Primera fecha clave en el calendario político tras las elecciones generales. El jueves 17 de agosto los diputados y senadores elegidos en los comicios del domingo 23 de julio toman posesión de sus escaños. Los parlamentarios eligen a los presidentes y las Mesas de la Cámara Alta y la Baja y prometen o juran la Constitución. Ese mismo jueves, la persona que ocupe la Presidencia de la Cámara baja se desplazará al Palacio de la Zarzuela para informar al Rey.
Las sesiones constitutivas del Congreso y del Senado comienzan a las diez de la mañana de forma simultánea, cada una con sus propias reglas. Con sendas sesiones plenarias se abre la decimoquinta Legislatura.
En el Congreso, una persona electa de mayor edad presidirá la sesión. También asistirán --en calidad de secretarios-- las dos más jóvenes, que se encargarán de leer los nombres de los electos y los recursos contencioso-electorales interpuestos. Ya no estará el socialista Agustín Zamarrón, que ha presidido las últimas sesiones constitutivas del Congreso y que esta vez no repite en listas.
Después se elegirá en votación secreta con papeleta y urna a los miembros de la nueva Mesa del Congreso, unas votaciones para las que los partidos suelen llegar a acuerdos que pueden ser la antesala de futuros pactos de investidura.
Para el ocupar la Presidencia resultará elegida la persona que obtenga el voto de la mayoría absoluta. Si en la primera vuelta no hay aspirante que logre esa dicha mayoría, se repetirá la votación entre los dos con más apoyos y se hará con el puesto quien obtenga más votos (mayoría simple).
A continuación, se designará a cuatro vicepresidentes y a cuatro secretarios, saliendo elegidas las personas que sumen mayor número de votos. En la anterior legislatura el PSOE contaba con tres puestos en la Mesa (Presidencia, una vicepresidencia y una secretaría), los mismos que Unidas Podemos (una vicepresidenta y dos secretarios), el PP logró una vicepresidencia y una secretaría y Vox, una vicepresidencia.
Concluidas estas votaciones, los elegidos ocuparán sus puestos en la Mesa presidencial y quien haya logrado la Presidencia solicitará de los demás diputados el juramento o promesa de acatar la Constitución, un trámite no exento de polémica en los últimos años por las fórmulas utilizadas sobre todo por los independentistas catalanes.
En el caso de la Cámara Alta abrirá la sesión el primer senador que haya presentado sus credenciales, que leerá los nombres de sus compañeros y las impugnaciones que se hayan podio presentar. Después se constituirá la Mesa de Edad, también con el electo de mayor edad en la Presidencia que, en su caso, tendrá como secretarios a los cuatro senadores más jóvenes.
Posteriormente, se procederá a elegir al presidente, que también necesitará reunir mayoría absoluta en una primera vuelta y simple en la segunda, así como al resto de miembros de la Mesa, en este caso dos vicepresidentes y cuatro secretarios. Ocuparán esos sillones quienes obtengan más apoyos.
Acabado este trámite, el presidente del Senado electo llama uno a uno a los senadores para que procedan a jurar o prometer la Constitución ante la mesa presidencial. Podrán utilizar el idioma oficial que deseen.
Tanto en el Congreso como en el Senado los recién nombrados presidentes podrán pronunciar un discurso si así lo consideran y declararán constituidas las Cámaras.
Después se lo comunicarán al Rey, a la otra Cámara y al Gobierno. La visita del presidente del Congreso a Zarzuela es el 'pistoletazo de salida' para que se prepare la ronda de consultas del Jefe del Estado con vistas a la investidura.
Las Mesas de cada Cámara se reunirán una vez levantada esta primera sesión para comenzar a formalizar la creación de los grupos parlamentarios, que deberán estar creados en los cinco días siguientes, en principio, el 23 de agosto.
Para tener grupo propio hay que contar con al menos 15 escaños o sumar cinco diputados y obtener el 5% de los votos en todo el país, o bien el 15% en todas las circunscripciones en las que se concurre.
Hasta ahora, las legislaturas con más grupos han sido la que acaba de terminar y la primera, con una decena en ambos casos. Ahora la previsión es que el número sea menor, pues Ciudadanos no se presenta y Sumar engloba a formaciones como Más País y Compromís, que hasta ahora han estado en el Grupo Plural. Tampoco concurren Foro y el PRC, con lo que, previsiblemente el Grupo Mixto, que ha acogido a siete partidos, reunirá a menos formaciones.
En la legislatura que transcurrió entre 1979-1982 también hubo diez formaciones parlamentarias, aunque tres de ellas eran del PSOE (Grupo Socialista, Socialistas Vascos y Socialistas Catalanes), una multiplicidad de voces que el Reglamento aprobado al término de esa etapa ya dejó prohibida.
Con ocho grupos se funcionó en la primera legislatura del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2008) y en la legislatura corta de 2019, que apenas duró cinco meses, de mayo a septiembre de 2019.
En la mayoría de las 14 legislaturas que ha habido desde la instauración de la democracia la Cámara se ha venido dividiendo en siete grupos. Así ocurrió en la Constituyente (1977-1979) --aunque ahí en la práctica eran ocho porque había dos socialistas--, de la cuarta (1989-1993) a la séptima (2000-2004), en la de la mayoría absoluta de Mariano Rajoy (2011-2016) y en su última (2016-2019).
Con seis grupos se trabajó en las dos primeras legislaturas de Felipe González, de 1982 a 1986, la primera, y de 1986 a 1989, la segunda, y también en el segundo mandato del socialista Rodríguez Zapatero (2008-2011).
En la legislatura que termina cada grupo percibía una subvención de fija de 364.160,64 euros al año (30.346,72 al mes) y una variable en función del número de diputados de cada uno de ellos, que se estableció en 1.746,16 euros mensuales por cada parlamentario.
Una vez constituidos los grupos parlamentarios y la Junta de Portavoces, y repartidos los asientos del hemiciclo, ya se podrán convocar sesiones plenarias. Si los resultados electorales ofrecen una mayoría clara o hay acuerdo entre algunas fuerzas políticas, se calcula que como muy pronto el Debate de Investidura podría celebrarse a finales de agosto o, más factible, la primera semana de septiembre. Será investido presidente aquel candidato que consiga la confianza del Congreso por alguna de estas dos vías: en la primera votación sumando la mayoría absoluta (176 diputados) o, en una segunda oportunidad, 48 horas después, logrando más votos a favor que en contra.
La fecha de esa primera votación de investidura condiciona el calendario en caso de una repetición electoral, ya que, en caso de bloqueo, las Cortes se disolverán al cumplirse dos meses de esa fecha para celebrar elecciones 47 días después.
A partir de la votación, se abren dos escenarios:
Si se ha logrado la investidura al primer intento, el nuevo presidente podría tomar posesión el 8 de septiembre y ya nombrar de inmediato a sus ministros. Con un Ejecutivo ya en el banco azul se podrá celebrar la Sesión Solemne de Apertura de Legislatura, presidida por el Rey, lo que no se espera hasta octubre.
En todo caso, las comparecencias de los nuevos ministros en sus respectivas comisiones del Congreso para exponer sus planes no podrán celebrarse hasta la tercera semana de septiembre porque antes los grupos parlamentarios deben llegar a un acuerdo sobre la composición de las comisiones, cuyo número y nombre depende de los departamentos del Ejecutivo, luego éstas deben constituirse.
Por el contrario, si no se ha logrado la investidura en ese debate, tras la primera votación fallida comienza a contar un plazo de dos meses para posibles nuevos intentos. Eso implica que, si hay un fracaso a principios de octubre --como ocurrió con las fallidas investiduras de Pedro Sánchez en marzo de 2016 y julio de 2019--.
Si no se logra una alternativa viable en los dos meses posteriores, habría que disolver las Cortes nuevamente en noviembre y celebrar elecciones a los 47 días, o sea en fechas navideñas.