Las elecciones generales, adelantadas por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para el 23 de julio, se celebrarán en plena canícula, justo la época más cálida del año, con temperaturas medidas de unos 33 grados centígrados (ºC) en Madrid, 37ºC en Sevilla, y prácticamente sin probabilidad de precipitaciones, según pronostica la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).
Los índices de participación habituales en las elecciones generales en España han estado siempre por encima del 65 por ciento por lo que un resultado por debajo de esa cifra reflejaría una falta de motivación política para depositar el voto que podría vincularse al excesivo calor previsto o al hecho de que estemos en pleno periodo de vacaciones. Las dos únicas convocatorias en julio han sido solo de carácter autonómico en Galicia y País Vasco donde los ciudadanos acudieron a las urnas el día 12 de ese mes de 2020. En ambas ocasiones se desplomó la participación por debajo del 50 %.
Caso diferente son las únicas elecciones generales celebradas en verano, el domingo 26 de junio de 2016 en las que se registró una participación del 66.48 % a `pesar de que las temperaturas estaban llegaron a situarse en muchos puntos del país por encima de los 35 o 36 grados centígrados.
Las elecciones del 23 de julio de 2023 también coincidirán con el segundo mes con mayor número de viajes en nuestro país. Un año antes, en julio de 2022 el INE constató 19.490.046 viajes, solo superado por los 20.374.277 desplazamientos del mes de agosto. Estas cifras apuntan a que una gran cantidad de los más de 37 millones de electores españoles se encontrarán durante la campaña electoral y la jornada de votaciones fuera de su lugar habitual de residencia donde está ubicado su mesa de votaciones.
Este hecho hace que adquiera una mayor importancia el procedimiento de voto por correo que facilite la participación de los votantes en estas circunstancias. Por ello, la presentación del voto en las correspondientes oficinas de Correos podrá hacerse hasta el 20 de julio de 2023, tras la ampliación del plazo mediante un acuerdo de la Junta Electoral Central. Tras hacer la solicitud y ser aceptada, los electores recibirá en sus domicilios los sobres y la documentación correspondiente para emitir el voto, unos papeles que habrá que llevar a la oficina de Correos, que mantendrán sus horarios habituales hasta el 20 de julio. Por otro lado, la JEC ha informado de la ampliación hasta el 29 de junio para la solicitud del voto por correo de todos aquellos que se encuentran temporalmente en el extranjero. Los electores que están en esta situación, tienen que inscribirse en los registros de los consulados.
El portavoz de la AEMET, Rubén del Campo, ha explicado que el día de los comicios, el 23 de julio, se sitúa en la época más cálida del año en España, que normalmente comprende el periodo del 15 de julio al 15 de agosto.
Por un lado, en las zonas costeras el periodo más cálidos suele darse bien entrado agosto, mientras que en el interior los días más cálidos son precisamente la última semana de julio, cuando tendrá lugar la consulta en las urnas.
En concreto, los días de máximo calor del año en el conjunto de España se suelen registrar, de media entre el 27 de julio y el 1 de agosto, fechas muy cercanas al 23 de julio, por lo que el portavoz de la AEMET vaticina que las elecciones se celebrarán muy posiblemente con temperaturas "muy elevadas".
Por ejemplo, la temperatura media de las máximas el 23 de julio en Madrid y Zaragoza suele ser de 33ºC; de 37ºC en Sevilla; 28ºC en Barcelona; 30ºC en Valencia; 23ºC en La Coruña; y 29ºC grados en Santa Cruz de Tenerife.
No obstante, durante los últimos años el 23 de julio ha sido una jornada especialmente calurosa. Así, Del Campo recuerda que ese día de 2022 España estaba bajo la "ola de calor más importante hasta la fecha" y se registraron 44ºC en varias localidades del valle del Guadalquivir, como en Córdoba, mientras que Madrid rozó ese día los 40ºC.
La máxima temperatura del 23 de julio del año 2021 llegó hasta 42ºC en Granada y con más de 40ºC en varios puntos del valle del Ebro, mientras que en 2020 esa jornada también se superaron los 40ºC en puntos de Andalucía y los 38ºC en varias localidades de la Comunidad de Madrid y del sur de Galicia.
"Parece que el calor está casi garantizado para el 23 de julio atendiendo a lo que ha ocurrido en los últimos años", pronostica el portavoz de la AEMET, que recuerda que en esas fechas las precipitaciones en general suelen ser muy escasas e incluso "inexistentes" salvo en la cornisa cantábrica.
En concreto, para la última semana de julio, del 21 al 27 de julio, las lluvias máximas recogidas alcanzan los 20 litros por metro cuadrado en Santander y en San Sebastián, se suelen acumular unos 30 litros por metro cuadrado. Salvo en el Cantábrico, Del Campo admite que suelen caer "muy poquitas lluvias" en esas jornadas.
Sin embargo, recuerda que algunos veranos se registran en el interior de la Península tormentas en la segunda quincena de julio que en ocasiones descargan de manera local mucha precipitación incluso granizo pero en generalmente en zonas pequeñas.
En definitiva, valora que el 23 de julio no suele llover en España, por lo que apunta que la precipitaciones serán muy poco probables y escasas en la mayor parte del país, menos en el Cantábrico, a diferencia de lo ocurrido el pasado 28 de mayo, cuando los españoles eligieron a sus alcaldes y a varios presidentes de comunidad autónoma entre paraguas, con chubascos y con temperaturas algo frescas para la época.
La suma de estas dos circunstancias (calor y vacaciones) ha hecho temer a muchos ciudadanos que la participación decaiga el 23 de julio en las elecciones generales y que eso afecte a la composición del Parlamento.
Los expertos parten de la base de que mejor habría sido convocar las elecciones generales en otra fecha, a partir de septiembre, por ejemplo, pero, más allá de esa consideración inicia,l también recuerdan que no existen datos suficientes que avalen que la abstención afecta más a o menos a los votantes de izquierda o de derecha.
Hay estudios en otros países de cómo afecta la climatología a los electores a la hora de ir a votar, en la mayoría de los casos las referencias son a fenómenos como la lluvia o fuertes nevadas, pero ninguno sobre las altas temperaturas.
En España solo hay un estudio sobre esta relación elaborado por el profesor José Antonio Caselles, de la Universidad Complutense de Madrid, que analizó la participación y elección de los votantes entre los dos partidos predominantes en ese momento, PP y PSOE en las elecciones municipales desde 1987 a 2011, y concluyó que la meteorología adversa (principalmente la lluvia) es un coste para el votante que se traduce en un menor nivel de participación.