Decididos, pero sin precipitarse. El Gobierno y sus grupos parlamentarios valoran esperar a que el Tribunal Constitucional dé a conocer sus argumentos antes de volver a presentar la proposición de ley que debe desbloquear su renovación y cuyo trámite parlamentario ha sido suspendido por el alto tribunal.
"Nosotros vamos a esperar que se dicte el auto del Constitucional y cuando el tribunal dicte su auto, después presentaremos la proposición de ley. Entiendan que tenemos que conocer el auto", ha explicado la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz, quien recalca que es posible completar la tramitación de esa nueva iniciativa en un mes a partir del momento en que se registre.
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha compartido el mismo criterio cuando le han preguntado si iban a presentar la proposición de ley esta semana: “Estamos trabajando con el resto de grupos y pendientes de la resolución del Tribunal Constitucional para ver en qué se ampara”.
Los argumentos en detalle del Constitucional tardarán días en conocerse y, si los impulsores de la reforma deciden esperar, la nueva tramitación se retrasará esos días. Aún no se conocen los fundamentos jurídicos, pero el auto firmado por la mayoría conservadora del Constitucional da pistas y plantea dudas sobre dos aspectos de la reforma:
De esta manera, el Gobierno podía sentar en el TC a los dos que le corresponden sin esperar a los otros dos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que no terminan de salir por el bloqueo judicial. “Una reforma de la Constitución por la puerta de atrás”, ha denunciado la derecha.
Al presentan una nueva proposición por separado, el Gobierno sortea el argumento contra el procedimiento.
¿Pero volverá a presentar exactamente la misma proposición? ¿También la que modifica la elección por tercios?
Fuentes del Ejecutivo consultadas por NIUS insisten en que otras modificaciones de las enmiendas -cambios relativos a las mayorías exigidas en el CGPJ y retirada del requisito de idoneidad en el TC- “facilitan la renovación por tercios”, es decir, serían suficientes para desbloquear el TC sin necesidad de pisar charcos constitucionales.
El Gobierno de Pedro Sánchez se ha conjurado para contestar al Constitucional y al Partido Popular con una proposición de ley revestida de todo el peso y la legitimidad que da el estar firmada por una decena de grupos parlamentarios. En ese "frente amplio" es en lo que está trabajando Moncloa y así lo anticipaba ayer el presidente Sánchez. “Ya les garantizo yo que el Parlamento va a hablar alto y claro”, advertía al líder del PP en su último cara a cara del año en el Senado.
Un debate que vuelve a dejar claro que no hay vuelta atrás y que ni la Navidad arregla el entendimiento imposible entre Sánchez y Feijóo, aunque los populares insisten en que ellos han intentando "desatascar" la situación y rebajar el tono y a cambio han recibido "lo de siempre. Insultos de Sánchez".
De hecho Alberto Núñez Feijóo, llegaba a su nuevo duelo con Pedro Sánchez con la victoria en el Constitucional en el bolsillo y la palabra “serenidad” en la boca. En los pasillos del Senado presumía de talante moderado fundiéndose ante las cámaras en un abrazo con Susana Díaz, la socialista que se enfrentó a Sánchez y perdió. El gallego tiene grabado a fuego lo de cultivar el flanco de centro izquierda y no deja escapar ni una sola ocasión.
Los buenos propósitos se esfumaron pronto. En cuanto Sánchez y Feijóo comenzaron a atizarse con el Tribunal Constitucional y su decisión de frenar su propia renovación. El presidente del Gobierno ya no habla de "complot" como hizo la semana pasada desde Bruselas pero sí sugiere que es un "poder oculto" que trabaja para el PP.
"Sucede que los poderes que le acompañan a usted y a su partido, los poderes que les arropan, que les dirigen, cada vez menos ocultos, han conseguido un hito muy importante y trascendente. Quitarle al Parlamento la facultad de proponer, debatir y legislar", decía denunciando una vez más la injerencia del Constitucional sobre el legislativo de la mano del PP. " "Deje de descalificar al Constitucional", le exigía Feijóo en otro episodio del diálogo de sordos que mantienen desde hace meses.
Desde el entorno del presidente del PP calificaban después de "alucinante" que Sánchez volviera a referirse al Alto Tribunal como "el brazo armado" del PP. "No puede decir que el Constitucional obedece a un planteamiento ideológico. Decir que sigue las instrucciones del PP es impropio de un primer ministro europeo", insistían esas mismas fuentes.
Los populares creen a Pedro Sánchez le va bien la tensión para movilizar a los suyos. "Este tipo de ambiente tan tenso beneficia a los extremos en los que él está incluido", señalan desde la dirección del PP. Por eso no tienen ninguna esperanza en que el presidente del Gobierno vaya a aflojar a juzgar por lo visto ayer en el Senado.
Sánchez reía desde su escaño. Pinchaba a Feijóo afirmando que había llegado "más lejos" que su antecesor Pablo Casado "para no correr su misma suerte" y le acusaba del "hito" de "querer enmudecer" a las Cortes. "No se va a salir con la suya. No se lo vamos a permitir. Ha llegado demasiado lejos. Ha ganado unas cuantas semanas pero ha perdido el poco crédito que tenñia", golpeaba "Deje de tomar el pelo a los españoles. Deje de provocar", replicaba a continuación el gallego.
Eso mientras intentaba una y otra vez que Sánchez le dijera cuándo va a haber una consulta en Cataluña sin éxito. "No ha dicho ni 'mu'. Nos tenemos lo peor", aseguraban después los suyos desde los pasillos del Senado dando por hecho que habrá referéndum "igual que ha habido malversación".
En Génova siguen exultantes porque han conseguido "truncar la estrategia del Gobierno de hacer tabla rasa en Navidad" con su victoria en el Constitucional. En Moncloa están convencidos de que al PP le va a salir mal esa "pequeña victoria" porque lo que quedará al final es que los populares "bloquean la justicia e influyen en los órganos judiciales". y eso moviliza a su electorado. Así que ante tanto cálculo electoral lo de sentarse a hablar y llegar a un mínimo acuerdo para desbloquear el Poder Judicial se antoja en este momento misión imposible.