El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, se ha pronunciado por vez primera sobre la crisis abierta en Extremadura después de que su candidata, María Guardiola, le declarara la guerra a Vox y les negara la entrada en "su" gobierno por ser un partido que "niega la violencia machista". Feijóo sin embargo ha utilizado otro argumento muy distinto para negar la entrada a los de Abascal en el Ejecutivo de la Junta de Extremadura. El de los escasos votos obtenidos por Vox en ese comunidad tras el 28M y no el de la ideología que enarbolaba ayer su candidata.
"Con cinco diputados no es razonable que un partido pretenda presidir la Asamblea, ser mayoría en la mesa y además tener consejerías", ha señalado esgrimiendo números. El 39% de los votos y 28 diputados del PP en Extremadura frente al 8% y 5 escaños de Vox. "Es desproporcionado", aseguraba respecto a las exigencias de la extrema derecha y que han hecho saltar por los aires las negociaciones.
Eso sí, Génova y su candidata discrepan de los motivos de fondo. Guardiola habla de violencia machista y derechos LGTBI y de los inmigrantes mientras el argumentario de Génova pasa por escudarse en los números y aplicar la 'geometría variable' según la región de que se trate
Ese mismo argumento servía al líder del PP para justificar la contradicción de gobernar con Vox en Valencia y al mismo tiempo darles con la puerta en las narices en Extremadura y cabalgar así la contradicción. Para el líder popular ambas fórmulas son correctas. "Vox tiene el 12% de los diputados en Valencia. Ante esa necesidad distinta a de diputados en Valencia respecto a Extremadura se ha actuado de forma correcta tanto en Valencia como en Extremadura", sentenciaba. Feijóo.
A partir de ahí Feijóo ha criticado duramente que Vox pretenda pilotar las negociaciones de los gobiernos autonómicos desde Madrid elevando el precio de lo que según él ya estaba pactado. "Es bueno que los acuerdos en las comunidades autónomas se cierren entre los representantes de los partidos en las comunidades autónomas y que no haya una invasión de cargos nacionales de ningún partido a dejar sin efecto las conversaciones", indicaba dejando caer que había un acuerdo que se ha desbaratado desde la dirección nacional del Vox. Todo un dardo en contra de la presencia ayer del vicepresidente de Vox, Jorge Buxadé, que se plantó ayer en Mérida para dinamitar, según la versión de los populares, lo negociado hasta ahora.
El dirigente popular no ha dejado ahí los recados a Santiago Abascal que esta misma mañana tildaba de "socialismo azul" a la extremeña María Guardiola. Le ha recordado que su partido "tiene principios". Minutos antes en un discurso ante los miembros de la fundación Reformismo 21 que patrocina el PP advertía que "para un demócrata cualquier minoría es respetable, pero no a cambio de violentar los consensos sociales mayoritarios".