A una semana para que Yolanda Díaz lance oficialmente su candidatura para las elecciones generales con Sumar, la plataforma con la que pretende aglutinar todo el espacio situado a la izquierda del PSOE, la gran batalla es la elaboración de las listas electorales y el peso de cada formación en una candidatura unitaria. Podemos aviva la presión exigiendo unas primarias abiertas que le favorecen pero la vicepresidenta se resiste a entrar en esa negociación hasta que pasen las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo. El escenario es incierto y todo está abierto para la puesta de largo de Sumar el próximo día dos de abril en el Pabellón Magariños de Madrid.
¿Cómo se mide la fuerza de la quincena de partidos progresistas que podrían formar parte de esa gran coalición electoral? Podemos tiene claro que es la formación mayoritaria y quiere tener un protagonismo relevante en la candidatura, que sus dirigentes copen la mayoría de puestos. Su propuesta de primarias abiertas y conjuntas implica que cualquier persona, no solo sus militantes y simpatizantes, pueda participar y elegir libremente a los candidatos.
La dirección del partido de Ione Belarra quiere aprovechar la baza de que sus bases son sólidas y están muy movilizadas y que Podemos tiene una estructura orgánica más potente y engrasada que el resto de formaciones. Esas primarias le permitirían exhibir su fuerza en una votación interna que le garantizarían un peso muy importante en la candidatura.
Yolanda Díaz, que no tiene ningún peso orgánico, ha garantizado esta semana que habrá primarias y que ese asunto no será un "obstáculo" para llegar a un acuerdo. "No tengan duda de que las candidaturas de Sumar las va a decidir democráticamente la ciudadanía", proclamó. Eso sí, no ha dado detalles sobre cómo serán. Y ahí está la clave. Fuentes del espacio confederal señalan que ese es el escollo que puede generar tensiones, el censo y la fórmula. Quién participa y cómo.
Un ejemplo de que el tirón electoral -que nadie cuestiona en el caso de Díaz- y la fuerza orgánica van por separado se ha visto en Madrid hace unos meses. Mónica García, líder de Más Madrid y de la izquierda en la Comunidad, con 24 escaños en la Asamblea se sometió a las primarias en su partido para ser candidata y obtuvo 1.690 votos. Alejandra Jacinto, la cabeza de cartel de Podemos con tan solo 10 diputados en el parlamento autonómico, también se sometió a las primarias en su formación y la votaron 6.916 militantes.
Todas las partes admiten que el proceso para reunificar a la izquierda en una coalición electoral es complejo. Alrededor de 15 partidos que van desde los regionalistas veteranos como la Chunta Aragonesista o el recién creado Proyecto Drago en Canarias hasta los nacionales como Podemos, Izquierda Unida o Más País, cuyo líder Íñigo Errejón está abiertamente enfrentado a Pablo Iglesias desde la ruptura abrupta de su amistad en 2019. Todos quieren tener voz y estar bien representados en Sumar. A eso se añade a que faltan solo dos meses para el 28-M y muchas de esas fuerzas van a competir entre sí en las urnas.
Algunas prefieren no mojarse hasta pasar esa cita clave. Compromís mantiene una posición ambigua y no quiere entrar en el meollo de las alianzas hasta después de las elecciones. Joan Baldoví muestra su sintonía personal y programática con Yolanda Díaz, pero lo primero es el 28-M donde se juega junto al PSOE el gobierno de la Comunidad Valenciana. Compromís (17 escaños) y Podemos (8 escaños) pelean además por el mismo electorado.
Los tiempos son cruciales. Los morados quieren certezas antes de los comicios. Sus resultados en las urnas pueden ser determinantes. Si como indican las encuestas, Podemos pierde poder municipal y territorial, partirán de una posición más débil de la que tienen ahora. Yolanda Díaz ya les ha dejado claro que la negociación de cómo se configura Sumar será después de las elecciones, de cara al verano. Esa estrategia suscita recelos entre los morados que creen que tiene como único propósito desgastarles y debilitarles frente a otros partidos menores.
La decisión de Podemos de no acudir al acto del dos de abril si antes no hay un acuerdo de mínimos deslucirá la foto de la unidad. Si estarán en cambio IU con Alberto Garzón y casi toda la dirección del partido, En Comú Podem con Ada Colau, Más Madrid con Mónica García y Rita Maestre y otras fuerzas minoritarias.
La posición de Podemos la ha marcado esta semana Pablo Iglesias. El exlíder de los morados, con gran influencia sobre el partido, la ha dejado por escrito en un artículo en Contexto. Para él, las primarias abiertas "son la única garantía de que, en caso de que los partidos no lleguen a un acuerdo sobre lo que pesa cada uno, la unidad esté asegurada".
Iglesias, que considera que no confluir sería una "pésima noticia" que haría casi imposible la reedición del Gobierno de coalición, explica que hasta ahora Podemos celebraba sus primarias, el resto de fuerzas hacía lo propio y después se negociaba un acuerdo. Y se pregunta: "¿Es posible hoy un pacto de esas características que acabe con acuerdos de listas y de gobierno de la coalición que se someta a un proceso de ratificación? Creo que es enormemente difícil, porque es obvio que las organizaciones no comparten criterio respecto al peso de cada una".
Pone como ejemplo de lo que "nadie en su sano juicio debería repetir" el caso de Andalucía. Según su análisis, IU consideraba que allí su peso era mayor que el de Podemos y, "gracias al apoyo de Yolanda Díaz", pudo imponer tras una negociación "muy desgastante" a su candidata sin un proceso de primarias conjuntas.
Aquel fue el primer intento de conseguir un frente amplio y el experimento no salió bien. La izquierda llegó a las autonómicas andaluzas de 2022 con dos papeletas, la de Por Andalucía (coalición entre Podemos, Izquierda Unida y Más País) y Adelante Andalucía, el partido de Teresa Rodríguez. Entre los dos perdieron 10 escaños respecto a los anteriores comicios. La negociación fue un fiasco que acabó con el registro de la coalición sin Podemos y dejó heridas abiertas. En aquel momento se habló de que aquello fue el primer embrión de lo que pretendía Díaz a nivel nacional.
Para Iglesias unas primarias abiertas en las que cualquiera se pueda inscribir es un gesto "generoso" de Podemos en aras a la unidad. Ya ofreció esa posibilidad a Garzón en 2014 y a Mónica García en Madrid para las anteriores autonómicas pero los dos la rechazaron.
En el último CIS de este mes de marzo Yolanda Díaz sigue siendo la política más valorada por encima de Pedro Sánchez y de Alberto Núñez Feijóo. Cuando se pregunta a los encuestados a quién prefieren como presidente del Gobierno en estos momentos, un 45,7 por ciento de los votantes de Podemos dice que a la vicepresidenta frente a tan solo un 2,3 por ciento que apuesta por Irene Montero. Su figura ha despegado esta semana en la fallida moción de censura de Vox donde ha tenido un papel protagonista y ha formado junto al presidente del Gobierno el tándem electoral de la izquierda.
Así está el tablero a la izquierda del PSOE. Mientras en Ferraz están expectantes y cunde la inquietud. Pedro Sánchez sabe que la única posibilidad de repetir la actual coalición progresista es que Yolanda Díaz tenga un buen resultado electoral. Una izquierda que acuda dividida a las generales lastra sus posibilidades de seguir en La Moncloa.