Las previsiones turísticas para el verano son buenas. Se confía en igualar las reservas de los años previos a la pandemia. Se nota que hay ganas de disfrutar, por fin, tras años de restricciones, y eso que con la inflación subiendo un poco más cada semana. Las vacaciones pueden salir, como se suele decir, por un ojo de la cara.
Benidorm es siempre un termómetro ideal para para calibrar el verano que tenemos por delante. En la costa alicantina la mayoría de sus hoteles tiene un 80% de ocupación reservadas para el mes de julio. Sin embargo, no ocurre lo mismo en los meses de agosto y septiembre ya que continúa la tendencia de reservar en el último momento. Aún así, los hosteleros son optimistas y piensan que este verano se igualará a los de antes de la pandemia.
Complicadísimo encontrar hoy en Benidorm un hueco para poner la sombrilla. Junio acaba con una ocupación en muchos destinos del 80%. Una temporada más que buena. Si echamos la vista a mayo, 30 millones de pernoctaciones en España. Rozando lo conseguido en 2019. Los hosteleros sueñan con la recuperación total. Esta subida del turismo está provocada por el fin de las medidas covid.
Sin embargo, hay cierta preocupación en los destinos que más dependen del turista extranjero. Las reservas para julio y agosto, de repente, han echado el freno ya que a los turistas les asusta la inflación. Los problemas en aeropuertos que espantan a los británicos también han provocado esta frenada.
Desde la pandemia reservamos nuestras vacaciones aún más tarde que antes. Quien ya ha batido el récord prepandemia es el turismo rural. Castilla y León fue el líder en abril con un 6% más de pernoctaciones que en 2019.