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En la cena del Partido Popular de Madrid el único que no ha vuelto a casa por Navidad ha sido Pablo Casado. El año pasado Casado la prohibió rompiendo definitivamente la tregua fría con Isabel Díaz Ayuso. La guerra fratricida se saldó con la cabeza en bandeja de Casado mientras Ayuso se convertía en dueña y señora absoluta del todopoderoso PP de Madrid y de sus listas electorales. Eso y la entronización de Alberto Núñez Feijóo como nuevo líder de Génova, 13. Feijóo y Ayuso, dos formas muy diferentes de entender la política, que esta noche se esforzaban en exhibir su particular versión de 'Noche de Paz' a la madrileña, exhibiendo unidad y armonía entre pinchos de tortilla española y empanada gallega a 40 'eurazos' el menú.
Feijóo ha llamado a los suyos a movilizarse contra "la basura política" de Pedro Sánchez. "Somos nosotros o Sánchez. Hay que votar con 'v' para 'botarle' coon 'b'. Cada voto que no sea para el PP, servirá al PSOE", decía ante un público, el del PP de Madrid ya muy movilizado de serie y que ha sacado sus mejores galas para escuchar a su lideresa y al gallego.
Mucha lentejuela, mucho 'brilli-brill'i , mucho chaleco acolchado y mucho zapato castellano porque para eso estamos en Madrid. Y si alguno albergaba el deseo de que su líder presente batalla contra Sánchez con una moción de censura, Feijóo ha intentado quitarles las ganas asegurando que es un gran error. A juzgar por los aplausos tibios que ha cosechado con esta afirmación no ha conseguido convencer a todos en el PP de Madrid. Esto es, donde se concentra el ala más dura del partido.
“Sánchez celebraría esa moción de censura, como celebra cada voto que vaya a los partidos que la promueven, porque cada voto a esos partidos le acerca a seguir siendo presidente del Gobierno”, se justificaba apelando al voto útil. Feijóo ha machacado con sus dos argumentos clásicos: que no dan los números para sacarla adelante y que sólo serviría para brindarle una victoria parlamentaria gratis "cuando sabemos que ha perdido a la mayoría social” de los ciudadanos insistía tirando de los mismos argumentos que unas horas antes en el Senado.
Y para demostrar el buen rollo con Ayuso Feijóo ha situado en Madrid el kilómetro cero de su camino hacia La Moncloa en plena sintonía con la lideresa madrileña.
Minutos antes Ayuso cerraba filas con el presidente de su partido descartando ella también la conveniencia de una moción de censura y en un intento de desactivar así al sector más duro del partido que podría verse tentado a sumarse a la iniciativa Vox y Ciudadanos. Isabel Díaz Ayuso, igual que Feijóo, ha llamado a la "revolución de las urnas" donde dice "estarán esperando a Sánchez".
"Si tiene dignidad y honra que vaya a las urnas y ya le demostrarán los españoles lo que piensan", retaba Ayuso. Desde su entorno aseguraban que lo desechar la moción de censura es cosecha propia y que no ha pactado con Génova armonizar los mensajes y argumentarios.
A partir de ahí Ayuso ha pintado un panorama apocalíptico con una catarata de referéndum ilegales, con Otegi al frente del Gobierno de Euskadi, a Navarra engullida por el país Vasco y unos países catalanes que "romperán la soberanía del pueblo". Todo esto si no gana el Partido Popular. Primero ella en mayo y después Feijóo cuando toquen las elecciones generales.
"En Madrid no vamos a permitir atropellos contra la ley y la justicia de aquellos que tienen delitos de sangre o de los nacionalistas que han roto la convivencia en Cataluña”, advertía erigiéndose una vez más en ariete contra el presidente Pedro Sánchez. En plan retador le ha recordado a Sánchez que “nada ni nadie está por encima de la ley” para después llamarle tirano levantando de la silla a los suyos entre aplausos en la liturgia ya acostumbrada
De Pablo Casado ni palabra, convertido ya en 'el fantasma de las Navidades pasadas'. Como el personaje de Dickens, Casado intentó que Ayuso cambiara su forma de pensar y se arrepintiera. Es evidente que no lo consiguió. En la fiesta de Navidad del PP de Madrid han seguido atronando los villancicos como si nada mientras Feijóo y Ayuso cerraban filas contra Pedro Sánchez.