El pacto exprés de Valencia por el que los populares meten a Vox en el Govern de la Generalitat Valenciana no sólo ha provocado un enorme dolor de cabeza en la planta noble de Génova,13 embarrando el camino de Alberto Núñez Feijóo hacia La Moncloa. También le complica mucho la negociación a los barones del Partido Popular que estos días se sientan con Vox para intentar convencerles de que apoyen gratis gobiernos en solitario del PP. Los barones de Extremadura, Murcia, Baleares y Aragón no están nada contentos con su colega valenciano Carlos Mazón porque al ceder la presidencia de Les Corts, la vicepresidencia y la cartera de cultura a un torero además de las consejerías de Justicia y Agricultura ha elevado el listón de las exigencias de los mandatados por Santiago Abascal y los ha envalentonado.
"Valencia ha descolocado un poco todo. A todos nos ha descolocado. Estoy convencido de que sin Valencia a mí no me piden todo lo que están pidiendo. Seguro", reconoce uno de los barones que ahora mismo tiene empantanadas unas negociaciones que antes del pacto de Mazón con Vox se planteaban como mucho más sencillas. El plan inicial era ralentizar todo lo posible los acuerdos con la extrema derecha y dejarlos dormir hasta después de las elecciones generales del 23 de julio a cambio de que el gallego les diera autonomía para alcanzar pactos. En eso quedaron en la comida que mantuvieron con Feijóo en Génova 48 horas después de arrasar en las autonómicas y municipales del 28M.
"En cuanto cedes ya estás en manos de ellos", lamentan los dirigentes territoriales del PP. El domingo coincidieron con Carlos Mazón en un acto de partido y le vieron tocado ante las consecuencias que nadie previó -ni siquiera Génova- de su acuerdo "precipitado" con Vox. "Está regular. Gobernar con estos te achicharra", explica otro barón que pudo hablar con él. "No ha formado ni Gobierno y ya está quemado", cuenta recordando que no pasaron ni 24 horas desde que firmó con los de Abascal hasta que salió el número dos de Vox en Valencia a negar la existencia de la violencia machista. Todo un torpedo en la línea de flotación de la estrategia electoral del PP de cara al 23J y cuyas consecuencias demoscópicas están todavía por evaluar.
A juicio de los dirigentes territoriales del PP a los de Abascal se les ha regalado una baza clave a algo más de un mes para las elecciones. "Con esto escenifican que son útiles", afirman y el propio Santiago Abascal lo ratifica. "El hecho es que hay un acuerdo en Valencia. Un acuerdo importantísimo", aseguraba ayer en el Programa de AR de Mediaset haciendo valer una baza ganadora. Desde entonces no han hecho más que ganar batallas. En más de un centenar de ayuntamientos han conseguido quedarse con las concejalías más permeables a su agenda ideológica como Seguridad Ciudadana o Cultura además de erradicar las áreas de Igualdad de los consistorios en los que han entrado de la mano del PP. El último ejemplo en Toledo donde los populares han cedido a las presiones de Vox y han eliminado Igualdad a cambio de promover una concejalía de Familia.
Un crecido Abascal mandaba recado a Feijóo y a sus barones desde el plató de Ana Rosa. El precio de su apoyo no sólo no será gratis sino que además ha subido. "Quienes no tienen la mayoría absoluta tienen que asumir que no tienen mayoría absoluta". Otra cosa es que el líder del PP y sus dirigentes en Extremadura, Baleares, Aragón o Murcia estén dispuestos a pagar. De momento se han conjurado para aguantar la presión y no caer en los errores de Valencia. "No va a haber más acuerdos como ese", es la consigna a seguir.
Este martes se constituye el Parlamento de Extremadura sin que en principio haya acuerdo a la vista entre PP y Vox. Ayer la candidata popular, María Guardiola, intentaba forzar un pacto con la extrema derecha y ofrecía a Vox presidir la Asamblea extremeña y un acuerdo programático que entre otras cuestiones menoscaba las actuales leyes medioambientales, fomenta la caza y los toros, se compromete a derogar la ley extremeña de Memoria Democrática y no hace ninguna alusión a la violencia de género. Una buena cantidad de guiños a la formación de Santiago Abascal a cambio de apoyar su investidura en solitario.
No ha sido suficiente. Vox sólo contempla entrar en los gobiernos autonómicos y en el de Extremadura con mayor razón porque sus votos afirmativos son imprescindibles. Guardiola perdió las elecciones por un puñado de votos frente al socialista Guillermo Fernández Vara y sólo puede ser presidenta de la Junta de Extremadura con el apoyo de la extrema derecha y ellos lo saben.
"No podemos renunciar a que Vox tenga miembros en el Gobierno para garantizar nuestras políticas", respondía desde Madrid el vicepresidente de Acción Política de Vox, Jorge Buxadé, dejando claro que las decisiones sobre los futuros ejecutivos autonómicos las toma Abascal junto a un reducido núcleo duro. Se sienten fuertes tras el pacto en Valencia y no piensan ceder en su objetivo de ocupar sillones y ganar poder territorial. Lo contrario sería convertirse en prescindibles. Un mensaje letal de cara a sus intereses electorales el 23J.
Más allá de esta postura de máximos Santiago Abascal es consciente de que su posición de fuerza en inversamente proporcional a la necesidad que los populares tienen de sus votos. "En unos sitios tenemos más fuerza y en otras menos", admitía el líder de Vox ante Ana Rosa Quintana. Fuentes de su entorno admiten que en Baleares podrían facilitar la investidura en solitario de la popular Marga Prohens sin exigir entrar en el Consell de las Islas Baleares. El PP les ha cedido la presidencia de las Cortes que se constituyen hoy y allanan así el camino a una abstención con el argumento de cerrarle el paso a los independentistas de MÉS aunque aún queda mucha negociación por delante.
De momento la extrema derecha ha conseguido entre otras cuestiones "garantizar la libertad de elección de los padres para escolarizar a sus hijos con el español como lengua vehicular desde la primera enseñanza" o que aquí también se utilice el término "violencia intrafamiliar" que sólo reconoce Vox.
Nada que ver con Murcia donde se mantiene el órdago de repetir elecciones si el presidente Fernando López Miras no les mete en su Gobierno. "Han perdido la cabeza. No lo entendería nadie y eso se castiga", advierten desde el entorno de López Miras. En Murcia el PP se quedó a dos escaños de la mayoría absoluta y les vale con dos abstenciones de Vox. Pero parece que lo podría valer para Baleares no sirve para la Región de Murcia.