Un año de Alberto Núñez Feijóo al frente del PP. “Diez puntos más en las encuestas”, contesta al vuelo un dirigente con galones que lleva trabajando codo con codo con el gallego estos doce últimos meses de vértigo. Feijóo se la juega en este año electoral así que los populares no le quitan ojo a la evolución de la curva de los trackings de voto que ocupan las pizarras de las salas de reuniones de Génova.
Sus colaboradores más estrechos afirman que la era Feijóo ha supuesto un rearme ideológico del partido pero también demoscópico y para probarlo esgrimen la última macroencuesta que han encargado. 2.500 entrevistas telefónicas entre finales de febrero y los primeros diez días de marzo y que recoge en parte los efectos de la moción de censura de Vox y Tamames. Ese sondeo reflejaría que el Partido Popular es la única formación que sube en estimación de voto. Trece puntos respecto a las elecciones de 2019 y 143 escaños frente a los 106 del PSOE, los 45 de Vox y los 20 de Unidas Podemos.
Para el equipo de Feijóo esto no es lo más importante. Para ellos la clave es que según sus datos por primera vez el voto se está moviendo del bloque de la izquierda a la derecha. Hasta ahora sólo se trasvasaba voto entre bloques pero no había transferencia de un lado del tablero político a otro. “Lo anómalo es que baja Podemos y ese voto no lo recoge el PSOE porque también baja. El centro izquierda está mandando voto a la derecha”, subrayan las fuentes consultadas por NIUS.
Recuerdan que cuando el líder gallego se hizo cargo del partido en medio de la crisis interna más importante de su historia y con Pablo Casado en la picota, Vox estaba a punto de ‘sorpassarles’. “Ahora nadie duda de que ganaremos las elecciones a la primera, desde la oposición y en sólo 18 meses”. Una “machada” que necesita aún del refrendo de las urnas y que sólo logró Zapatero aunque necesitó de cuatro años en la oposición.
“A rey muerto, rey puesto. Estábamos muertos y con Feijóo se arregló todo en una semana milagrosamente”, recuerda un senador que vivió aquello desde primera línea y ahora respira aliviado.
Luego están los últimos sondeos privados publicados en la semana en que se cumple el primer aniversario de Feijóo y que reflejan un frenazo en la tendencia ascendente de voto de los populares. Eso ha hecho que algunos se hayan puesto nerviosos y hablen de ‘síndrome de Génova’ con un líder aislado que sólo escucha a su círculo más cercano.
Sus colaboradores lo niegan mientras que distintos diputados y senadores consultados por NIUS reconocen el “parón” demoscópico que ha provocado que haya dirigentes “agobiados” ante el futuro del partido en las urnas. “Hay mucho ansioso que se pone nervioso porque no crecemos y Sánchez aguanta”, se queja una de esas voces. Otros insisten en que hay mucho voto oculto y restan importancia a este bache porque lo importante es ver la tendencia. También creen que se creció muy rápido y “ese ritmo es imposible de mantener” durante todo un año.
Admiten, igual que Moncloa, que la vía de trasvase de voto por la que se desangraba el PSOE y que recogía el PP “está taponada” aunque creen que “en cualquier momento” se pueda abrir. “Taponarla en 11 puntos es una barbaridad. Si al Gobierno le vale mandar al bloque de derechas 800.000 votos a nosotros también nos vale”, dicen desde Génova.
Este lunes el diario ABC publicaba una encuesta que recoge una caída de 15 puntos en la preferencia de Alberto Núñez Feijóo como próximo presidente del Gobierno con Sánchez de nuevo por delante. Muchos de los suyos lo atribuyen a una sobreexposición del líder popular que le ha llevado a protagonizar algunos patinazos.
El último el de una telepredicadora evangelista que asegura ‘curar’ la homosexualidad o el cáncer con la imposición de manos, haciendo de telonera de Feijóo, Ayuso, y Almeida en un acto con latinos el pasado fin de semana. Fue entonces cuando reprochó a Sánchez “rendir pleitesía a autócratas” en plena Cumbre Iberoamericana. Unos días antes había puesto como ejemplo la contestada reforma de las pensiones de Macron mientras ardían las calles de París.
Esa acumulación de errores propios erosionan su imagen “presidenciable”. En Génova lamentan que el Gobierno los magnifique y “saque de contexto” para utilizarlos a su favor.
Ante esos goles en propia puerta, el gallego ha optado por practicar el “quietismo” y esperar a que Sánchez se cueza en su propia salsa sin bajar demasiado al barro. Sólo que el presidente del Gobierno es más “rocoso” de lo que suponía y sabe que “irá a por todas”. Y de eso ya empiezan a darse cuenta en el PP de Feijóo. “El objetivo de Moncloa es asociarle con extremismo. Con Vox, con Trump y Bolsonaro. No será sencillo porque la hemeroteca devora al PSOE. Están pinchando en hueso”, sostienen sus colaboradores.
“Sánchez quiere convertir a Feijóo en el dóberman de la oposición y cargarse su perfil presidenciable”, comenta a NIUS un dirigente que le conoce bien. Cree que Sánchez no quiere pactar nada con él para no darle esa baza y que buscará sacar ventaja de confrontar con el gallego en el Senado porque así “se visualiza que él es el presidente y Feijóo sólo el líder de la oposición”. También están seguros de que Sánchez intentará virar al centro para disputar a Feijóo un espacio en el que pretende reinar en solitario una vez que se ha zampado casi en exclusiva a Ciudadanos.
Además del “rearme demoscópico” en Génova hablan de un “rearme ideológico”. Aseguran que en estos doce meses han conseguido un “ensanchamiento” del partido a izquierda y derecha y exhiben como una victoria el haber conseguido arrebatar a la izquierda la exclusiva en sus banderas tradicionales como el feminismo o la inmigración. “Nos votan cada vez más inmigrantes”, presumen. El viraje en la postura del partido sobre el aborto y esta semana sobre la gestación subrogada les ancla más en el centro.
Por la derecha aseguran que se afianza el mensaje de que la marca PP es “la más competitiva para reemplazar el sanchismo” frente a Vox. Aun así, las encuestas son tozudas y todas señalan que necesitan a la extrema derecha para gobernar y que todavía están lejos de esa “mayoría suficiente” para ocupar en solitario La Moncloa.
En la sala de máquinas del PP ya asumen que Feijóo “gobernará con lo que pueda” aunque la estrategia sigue pasando con sumar más que la izquierda y atraer a los partidos pequeños y regionalistas para que no sea necesaria una coalición de Gobierno con Vox.
En Génova admiten pocos errores en este año. Presumen de ser el único partido con paz interna después de superar una crisis interna histórica. “Vox ha tenido a Olona, los barones socialistas no quieren saber nada de Sánchez, Ciudadanos ha acusado el amago de espantada de Villacís y en Podemos hay una guerra abierta entre Iglesias y Yolanda Díaz”, resumen.
“Somos el partido con la unidad interna que todos querrían tener y lo hemos conseguido en un periodo relativamente corto”, concluyen. Añaden la foto de la reconciliación entre Aznar y Rajoy que reunió a las dos almas del partido y que hace un año hubiera sido impensable.
Pendiente queda otra foto la de la baronesa madrileña, Isabel Díaz Ayuso, y del expresidente del PP, Pablo Casado, juntos. Y dudan mucho de que se vaya a producir porque la herida sigue abierta.
Este domingo se cumple el primer aniversario de Alberto Núñez Feijóo como presidente del PP. El mismo día en que otra gallega, Yolanda Díaz, anunciará que se concurrirá a las elecciones generales con ‘Sumar’. Él lo ha celebrado entregando el carné del partido a 12.000 afiliados nuevos. “Eso se llama sumar”, presume Feijóo.