“Yo llevo pagándole putas a Don Bernardo cada vez que vengo a Madrid, todos los días. 1000 euros, 1000 euros. Esto para que tú lo sepas. Siempre me has preguntado ¿por qué tienes tanto dinero? Ahí lo tienes, y te lo justifico. Hay veces que me gasté 1000 euros”. Quien así hablaba era el mediador Marco Antonio N. el empresario que según las pesquisas del caso Mediador, ejercía de intermediario entre empresarios ganaderos canarios y los cargos públicos implicados en el caso, con el exdiputado Juan Bernardo Fuentes Curbelo a la cabeza.
Según la tesis de la Policía Nacional, Curbelo lideraba presuntamente una red que cobraba a empresarios a cambio de favores en la Administración como la entrega de subvenciones o el retraso de sanciones. A cambio, “Don Bernardo” y sus colaboradores recibían presuntamente dinero en efectivo, además de fiestas de lujo, hoteles, drogas, viagra y sexo de pago, reconocidas por el propio Marco Antonio N. en sus declaraciones judiciales. “Esta organización estaría compuesta por el miembro de la Cámara Baja y utilizaría a Marcos Antonio N. como intermediario para conseguir el pago de dádivas (prostitutas, cocaína, viagra, cenas) y dinero (en efectivo y mediante transferencias bancarias) por parte de dos tipos de empresarios: aquellos interesados en extender su negocio dentro de la zona ZEC (Zona Especial Canaria) y empresarios queseros y ganaderos que estuviesen pendientes de alguna sanción, inspección y/o subvención”, reflejan los informes del caso consultados por NIUS.
Según las pesquisas, el interés de los investigados por el uso de prostitutas era tal que el intermediario tenía “un catálogo” de mujeres que enviaba directamente a los investigados para que pudieran elegir desde la habitación del hotel, pagada también por la trama. “N. A. remite a Fuentes Curbelo varias fotografías de meretrices y curiosamente, se pone en conocimiento de que ese mismo día aparecen diferentes fotografías del diputado Fuentes Curbelo en la habitación del Hotel Victoria precisamente con una mujer de compañía”, dicen los informes de la UDEV dependiente de la Jefatura Superior de Canarias.
“Ahora vas y sacas 550. Nos quedamos sin dinero para hoy. Para pagarle a la señora las putas. Que son 500 pavos. Son mil y pico euros”. explicaba el intermediario a uno de sus colaboradores en otra ocasión. “¿Mil quinientos euros han costado las tías esas?” preguntaba su compañero “Suma suma [...] Tú disfrutaste un servicio ¿no? Pues por respeto, se paga”. Según se desprende de esta conversación, N. contrataba a las prostitutas por medio de una madame de Madrid. Ante el juez, explicó que solía frecuentar para estas labores un prostíbulo de lujo ubicado en un palacete del exclusivo barrio madrileño de El Viso, llamado Sombras.
Además, tras ser detenido y aportar un importante volumen de documentación y grabaciones, N. mantuvo en su declaración que había llegado a gastar 37.000 euros de un empresario en “fiestas, drogas, putas y alcohol”. De hecho, el intermediario vinculó en estos pagos a un industrial quesero canario, que tenía pendiente una importante sanción administrativa, que rondaba los cuatro millones de euros.
Para conseguir que la sanción no se hiciera efectiva y los plazos se agotasen antes de que la Administración reclamase el dinero, siempre según la versión del intermediario, el empresario canario abonó 74.000 euros a N. “Para que no prosperase el expediente. “Hay alguna grabación de eso y fotografías”, explicaba el investigado. “El declarante pagaba esas fiestas con drogas y putas y alcohol y que ese dinero se lo daba Montesdeoca, mientras los plazos del expediente iban pasando”.
En una declaración ampliatoria, N. explicó que tenía “un contacto en Madrid” que le conseguía tanto las prostitutas como la viagra y los traslados ”de forma discreta”, así que el intermediario organizaba una visita guiada: primero el Congreso con “Don Dernardo” o “Tito Berni” según el grado de confianza, luego comida y para terminar… al burdel. ¿El costo de esas jornadas? Entre 3.000 y 3.500 euros por noche según su propia versión.