Se cumplen seis años del discurso de Felipe VI tras la celebración del referéndum ilegal del 1-0 en Cataluña sobre su independencia del Estado español. La respuesta del Jefe del Estado llegó dos días más tarde, el martes 3, con un discurso en el que el monarca llamó a restaurar el orden constitucional tras una jornada de urnas y enfrentamientos entre las Fuerzas de Seguridad del Estado y los manifestantes que reclamaban su "derecho a decidir".
En estos seis años, la situación del independentismo en Cataluña ha cambiado mucho. Las principales fuerzas políticas que lo respaldan, Junts, ERC y la CUP, han perdido gran parte de su apoyo electoral como se comprobó en las últimas elecciones generales del 23J y, anteriormente, en las municipales del 28M. La última celebración de la Diada el pasado 11 de septiembre también ha reflejado un cierto cansancio de la población ante la convocatoria independentista
Frente a esta realidad hay también una carambola electoral que ha situado a Junts y ERC con capacidad para imponer sus exigencias en el Congreso en una posible investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno tras el fracaso del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo.
Este nuevo envite de las fuerzas independentistas para lograr la amnistía de sus líderes fugados, procesados o condenados y la exigencia de un referéndum, esta vez, aceptado también por el Estado, permite hacer un paralelismo con las palabras de Felipe VI en uno de los momentos más peligrosos para la democracia española surgida del régimen del 78.
En aquella ocasión, el monarca se apoyó en los símbolos del Estado, las bandera española y de la UE y un retrato de Carlos III para condenar la "deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado".
El rey también denunció en su discurso que el 1-O había "socavado la armonía y la convivencia en la propia sociedad catalana, llegando desgraciadamente a dividirla" en un intento deliberado de "quebrar la unidad de España y la soberanía nacional, que es el derecho de todos los españoles a decidir democráticamente su vida en común".
Las palabras del rey, que contaron con la aprobación previa del gobierno de Mariano Rajoy, marcaron un antes y un después en la relación del monarca con Cataluña. Los partidos independentistas que veían al monarca como un posible mediador pasaron a considerarlo como un enemigo de sus aspiraciones soberanista al ponerse del lado del Estado.
A partir de ese momento, la Casa Real ha mostrado su voluntad de reconstruir los puentes que el 1-0 derribó y para ello ha desarrollado una intensa agenda de viajes a Cataluña, a pesar de los numerosos desplantes institucionales de las autoridades municipales y autonómicas catalanas. Es el caso, en 2018, de su presencia en la inauguración del Mobile World Congress o de los Juegos Mediterráneos. También asistió a la inauguración de la feria Gastech 2018.
Otro de los frentes desactivados por la Casa Real ha sido la entrega de los Premios Princesa de Girona que han sido un constante dolor de cabeza para la monarquía ya que también implicaba a la princesa Leonor que ostenta el título de Princesa de Girona. Su vinculación con la Fundación se consolidó en 2014 al ser nombrada presidenta de honor de la esta organización que gestiona los galardones desde su creación en 2010.
La presión independentista había intentado boicotear la presencia real en estos premios obstaculizando su celebración con cambios en su ubicación. Pero este pasado mes de julio, la Princesa de Girona, a punto de ingresar en la Academia de Zaragoza y con el horizonte puesto en la jura de la Constitución en el Congreso al alcanzar la mayoría de edad, ha vuelto a protagonizar el último gesto de la monarquía para reconstruir sus puentes con la sociedad catalana demostrando su perfecto dominio del catalán en el que transcurrió una buena parte de su discurso ante los premiados.