180.000 euros en dos viviendas a precio de valor catastral. 70.000 euros en productos financieros y 85.000 euros en un plan de pensiones privado que el candidato del PSOE a la reelección como presidente del Gobierno alimenta desde hace años. Esa es, de una forma breve, la descripción del patrimonio personal que Pedro Sánchez mantiene a su nombre después de años de carrera política.
Los números son dispares según las fechas y vienen de distintas fuentes: desde las declaraciones de Transparencia entregadas al PSOE durante su época como parlamentario, en la Cámara Baja, como sus declaraciones de bienes presentadas también ante el Congreso o los listados de patrimonio de altos cargos hechos públicos por la propia Administración en virtud también de la Ley de Transparencia.
Así, en 2009 Sánchez declaraba ingresos como profesor universitario, en distintas radios y televisiones y 14.000 euros percibidos por el alquiler de una vivienda. Además era ya propietario de pleno dominio de dos viviendas en Madrid. La primera fue puesta a su nombre en 1992 tras una compra personal y la segunda en 2008. Este segundo inmueble, hipotecado por 318.000 euros, es de titularidad compartida al 50% con otra persona, que no fue identificada en el documento presentado al Congreso. En ese momento, Sánchez declaraba moverse con un Peugeot 405 comprado en 2005 y tener 12.300 euros en cuentas corrientes.
En 2014, Sánchez presentó otra declaración de bienes tras ser elegido en el Comité Ejecutivo del PSOE. Allí, declaró estar casado en separación de bienes, cobrar un salario del Congreso de los Diputados y otro del partido como presidente del grupo parlamentario y como único movimiento reseñable, aparecía un incremento de cerca de 40.000 euros en su plan de pensiones privado, con respecto a los números presentados cinco años antes.
Ocho años después y con su paso por Moncloa, el incremento patrimonial de Sánchez es el esperado. Esta vez, los datos fueron publicados en el BOE en 2021 y reflejaban como el entonces presidente mantenía un patrimonio inmobiliario similar a los años anteriores, con 180.000 euros tasados a valor catastral, un pasivo de 160.000 euros, lo que supone que el presidente no saldó su hipoteca, y un incremento en el líquido de sus cuentas corrientes, que alcanzaba entonces los 73.159 euros.