La campaña electoral para el 23J entra en su fase final y se le está haciendo muy cuesta arriba al PSOE. La ilusión de la remontada en la que Ferraz y Moncloa tenían puestas sus esperanzas para darle la vuelta a las encuestas se frustró el lunes por la noche cuando Sánchez y Feijóo mantuvieron el único cara a cara de la campaña. Nunca fue tan unánime la sensación de que el presidente del Gobierno perdió claramente ese debate en el que el PSOE había fijado unas expectativas altísimas convencido del triunfo de Sánchez.
El debate no fue un revulsivo ni supuso un golpe de timón definitivo. Al contrario, los trackings diarios que hacen algunos medios de comunicación coinciden en que a partir de ese momento el PSOE se estancó y en algunos incluso empezó un retroceso mientras el PP aumentó su ventaja. Expertos analistas y demoscópicos señalan que un debate puede mover entre un 4% y un 6% de voto, aunque es casi más importante el clima que genera después sobre quién ha ganado o perdido. Un dato que indican esos sondeos es que se ha disparado la percepción de los que piensan que va a ganar las elecciones Feijóo, más de un 70%.
Ahora, Sánchez tiene una semana por delante para recuperar el pulso. La estrategia de fondo se mantiene. La alerta constante de los peligros que supone un pacto entre PP y Vox, entre Feijóo y Abascal en el gobierno de la nación viendo lo que está pasando en ayuntamientos y comunidades autónomas con retrocesos en derechos para las mujeres o el colectivo LGTBI.
Sánchez repite continuamente que el 23J no está en juego la simple alternancia sino si España quiere seguir avanzando en derechos o retroceder 20 años de golpe. Se ha intensificado además por parte de todo el PSOE el ataque contra el líder popular por lo que consideran "mentiras, bulos y fakes" que pronunció Feijóo en ese debate en materia de empleo, crecimiento económico o pensiones.
Este fin de semana Sánchez visita dos territorios clave para un hipotético vuelco. La Comunidad Valenciana y Cataluña, dos comunidades donde se juegan muchos escaños en el Congreso. Los socialistas confían especialmente en la segunda donde el PSC de Salvador Illa está muy fuerte y es ahora mismo el principal granero de votos para el PSOE después de perder Andalucía, su comunidad fetiche.
Habrá otro parón este lunes y martes porque el presidente vuelve a sus obligaciones internacional y participa en la Cumbre UE-CELAC en Bruselas. La semana que viene habrá otra cita importante, un debate a tres en RTVE. Participará Sánchez, la líder de Sumar Yolanda Díaz y el de Vox Santiago Abascal. Feijóo no acudirá a esa cita.
Esa ausencia de mítines del presidente -a las dificultades de organizarlos por el calor se une la escasa tensión en el partido tras la derrota en las elecciones municipales y autonómicas- contrasta con la exhibición de Feijóo que se está dando un baño de masas en cada acto que celebra tras el debate. Hasta el expresidente Zapatero, que se está convirtiendo en el activo más importante para el PSOE, está haciendo más mítines que Sánchez.
"Nos estamos acercando mucho y rápido", proclamaban en Moncloa la semana pasada convencidos de que la gira mediática de Sánchez, con una presencia muy potente del presidente en los medios estaba funcionando y dando su frutos.
Los sondeos reflejaban una movilización de la izquierda con un PSOE al alza que se frenó tras el cara a cara. La dinámica política cambió. El entusiasmo se desbordó en el PP y el desánimo se volvió a instalar en el PSOE que estaba recuperando el aliento tras el batacazo del 28M. Los pactos entre el PP y Vox -una situación comprometida para Feijóo- habían supuesto un balón de oxígeno para Sánchez y eran su línea de ataque al líder popular junto con la gestión económica.
Pero el lunes al candidato socialista -que se había encerrado el fin de semana en Moncloa para preparar el debate- se le vio nervioso, tenso e incapaz de vender con claridad sus mensajes ante un Feijóo muy incisivo. La Cumbre de la OTAN en Lituania nada más acabar el cara a cara tuvo a Sánchez fuera de juego hasta este jueves cuando dio su primer mitin en Santander, en el séptimo día de campaña. Nada que ver con su intensa presencia por toda España durante la campaña del 28M con actos diarios, algún día hasta dos.
Los estrategas de Ferraz sigue confiando en las encuestas que no dan mayoría absoluta al PP y Vox. A esos números se aferran. Esta semana, el CIS de Tezanos daba la victoria al PSOE con un punto y cuatro décimas de diferencia sobre el PP. Es la única que contempla un triunfo socialista y Sánchez dice que se la cree frente a otras a las que califica como "ejercicios de fe" porque no publican los datos brutos.
Queda una semana por delante y a estas alturas hay una franja grande de españoles no tiene decidido todavía su voto. Según datos del CIS, un 22,8% se decanta durante la campaña electoral, un 6,4% en la jornada de reflexión y un 5,9% el mismo día de las elecciones.
Otro factor clave es el papel de Sumar. En las cuentas de Ferraz el resultado del partido que lidera la vicepresidenta Yolanda Díaz es determinante para poder sumar en el bloque de izquierdas y reeditar un gobierno progresista. Sumar se está disputando el tercer puesto con Vox, una posición especialmente importante en provincias medianas. Sánchez apuesta claramente por repetir la coalición con Díaz. "O un gobierno progresista o uno ultraderechista", repite el presidente.