Las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo se juegan a pie de territorio y el territorio pasa sed como consecuencia de la peor sequía en décadas. Los campos se agostan y muchas cosechas ni se recogerán, no hay pasto para la cabaña ganadera y abrir un grifo en muchas regiones será un problema si no llueve. Hoy el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, está en Murcia, una de las comunidades en pie de guerra por el agua, defendiendo el nuevo mantra popular de “agua para todos” cuando faltan cinco semanas para el 28M.
Enfrente el presidente del Gobierno que enarbola la bandera de Doñana y el ecologismo para arrojársela a la cabeza del Partido Popular convencido de que es una baza ganadora sobre todo entre el electorado más joven. Son los más concienciados con el cambio climático y que ahora prefieren votar a la líder de Sumar, Yolanda Díaz, antes que a Pedro Sánchez en la franja de edad de entre 25 a 44 años según el último CIS de abril. “No tienen legitimidad para cargarse un tesoro como Doñana”, clamaba ayer Sánchez que esta semana se fue hasta el Parque Natural pero no visitó los municipios del entorno del humedal. Todos con alcaldes del PSOE.
Los fontaneros de Génova se han visto obligados a reaccionar. Al grito de “agua para todos” invocado por Feijóo en un acto en Huelva en el mismo día y a la misma hora que Sánchez se plantaba en Doñana, se han puesto del lado de los regantes, los ganadores y los agricultores traspasando las fronteras de la provincia de Huelva para extenderse al resto de Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura. Es la zona cero de la sequía y donde están en juego los gobiernos autonómicos socialistas de Emiliano García-Page y Guillermo Fernández Vara.
Un movimiento táctico que busca desplazar el eje del debate de Doñana-ecologismo que intenta imponer el Gobierno a sequía-ruina-desempleo en el que se ha implicado todo el partido y todos sus barones territoriales reunidos bajo el paraguas del ‘nacionalismo hídrico’ y el crecimiento económico.
“Somos el partido del pueblo y tenemos que estar con el pueblo”, sentenciaba el presidente de la Junta de Andalucía este jueves respaldado por Feijóo. Juanma Moreno fue quien prendió la mecha al aprobar junto a Vox un proyecto de ley que pretende regularizar mil hectáreas de regadíos ilegales a 30 kilómetros del Parque Nacional en contra del criterio del Gobierno, los científicos y Bruselas. Una iniciativa que cuando se votó por primera vez el año pasado contó con la abstención de los socialistas andaluces y que ahora vuelve a recuperar Moreno para asegurarse el bastión socialista de Huelva y amarrar el resto de capitales andaluzas.
“Hay que garantizar más agua para el agricultor, el ganadero y el desarrollo de la región”, dice el candidato del PP a la presidencia de Castilla-La Mancha, Paco Núñez. “Para proteger la agricultura y la ganadería extremeña lo que tiene que hacer Vara es convocar la Mesa de Sequía Regional de manera urgente y no ponerse de perfil”, atornilla la aspirante popular a gobernar la Junta de Extremadura, María Guardiola, mientras denuncia que Sánchez quiere demoler la presa de Valdecaballeros.
Alberto Núñez Feijóo lleva semanas defendiendo la necesidad de un Plan Hidrológico nacional inspirado en el que el Gobierno de Aznar impulsó en 2001 y que incluyó un trasvase de agua desde el río Ebro al litoral mediterráneo con el voto en contra del PSOE. Eso garantizó a los populares el Gobierno de Murcia y también la Generalitat Valenciana hasta que la corrupción pesó más. Zapatero derogó cuatro años después el trasvase del Ebro y el PSOE desde entonces no ha levantado cabeza en Murcia.
Es algo que tienen muy presente en el cuartel general de Génova en esta nueva guerra del agua sobrevenida por Doñana y con la que no contaban, mientras exigen sacar este tema de la contienda electoral. “Es una equivocación hacer política partidista del agua. Es un problema de país y debería afrontarse de esa manera. El ‘sanchismo’ es incapaz de dejar un solo debate sin contaminar”, lamentan desde el entorno de Feijóo.
Arropando esa estrategia los barones territoriales que todos a una reclaman una política nacional de agua y reprochan al Gobierno su inacción mientras la sequía aniquila cultivos y amenaza con recalentar el precio de los alimentos. "Es urgente una política de Estado que garantice el agua para todos en las mismas condiciones", insiste el presidente murciano Fernando López Miras. “Los planes de cuenca de Sánchez y Page y de los ecologistas no garantizan más agua para el campo”, atornilla el manchego Paco Núñez.
Aun así los populares saben que no pueden pasarse de frenada para no ahuyentar al electorado de centro izquierda con mayor conciencia medioambiental. “La gente de izquierdas también riega y también bebe”, argumentan fuentes del equipo de Feijóo convencidos de que Sánchez ha calibrado mal el pulso.
En este sentido el presidente de la Junta de Andalucía bajaba ayer el pistón y se abría por primera vez a hacer los “cambios” que pida Bruselas contraria a legalizar los regadíos del entorno de Doñana. Moreno también está dispuesto a sentarse a negociar con el Gobierno de Sánchez para enterrar el hacha de guerra.
“Vamos a pedir al comisario de Medio Ambiente y a la Comisión europea que nos traslade de los 25 folios de este proyecto de ley exactamente en lo que no está de acuerdo y podamos estudiarlos y modificarlo. Nosotros somos un Gobierno de diálogo”, afirmaba ayer Juanma Moreno. “Si hay que darle una vuelta o ser más flexibles en algo, sin ningún problema", añadía. Su consejero de Medio Ambiente se reunirá el próximo 3 de mayo con el comisario europeo del ramo para escuchar las propuestas de la Comisión y alcanzar un acuerdo de consenso.