los únicos límites los pone el Parlament, nadie más. El Parlament es el representante legítimo del pueblo de Cataluña. Por eso, Junts hace constar en el acuerdo la defensa de la legitimidad del referéndum del 1 de octubre, la declaración de independencia. Y lo hace porque son decisiones tomadas en nombre del pueblo de Cataluña y por sus representantes legítimos.
En ninguna democracia eso es un delito, al contrario de lo que sostiene el Estado español. Por eso está la ley de amnistía con la voluntad compartida de no dejar fuera a nadie que sea perseguido de la forma que sea, penal, administrativa, económica… por la simple contribución al proceso de independencia de Cataluña.
Es una forma de devolver a la política lo que es de la política. Una amnistía que tampoco puede olvidar a las víctimas de la guerra del Estado español contra el independentismo, con episodios conocidos y con otros que conoceremos a través de las comisiones parlamentarias creadas para saber la verdad. Porque las víctimas tenemos el derecho de saber la verdad, y no solo de que se nos repare de la injusticia de una persecución política denunciada por organismos internacionales, sino que eso no vuelva a suceder, o que si sucede los responsables sean perseguidos por la justicia, y no sean perseguidas las víctimas.
Una parte relevante de la sociedad catalana no se siente identificada con el sistema político vigente en España.
Pero el conflicto que queremos resolver no tiene nada que ver con la reunión de represión, ni la sentencia de convertir nuestro Estatuto de autonomía en ilegal, ni del déficit fiscal insostenible, ni de la persecución de nuestro idioma, ni cuando en nombre de la legalidad el Estados español acusa al presidente de la Generalitat y sus compañeros. Todo eso y muchas más cosas han cronificado el conflicto hasta el punto de que la convivencia política en España se ha hecho insostenible.
El conflicto, y lo dice el documento, arranca cuanto se infringe la Constitución y las instituciones seculares de Cataluña y liquidar la soberanía histórica que teníamos.
Los catalanes han buscado reconocimiento nacional cuando se han abierto las oportunidades para hacerlo con el resultado que todos conocemos. Este es el núcleo del problema, y este problema es el que había que indicar y acordarlo como relato compartido, como ha sido: la persecución de nuestro idioma, de nuestra cultura y nuestras instituciones. Eso es desde este acuerdo un relato compartido, como lo es un hecho reconocido y compartido también en el acuerdo firmado hoy que una parte relevante de la sociedad catalana no se siente identificada con el sistema político vigente en España.
Por estamos aquí hoy. Por eso hemos designado Bruselas y hemos firmado aquí y no en Barcelona un acuerdo político para desencallar la investidura del presidente español. Porque todos los intentos que hemos hecho de buena fe para resolver nuestros déficits y tener reconocimiento nacional han terminado en humillaciones de derechos y competencias, en presiones y en exilios.
Reconocer el problema real era una condición indispensable. El del documento que hemos firmado significa que hay un cambio de enfoque de la narrativa oficial que ha habido hasta ahora. Y es importante que se avance en esta línea porque sin eso ninguno de los acuerdos podría resistir el paso del tiempo, y si hay alguna una cosa que suceda a partir de ahora es que los acuerdos a los que se pueda llegar sean irreversibles; que resista, el paso del tiempo y permitan reconstruir el mundo sin echar más atrás.
De lo que construimos, sea mucho o poco, dependerá de diversos factores, pero no tiene que ser nunca más porque no hayamos dispuestos de las condiciones para asumir los objetivos, o porque no hemos visto el problema de origen, que como reconoce el acuerdo que hemos firmado, sigue sin haberse resuelto.
Es innegables que las relaciones entre Partido Socialista y Junts no invita ni al entusiasmo ni a la confianza. No haríamos ningún favor negando la evidencia. En ese sentido, ambos partidos son honestos y subrayan la enorme distancia que les separa, hecho que personalmente creo que pone en valor el recorrido que podemos recorrer a partir de ahora.
Quiero agradecer al PSOE que, a pesar de las dificultades de las que partimos, y las que nos encontraremos, para que nadie se debe a engaño, hay mucho trabajo por delante y poco tiempo para hacerlo.
No nos fiamos de las palabras, no nos fiamos de las promesas
Uno de los motivos de esta desconfianza es la criminalización del proceso independentista. Ahora es muy difícil retractarse de lo que se considera terrorista y negociar con representantes de un movimiento que consideras violento y terrorista y pedirles que te ayudaran a gobernar.
Eran dificultades objetivas de cara a iniciar un proceso de negociación como el que ahora nos planteamos abrir, hecho por el que quería indicar dos condiciones previas que a la hora de firmar el documento ya se han dado: una, la eliminación del independentismo como objetivo de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado en la directiva de inteligencia aprobada por el Gobierno de España; y la otra la supresión de toda la referencia del independentismo en el informe de la Europol.
Esto, y la amnistía, ayudará a descriminalizar nuestro movimiento, pero reconocemos que no son garantías absolutas.
En ese sentido, como he mencionado anteriormente, las comisiones de investigación de la Operación Cataluña y el ‘Catalán Gate’ aportarán pruebas y testimonios que llevarán a la erradicación de los elementos podridos que hayan participado en la guerra contra el independentismo.
Pero hay todavía un motivo de mayor desconfianza, que es que no nos fiamos de las palabras, no nos fiamos de las promesas. Probablemente la otra parte opina lo mismo, y podrían hacer una lista de hechos que avalaría la falta de confianza en nosotros. No tendría que ser así, y esperemos que en unos años no lo sea, pero como hay muchos años de incumplimientos, ahora, de buenas a primeras, no podemos pensar que vayan a cumplir, y no solo porque necesiten nuestros votos.
Es otro motivo. Es un tema de tomar todas las precauciones posibles. Porque ahora tenemos una maquinaría enorme; una legión de abogados y funcionarios del Estado que durante décadas han dedicado su talento no solo a explorar los límites de la Constitución sino justo lo contrario, utilizarla para hacerla especialmente asfixiante para los catalanes.
Por eso, hemos reclamado, y yo personalmente lo he hecho muchas veces durante los años de exilio, que la negociación con el Estado español contenga un mecanismo de verificación independiente y de seguimiento de los acuerdos. Una tercera parte que esté siempre presente en las conversaciones, que acompañe siempre el proceso negociador y que compruebe siempre el cumplimiento del compromiso de las partes.
Naturalmente, si es un organismo independiente, no puede ser catalán ni español, y por tanto ha de ser internacional. Y si tienen que ser negociaciones, no se podrán desarrollar en el Estado español.
Se condiciona la estabilidad de la legislatura al cumplimiento de los acuerdos a los que se llegue en el proceso de negociación
Este mecanismo, que forma parte del acuerdo que hemos firmado hoy entre PSOE y Junts, y que han definido que hay que concretar y cuáles son sus integrantes, tiene que trabajar con la mínima presión y exposición de forma que tenga poco protagonismo público y una gran responsabilidad interna.
Voy a aprovechar esta ocasión para agradecer a los diferentes organismos de este mecanismo que se reunirá después del mes de noviembre, la voluntad de ayudar a contribuir a la resolución de un conflicto histórico de forma desinteresada, desde un profundo y acreditado compromiso con la democracia, la libertad, Europa y la paz.
No son solo estos elementos de mediación, unas garantías que hasta ahora no existían, sino que además en el acuerdo que consta en el documento se condiciona la estabilidad de la legislatura al cumplimiento de los acuerdos a los que se llegue en el proceso de negociación.
Hay que avanzar, no puede ser que no pase nada. Los avances y los cumplimientos de los acuerdos. En este sentido, la estabilidad del Gobierno, de la legislatura, en temas como Presupuestos y otros que puedan ser relevantes del Gobierno en las Cortes, aparecerá de una negociación permanente que tenga resultado y se vaya cumpliendo a lo largo de la legislatura.
A diferencia de la legislatura anterior, donde el Gobierno de Pedro Sánchez empieza con la estabilidad garantizada desde el principio, aquí se la tendrá que ganar día a día. Sin avances, sin cumplimientos, la legislatura no puede avanzar.
De alguna manera, a cambio de nada, no hay nada en la papelera de la historia", ha sentenciado.
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