Una guardia civil de Quintanar del Rey, en Cuenca, ha matado a sus hijas y después se ha suicidado. Es el último de los parricidios que han conmocionado España en los últimos tiempos. En la memoria de todos, los casos de las pequeñas Olivia y Anna, a las que su padre tiró al fondo del mar o los dos niños, Amiel e Ixchel, asesinados por sus padres en Godella, Valencia.
Hoy mismo, una agente de la Benemérita de 42 años ha disparado hasta matar a sus hijas de 9 y 11 años en la vivienda que tenían en el cuartel de Quintanar del Rey, en Cuenca. Después, la mujer se ha suicidado.
Sus compañeros han escuchado las detonaciones y han acudido corriendo a la vivienda. Sin embargo, cuando han llegado las ambulancias, los sanitarios no han podido hacer nada por ninguna de las tres.
El pasado mes de octubre, en Gijón, una mujer mató a su hija, Olivia, de sies años, dándole pastillas. La Policía, alertada por el tío de la menor, encontró a la mujer tumbada en la cama con la pequeña ya muerta.
Los padres de Olivia llevaban tiempo separados y, por orden judicial, la menor debía volver a vivir con su padre tras eses fin de semana. El hombre había conseguido la custodia de Olivia.
Tomás Gimeno mató a sus hijas y las tiró al mar en abril de 2021 en Canarias. Las niñas Olivia y Anna tenían 6 y 1 año. Fue la manera del padre de vengarse de la madre, en uno de los casos de violencia vicaria más mediáticos a nivel nacional e internacional.
Solo apareció el cuerpo de Olivia en el fondo del mar en una búsqueda sin precedentes. Hace unos meses, la madre de las niñas, Beatriz, asistía a la inauguración de un monumento en homenaje a sus hijas.
Los padres de Amiel e Ixchel, María y Grabriel, los mataron a golpes y después los enterraron en el jardín de su casa den Godella, Valencia. Los niños tenían tres años y seis meses.
A ella la encontró la Policía desnuda escondida en un bidón en el jardín y fue ella quien llevó a los agentes hasta los cuerpos de los niños. María fue condenada a 25 años de internamiento psiquiátrico y Gabriel a 50 de cárcel.
La abuela de los niños había denunciado la situación de desprotección de sus nietos pero el sistema falló y no los protegió.
Un hombre mató a sus dos hijas de dos y seis años en Castellón en septiembre de 2018 y después se suicidó al tirarse por una ventana. Se estaba separando de la madre de las niñas y la había amenazado, según sus allegados.
José Alberto asesinó a sus dos hijos en Getafe en marzo de 2018 y después se tiró a las vías del tren en la localidad madrileña. Dejó una nota en la que explicaba por qué lo había hecho: "He matado a mis hijos. No quiero que sufran".
José Alberto ahogó a sus hijos en la bañera y después los puso en la cama ya muertos para prender fuego a su casa, antes de suicidarse.
El caso de José Bretón conmocionó a España. Este cordobés, en proceso de separación, aprovechó un fin de semana que tenía a los niños, Ruth y José, de seis y dos años, para drogarlos y quemarlos ya muertos en una hoguera en octubre de 2011.
Bretón fingió que los había perdido en un parque pero las cámaras de seguridad permitieron demostrar que no contaba la verdad.
Casi un año después los forenses detectaron que los huesos hallados en los restos de una hoguera en la finca familiar de Las Quemadillas eran de los niños. Inicialmente se pensó que eran de animales. José Bretón fue condenado a 40 años de cárcel, la pena máxima, por asesinar a sus hijos.
David Oubel fue condenado el 6 de junio de 2017 a la pena de prisión permanente revisable por el asesinato de sus dos hijas en julio de 2015, cuando tenían cuatro y nueve años de edad. Las asesinó con una radial y llamó a su exmujer para contarle lo que iba a hacer. Se trató de la primera condena de estas características que dictada en España.
Además de la cárcel, la condena prohibió a Oubel acercarse a su exmujer, a su domicilio y a su lugar de trabajo durante un período de 30 años, así como a indemnizarla en 300.000 euros. La sentencia fue declarada firme al renunciar todas las partes a un posible recurso. El fiscal encargado del mismo no pudo contener las lagrimas al conocer el veredicto.
José Ignació Bilbao Aizpurúa asesinó a Amets y Sara, sus dos hijas, a sangre fría con una barra de hierro envuelta en papel de regalo en noviembre de 2014. Posteriormente se suicidó lanzándose desde el viaducto de la Concha de Artedo.
El cadáver del hombre apareció a primera hora de la tarde bajo el viaducto de la Concha de Artedo, en la autovía A-8, de 110 metros de altura. Pescador y en la actualidad vecino de San Juan de la Arena, José Ignacio Bilbao, natural de Bilbao, fue identificado poco después de que su cuerpo fuera encontrado.
José María Macía asesinó en su domicilio a su mujer de 34 años y a sus hijos de seis y dos en 2005. Las tres víctimas aparecieron en sus camas con numerosos golpes en la cabeza realizados con una maza metálica, un utensilio utilizado habitualmente por el asesino en su trabajo.
El parricida de Elche tras cometer los crímenes se marchó a un club de alterne. Fue condenado a 25 años de prisión. El 21 de enero de 2017 murió en la prisión leonesa Mansillas de las Mulás.