Viernes 23 de junio. Toma de posesión de Isabel Díaz Ayuso como presidenta de la Comunidad de Madrid por todo lo alto. Bajo el mismo techo la líder del PP extremeño, María Guardiola, que se niega en redondo a pactar con Vox esgrimiendo sus principios incompatibles con la extrema derecha, y el presidente in pectore de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, que les ha abierto la puerta de par en par. Allí Guardiola constata de primera mano la incomodidad y el descontento entre sus compañeros a los que ha puesto en evidencia. "Lo peor que ha hecho María es hablar y ponerse flamenca con Vox. Nos ha ofendido a los barones. Se ha metido con los votantes de Vox. La gente por la calle me pregunta qué está haciendo en Extremadura. No me preguntan por Valencia ni por Murcia. Lo mejor que puede hacer es estar calladita", cuenta a NIUS un barón popular con galones.
La dirigente extremeña tiene que aguantar cómo la increpan en la calle y le exigen que "arregle" lo de Extremadura a la salida del acto en la Puerta del Sol. Urgida por Génova que busca "pinchar el globo" del lío de los pactos con Vox y por el "cabreo" de la militancia y los alcaldes del PP extremeño aplaza 'sine die' la Junta Directiva regional y el Comité Ejecutivo convocados para hoy con el argumento de "evitar interpretaciones malintencionadas o distracciones que nos aparten del camino", afirma en una carta.
"Ahora son las elecciones de Feijóo. Lo importante es pinchar el globo. Eso es evidente", subraya este dirigente territorial al que le han llegado las quejas de los militantes extremeños. "La gente del partido está preguntándose qué coño pasa. Creen que a Guardiola se le ha ido la pinza y hay mucha gente cabreada", reconoce esta misma fuente consultada por NIUS. "Ya veremos si no termina pactando con Vox", vaticina. Un malestar que se extiende entre los alcaldes y los cuadros medios del PP de Extremadura según constata otro importante dirigente del partido en Extremadura. "Si es que son votantes nuestros", recuerda.
"Es que iba a ser terrorífico. Por eso lo ha desconvocado", explica Esperanza Aguirre quien tuvo oportunidad de transmitirle de primera mano su malestar por su discurso anti Vox cuando coincidieron ese mismo viernes en la sede del Gobierno de Madrid. Con ese movimiento la extremeña logra desactivar las críticas que iban a surgir contra su veto a la formación de Santiago Abascal sobre unos principios ideológicos que muchas voces dentro del partido creen que se ha ido demasiado lejos. Hasta el punto de dar al PSOE el control del Parlamento extremeño y propiciar la investidura -con toda seguridad fallida- de Guillermo Fernández Vara.
"Ha imperado el sentido común. En este momento esa Junta Directiva solo podía contribuir a seguir con el circo", aseguran fuentes de la dirección nacional.
El segundo movimiento de Guardiola es llamar al líder de Vox en Extremadura, Ángel Pelayo, para "suavizar" posiciones y eso que sólo unas horas antes se mostraba dispuesta a "aguantar las críticas". Ahora Guardiola se abre a "dialogar" con la formación de Abascal y cambia su discurso. "Soy muy consciente de que también es imprescindible el respeto, el diálogo y el acuerdo programático con la formación de Vox en Extremadura", asegura en esa misma carta dirigida a los dirigentes y militantes del PP de Extremadura. (Puede consultar aquí la carta de la presidenta del PP de Extremadura).
Eso además de prescindir de su principal asesor Santiago Martínez Vares después de que se filtrasen unos audios en los que el gurú político de Guardiola reconocía que su "obsesión" era "acabar con Vox". Aun así la extremeña sigue manteniendo como mensaje fijado en su cuenta de Twitter que es "una mujer de palabra".
En Génova se han encendido las alarmas. A un mes escaso para las elecciones generales Feijóo no consigue colocar ningún mensaje que apuntale su camino hacia La Moncloa. Cada vez que se pone delante de un micrófono no puede evitar las preguntas incómodas sobre si pactará con Santiago Abascal tras el 23J. Para colmo las encuestas publicadas ayer reflejan un ligero desgaste como consecuencia de la bronca con Vox y frenan la tendencia alcista del Partido Popular. El último sondeo de Sigma Dos para El Mundo refleja una leve caída de la suma de la derecha que se queda a un escaño de la mayoría absoluta. PP y Vox pierden un escaño cada uno mientras la izquierda empieza a movilizarse espantada por los pactos con la extrema derecha. La orden es "pinchar" ese globo.
"Creo que María ha entendido el mensaje de Génova. Ha hecho caso y ha bajado el diapasón. Ella se tiene que meter bajo un agujero y desaparecer. No volver a salir hasta después del 23J. Estarse quieta hasta después de las elecciones y dejar a Feijóo hacer su campaña ", recomienda un importante dirigente del PP extremeño.
Desde Sol, Isabel Díaz Ayuso presiona para que la extremeña se entienda con Vox. "En este momento decisivo para España hay que pactar con Vox pese a discrepar", señalaba en una entrevista en El Mundo. Ayer instaba a que los pactos entre su partido y el de Abascal lleguen a "buen puerto lo antes posible" mientras rechazaba las "líneas rojas" que asegura impone la izquierda. "Yo lo que no creo es que tengamos que estar todo el día poniendo lo que se llama líneas rojas para hablar de lo que a la izquierda supuestamente le preocupa y estar en su marco mental constantemente cuando realmente en España pasan cosas gravísimas". Un mensaje que cuestiona abiertamente la decisión de Guardiola de no pactar con Vox porque niega la violencia machista, "tira a la papelera" los derechos del colectivo LGTBI y "deshumaniza" a los inmigrantes, y que aísla aún más a la extremeña.
Los acuerdos de Gobierno con Vox han hecho aflorar las distintas almas del PP. Los que no le hacen ascos a pactar con la extrema derecha y a los que les salen sarpullidos. El portavoz de campaña del Partido Popular, Borja Sémper, es de estos últimos. Considera que "lo mejor" para el país "en estos momentos es que Vox no esté en el futuro Gobierno de España", decía en una entrevista en El Correo el pasado domingo.
Feijóo prefería ayer guardar silencio después de poner orden tras dos semanas de carajal por los pactos Vox en Valencia y Extremadura. Él sigue a lo suyo. Intenta pasar la pantalla de los pactos que siguen dominando la campaña electoral para centrarse en hablar de economía y de los 22 millones de ocupados que ayer prometió para la siguiente legislatura si las urnas le son favorables.
Quien sí se ha felicitado por el giro de María Guardiola ha sido Santiago Abascal. El líder de Vox se plantaba ayer en Valencia para sacar pecho por el acuerdo de Gobierno con el PP en esa comunidad y que además de entrar en el Gobierno de la Generalitat, les cede la presidencia Les Corts Valencianes. "Parece un buen paso", decía Abascal a los periodistas. "El respeto es básico entre dos formaciones políticas votadas por los extremeños y los españoles. Estamos obligados a entendernos y a construir una alternativa", continuaba satisfecho porque ahora la líder del PP extremeño se abre a pactar con ellos. De fondo atronaban gritos de "¡Fora! ¡Fora!" de quienes protestaban por la presencia del presidente de Vox en la constitución de la cámara regional.
Ni rastro del cuestionado vicepresidente Jorge Buxadé al que los populares han señalado como responsable de dinamitar el pacto en Extremadura. Encargado de ofrecer los lunes la rueda de prensa habitual, ayer fue desplazado por su lugarteniente, Ignacio Garriga, aunque el mensaje sigue siendo el mismo. El acuerdo programático que ofrece María Guardiola no es suficiente. Quieren entrar en el Gobierno y no se van a mover de ahí.
Mientras el Partido Popular sigue abriendo la puerta de las instituciones a diputados ultras de Vox. Sucedió en Baleares, en Aragón y ahora en Valencia donde la ultracatólica y antiabortista Llanos Massó preside a partir de este lunes Les Corts Valencianes.