La hora de Yolanda Díaz: arrecia la presión de Podemos para que la vicepresidenta aclare su futuro

La hora de la verdad se acerca para Yolanda Díaz. La vicepresidenta podría dar el paso para presentar su candidatura a las elecciones generales en las próximas semanas aunque todavía no está resuelto el gran problema de fondo: el encaje de Podemos y Sumar, la plataforma que lidera Díaz.

Es la política española mejor valorada en todas las encuestas y para muchos la gran esperanza a la izquierda del PSOE, su principal activo electoral para recuperar impulso político y fuerza en las urnas, pero la indefinición que rodea el proyecto y las tensiones entre la cúpula de Podemos y la propia Díaz han generado un caldo de cultivo de desconfianza que dificultan un acuerdo pacífico.

Las presiones de los morados aumentan día a día reclamando a Díaz que aclare cuanto antes si quiere ser la candidata de "todo el espacio", pero la vicepresidenta se resiste a que le marquen el paso y los tiempos. Desde su entorno ya se anunció que podría oficializar su candidatura a finales de este mes, antes incluso de terminar el proceso de escucha que está protagonizado por toda España dando a conocer Sumar.

Pablo Iglesias lidera esa estrategia. Ha sido el último en apretar las tuercas a Díaz. Para el exlíder de Podemos es "urgente" que la vicepresidenta mueva ficha y diga si quiere ser "la candidata de todos". Defiende que los morados van a buscar la unidad por encima de todo y hasta el final y propone que sea la militancia de los diferentes partidos quien avale la decisión final.

El que fuera secretario general de la formación avisa a la vicepresidenta de que "sería una tragedia" que Sumar se presentase a las elecciones por su cuenta sin contar con Podemos. En la misma línea Pablo Echenique advertía a Díaz del "un grave error" de no ir juntos a las elecciones.

La incertidumbre y los nervios se extienden en Podemos que quiere certezas cuanto antes y la preocupación también alcanza al PSOE. Los socialistas son conscientes de que lo que ocurra en ese espacio es crucial para el resultado de la izquierda en las elecciones generales y para que Pedro Sánchez pueda sumar con otras formaciones progresistas si quiere tener opciones de seguir gobernando. Una suma en la que también estarían los partidos independentistas y nacionalistas para conformar un bloque similar al actual que le ha dado estabilidad durante estos tres años. Una izquierda dividida podría lastrar las aspiraciones de las fuerzas progresistas.

Lo que está claro es que el proceso es enormemente complejo y que Podemos hará valer que es el partido mayoritario de ese espacio. Por lo tanto exigirá que tiene que ser decisivo en la futura candidatura. Sus dirigentes quieren ya seguridad y certezas.

Díaz ha marcado hasta ahora el ritmo y ha hecho oídos sordos a las presiones de Podemos. A estas alturas no hay ninguna certidumbre sobre el papel de los morados ni el peso de sus líderes en una futura lista de cara a las elecciones de diciembre. Sumar no se va a presentar a los comicios municipales y autonómicos del 28 de mayo.

Las dos partes reiteran en público que su voluntad es conseguir la unidad, pero nadie ha dado pasos concretos. Podemos aboga por un acuerdo de coalición que todavía está muy lejos. Cuadros del partido han pasado de proclamar que Yolanda Díaz era su candidata a reclamar que sea ella la que diga cuanto antes si quiere ser la candidata de todos.

Durante los últimos meses la relación entre Díaz y la dirección de Podemos se ha ido deteriorando. El momento más crítico llegó cuando Pablo Iglesias, la persona que la nombró como su sucesora al frente de la vicepresidencia del Gobierno y la señaló como la futura candidata para liderar Unidas Podemos, lanzó toda una andanada contra ella y le exigió respeto a los morados. Le reprochó que protagonizase actos políticos con Mónica García de Más Madrid o Mónica Oltra de Compromís, pero no con Ione Belarra.

En este tiempo ha habido zancadillas y cuestionamientos constantes a su figura. Díaz ha preferido no entrar al trapo y dedicarse a vender su acción en el Gobierno como ministra de Trabajo. En Podemos también se han quejado de que la vicepresidenta se ha puesto de perfil en asuntos donde los morados han dado la batalla como el gasto en Defensa.

Tampoco sentó bien que no se mojase a la hora de defender a Irene Montero, la ministra de Igualdad, cuando fue atacada con insultos machistas por una diputada de Vox por la aplicación de la ley del 'solo sí es sí' y las rebajas de penas a los agresores sexuales.

A raíz de ese episodio una parte de Podemos dejó entrever que si no hubiese acuerdo con Díaz para ir juntos a las generales los morados podrían impulsar una candidatura con Irene Montero como cabeza de lista. Ione Belarra echa balones fuera sobre la existencia de un plan B para presentarse en solitario. "No estamos en esa pantalla. Nosotras estamos trabajando para que haya unidad y pensamos que es posible un acuerdo de coalición con Sumar", dijo hace unos días.

En una entrevista en la Cadena Ser lamentó que "por desgracia" la negociación sobre esa candidatura estaba demasiado lejos, pidió a Díaz que moviese ficha y que apoyase a Unidas Podemos en las municipales y autonómicas de mayo.

Díaz, fiel a su estilo, enfrió esas prisas durante la rueda de prensa donde valoró el año de reforma laboral. "Que yo sepa, no se han convocado elecciones generales en España". "Cuando haya elecciones, hablaremos", se limitó a señalar la vicepresidenta.

Sobre su implicación en la campaña electoral de mayo tiene previsto visitar Cataluña, apoyando a los comunes de Ada Colau que aspira a revalidar como alcaldesa de Barcelona, y los municipios y territorios donde no hay división en la izquierda. Este sábado 14 de enero estará en Barcelona promocionando Sumar.

En Madrid y Valencia por ejemplo habrá varias papeletas a la izquierda del PSOE con Podemos compitiendo con Más Madrid o con Compromís.

De momento, todo está abierto. Yolanda Díaz ha estado estos días sacando pecho de los efectos en el empleo de su reforma laboral y ha viajado a Brasil donde ha protagonizado una imagen viral, su efusivo y cariñoso abrazo al presidente Lula da Silva ante la atenta mirada del rey Felipe VI.