Los principales acusados de la trama Mediador tenían un caladero importante de posibles clientes: las explotaciones ganaderas establecidas en Canarias. Por un lado, controlaban la Dirección General de Ganadería de las islas. De allí, sacaban listados de los empresarios que tenían inspecciones o sanciones pendientes. Y por otro, alardeaban frente a esos profesionales vulnerables, tanto de sus relaciones con el diputado del PSOE Juan Bernardo Fuentes Curbelo, exresponsable de ese área, como del general de la Guardia Civil Francisco Javier Espinosa, ahora en prisión preventiva por este caso. Con esta doble pinza, sacaban dinero a los ganaderos con la promesa de frenar inspecciones abiertas o garantizar protección ante las venideras, a cambio de una mordida.
Ante el juez, el mediador entre los empresarios y los responsables públicos reconoció tras su detención la manera en la que funcionaba este entramado: “Que ninguna de las 22.000 ganaderías canarias está legal. Que con esas relaciones poderosas de un político y un general, todo estaba organizado para obligar a los empresarios a pagar comisiones si querían optar a contratos, subvenciones o servicios, debiendo pagar a ellos a través del declarante. siendo esta su función y participación”.
Además, el mediador otorgó al general de la Guardia Civil ya retirado un papel activo en la trama, usando su influencia para que el Seprona se personara en las instalaciones de varios empresarios. “Para presionar a los ganaderos canarios, el General de División Espinosa, consiguió que se enviase al Seprona a varias ganaderías a inspeccionarlos y por ello, se veían obligados los ganaderos canarios a pagar las comisiones impuestas, porque se les decía que podrían ser sancionados en caso contrario, en caso de no pagarlas, resultando creíble para ellos, porque allí aparecía el Seprona si se negaban. Que se enviaba para crear un problema para solucionarlo después”. Ahora, los investigadores de la Policía Nacional trabajan para determinar si realmente los agentes fueron enviados al margen de sus cometidos legales, ya que por el momento no se ha encontrado ningún expediente del Seprona alterado o modificado.
En ocasiones, bastaba simplemente con nombrar al general de la Guardia Civil ante los ganaderos para causar el miedo. De hecho, el mediador en la trama solía llamarle delante de algunos de estos empresarios para dar credibilidad a la posibilidad de una inspección o alardear de sus contactos. En otra ocasión, los investigados se reunieron en un restaurante de Madrid donde el mediador le pidió “ayuda” con el Seprona para que la unidad dejase de “acribillar” a los ganaderos canarios.
De forma paralela, el general ahora detenido entregó al mediador un número de cuenta que según la terminación sería de un banco belga. Cuando entregó los datos a la Policía, el investigado expuso sus dudas sobre si había tomado bien los datos, ya que ese día iba “un poco borracho”. Poco después, el general retirado le dijo que no enviase dinero a esa cuenta ya que faltaban números. En cualquier caso