El PSOE se planta ante las leyes de Podemos y hace valer su mayoría

El matrimonio entre PSOE y Podemos se encamina a un último año de convivencia complicado, lleno de sobresaltos y con la cuerda cada día más tensa. El contexto electoral que lo contamina todo y la aprobación de los últimos presupuestos generales del Estado que han despejado el horizonte de la legislatura a Pedro Sánchez están alterando el equilibrio entre los socios del Gobierno de coalición.

Los dos marcan perfil propio para diferenciarse al máximo ante las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo y esta semana se ha visualizado el choque en algunas leyes que están en cartera o en tramitación parlamentaria. Mientras Podemos acusa a sus socios de bloquear sus proyectos por cálculo electoral, los socialistas delimitan sus líneas rojas y hacen valer su mayoría.

Fuentes de Ferraz señalan a NIUS que "el PSOE tiene 120 diputados en el Congreso y es el principal partido de la coalición de Gobierno". Sacan pecho de la producción legislativa del Ejecutivo con más de 170 leyes aprobadas, sin perder votaciones en el Congreso, más los tres presupuestos que han salido adelante cuando, subrayan, "muy pocos esperaban que aprobásemos los primeros".

Gestionar las diferencias

Tanto Moncloa y como la dirección del PSOE intentan dar una pátina de normalidad a esas diferencias enmarcándolas en que en España la cultura de la coalición es todavía "joven". Pero lo cierto es que las polémicas en el seno del Gobierno están generando ruido y tapan su labor o algunos datos económicos positivos como las cifras del paro o la inflación.

Admiten que los dos partidos pueden tener "visiones distintas" en algunas cuestiones, pero están convencidos de que al Gobierno "le queda por hacer": "Y lo haremos con nuestros socios de coalición, como ha venido siendo hasta ahora", enfatizan.

En Podemos también dicen que ellos nunca se han planteado salir del Gobierno y reivindican que el Ejecutivo de coalición es su mayor logro. Los morados presumen de que los grandes avances sociales que ha emprendido el Ejecutivo han tenido su firma y son ellos los que han arrastrado al PSOE en algunas leyes a posiciones más de izquierdas. Los morados pretenden rentabilizar su presencia en Moncloa ante sus electores.

Sánchez necesita un espacio a la izquierda del PSOE fuerte para sumar tras las elecciones si quiere seguir en La Moncloa

Los dos están condenados a entenderse si quieren llegar hasta el final de la legislatura y no romper la coalición antes de las generales de 2023 aunque las diferencias se multipliquen. Como están ahora mismo todas las encuestas demoscópicas Sánchez solo tiene opciones se mantenerse en La Moncloa si además de remontar el resultado del PSOE es capaz de sumar con lo que haya a su izquierda.

Esa es la otra gran inquietud ahora mismo en las filas socialistas, las dudas de cómo acabará Unidas Podemos donde se ha instalado una guerra abierta entre el núcleo duro del partido que lidera Ione Belarra y la vicepresidenta Yolanda Díaz que no acaba de arrancar su proyecto Sumar. Esa batalla puede tener consecuencias para toda la izquierda si el espacio confederal acude dividido.

Los socios del Gobierno tendrán que gestionar ese equilibrio inestable durante el próximo año, pero de momento estos últimos días ha quedado claro que el PSOE no va a pasar ni una y está dispuesto a dar la batalla para que leyes elaboradas por ministerios de Podemos como la de familias, la trans o la de protección animal no tengan ningún resquicio ni laguna jurídica por las "prisas" de los morados.

El PSOE marca territorio

Podemos denunció esta semana que el ala socialista del Gobierno paró en el último momento y sin dar explicaciones la ley de familias, un proyecto de la ministra de Derechos Sociales. Según Belarra estaba preparada para aprobarse en el Consejo de Ministros pero se retiró de la agenda. La portavoz del Ejecutivo, la socialista Isabel Rodríguez, ha eludido confirmar cuando irá. "Cuando esté preparada para salir de la mesa del Consejo de Ministros, saldrá", ha sentenciado Rodríguez que incide en que es un proyecto que afecta a varios departamentos, con implicaciones con las comunidades autónomas y que se están haciendo "aportaciones y mejoras".

La ley trans, proyecto estrella de Igualdad, se ha convertido en otro foco de tensión permanente con difícil solución porque nadie se mueve de su posición. El PSOE quiere más "seguridad jurídica" y mantiene vivas sus enmiendas para limitar la autodeterminación de género para que los menores de entre 12 a 16 años necesiten una aval judicial para poder cambiar su nombre y sexo en el Registro Civil, pero Podemos no piensa ceder. No acepta que se toque ni una coma del texto elaborado por el Ministerio de Igualdad de Irene Montero que acusa a los socialistas de querer "recortar derechos a la infancia trans".

La ley trans corre peligro a la espera de lo que pueda hacer el PP en el próximo trámite parlamentario. En el mismo caso se encuentra la ley de protección animal, también firmada por Ione Belarra. Los socialistas ya han informado a sus socios de que mantienen su propuesta para que los perros de caza se queden fuera de esa legislación con el consiguiente enfado del Ministerio de Derechos Sociales. La ley de vivienda o la reforma de la ley mordaza, encalladas desde hace meses en el Congreso por falta de acuerdo, no son proyectos de Podemos pero sí banderas ideológicas imprescindibles para la formación.

El desgaste por la ley del 'solo sí es sí'

Y a todo esto se suma el desgaste que está provocando al Gobierno el goteo incesante de rebajas de penas a agresores sexuales por la aplicación de la ley del 'solo sí es sí', otra ley emblemática de Igualdad que desde sus inicios tuvo objeciones de algunos ministros socialistas.

Las voces en el PSOE para modificarla o buscar alguna solución van en aumento ante la evidencia de que se está responsabilizando a todo el Ejecutivo de esas rebajas. El pasado miércoles, cuando Irene Montero acusó al PP de "promover la cultura de la violación" los socialistas se desmarcaron de esas palabras y trasladaron públicamente y en privado su malestar. La ministra de Podemos está cada día más sola, pero hasta ahora tiene el apoyo fundamental, el del presidente del Gobierno.