2021, el año en el que el ciclón Ayuso arrasó la política nacional
Ha triunfado sobre el Gobierno de Sánchez con su política de cero cierres, y es aclamada en toda España
Su victoria contundente el 4M relegó al PSOE como tercera fuerza en Madrid, y terminó con la carrera política de Pablo Iglesias
Coronada por la prensa internacional como "la mayor estrella política de España"
Isabel Díaz Ayuso cierra el año coronada por el Washington Post como “la mayor estrella política de España”. La biblia política de la prensa estadounidense se refiere a ella como “heroína”. Sin apartarse del camino trazado por su jefe de Gabinete, el todopoderoso Miguel Ángel Rodríguez, (MAR para amigos y enemigos), Ayuso ha construido su personaje a lo largo de 2021, cimentando una imagen mezcla de icono pop, Agustina de Aragón castiza en guerra permanente con el presidente Pedro Sánchez, reina de los bares de Madrid, y fenómeno ‘fan’. Estos son los ‘12 meses, 12 causas’ que han alimentado el ‘ciclón’ Ayuso, que amenaza con barrer el liderazgo de su hasta hace nada amigo, Pablo Casado.
- Enero. Filomena. La nieve empezó a caer con fuerza justo después de Reyes. 29 horas sin parar, pero mientras el alcalde de Madrid José Luis Martínez-Almeida desplegaba una actividad frenética y se dejaba ver en todas partes, Ayuso estaba desaparecida en pleno caos. Cuando la oposición le pidió cuentas, ella calificó su gestión de “excelente” y arremetió contra la izquierda “hijos de burgueses” y “sabiondos”. Irrumpía con fuerza el ‘lenguaje Ayuso’, sin complejos y una de las claves de su éxito, para regocijo de los ‘ayusers’ (sus fans más entregados). “Izquierda caviar”; “niñatos”; “boca mustia” y “médica y madre que promueve los porros”, a la portavoz de Más Madrid, Mónica García; “abogada fracasada”; “sectarios”, “hipócritas”, “cutres”… Isabel Díaz Ayuso reina del ‘trending topic’.
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- Febrero. Ayuso irrita a todas las comunidades autónomas, incluidas las del PP, por “ir a su bola” para combatir la que por entonces era la tercera ola de coronavirus. Mientras los barones territoriales imponían el cerrojazo total, ella al grito de “para arruinar a la hostelería conmigo que no cuenten”, abría los bares y los hosteleros la aplaudían hasta en Barcelona. “¡Ayuso ven aquí!”, la jaleaban en el barrio de Gracia, uno de los más independentistas de la Ciudad Condal. Isabel Díaz Ayuso había dado con ese ‘click’ que ambicionan todos los políticos y que construyen liderazgos capitalizando el hartazgo de la pandemia.
- Marzo. La presidenta de Madrid asesta el golpe definitivo a Ciudadanos, su socio de Gobierno con el que siempre se llevó a matar. Con la excusa de la moción de censura en Murcia convoca elecciones anticipadas para sólo dos años. Su jefe y todavía amigo, Pablo Casado, se lanza a “forjar la alternativa” con el trampolín de Madrid y la implosión de la formación naranja. Pero Ayuso comienza a dar señales de que va por libre y afloran las primeras fricciones con Génova. Desde la dirección nacional le imponen que incluya como número dos en sus listas al exciudadano Toni Cantó, y ella en respuesta le coloca en quinto lugar, hasta que la Justicia le tacha de las papeletas del PP de Madrid.
- Abril. Isabel Díaz Ayuso, “socialismo o libertad”, centra su campaña electoral en el choque con el presidente del Gobierno. “Mi rival es Pedro Sánchez”, proclama eclipsando al resto de rivales, incluido el exvicepresidente Pablo Iglesias, que ha saltado a la arena política de Madrid para salvar la marca morada en la Comunidad y “parar la derecha criminal”. Sánchez entra al trapo y avala esa estrategia al entrar con todo en el cuerpo a cuerpo con Ayuso. En Sol se frotan las manos. Sánchez ha picado y Ayuso se convierte de facto en la líder de la oposición que acapara el voto ‘antisanchista’, para desesperación de Pablo Casado, cada vez más eclipsado por la alargada sombra de la lideresa madrileña.
- Mayo. Isabel Díaz Ayuso y su “vivir a la madrileña” arrasan en las elecciones. Madrid se tiñe por entero de azul. También el cinturón rojo, del que ya no queda ni la hebilla. Ayuso duplica los votos de Pablo Casado en Madrid. 1,6 millones frente 887.000 del líder de los populares en las generales de 2019. Desde la misma noche del 4M, en el balcón de Génova, Casado ‘se pega’ literalmente al tirón electoral de Ayuso, pero la tensión entre Génova y Sol no deja de crecer. MAR pelea unos segundos para ella sola en el balcón de las victorias, pero Teodoro García Egea impone la presencia de Casado en todos los planos, mientras el nombre que corean los afiliados es el de su presidenta. El ciclón Ayuso ya es imparable.
- Junio. Los indultos a los presos del ‘procés’ devuelven a la derecha a la plaza de Colón. Pablo Casado, después de mucho pensárselo, confirma finalmente su presencia. Isabel Díaz Ayuso se apunta la primera. Del resto de barones, ni uno. Pero lo peor para Casado no será la temida foto con Abascal, que no se producirá, sino la que lía Ayuso. En la puerta de Génova la presidenta de Madrid involucra al rey Felipe VI en el debate de los indultos. “¿Qué va a hacer el Rey de España a partir de ahora? ¿Va a firmar esos indultos”, interpelaba en voz alta ante la cara de estupefacción Pablo Casado y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida. De nuevo es Ayuso la que se lleva todos los titulares y todos los aplausos. “Ella sí que tiene huevos”, jalean sus incondicionales en detrimento de Casado, mientras en Génova se encienden todas las alarmas.
- Julio. Isabel Díaz Ayuso se inventa una Oficina del Español para colocar a Toni Cantó, descolgado a la fuerza de las listas electorales. El exciudadano cargaba a sus espaldas con una larguísima hemeroteca contra los ‘chiringuitos’, los ‘enchufes’ y la ‘política de amiguetes’, y ahora resulta que se lleva 75.084 euros al año por defender el español ¡en Madrid! y promocionar “nuestro idioma” internacionalmente. Una oficina sin personal que en medio año de existencia apenas se le conoce actividad. Si no es una respuesta a las imposiciones de Génova, se le parece bastante.
- Agosto. Ayuso agita otra de sus banderas de enganche con su electorado, y reclama ‘autonomía fiscal’ frente a los barones socialistas, y los ministros María Jesús Montero y José Luis Escrivá que señalan a Madrid por su baja presión fiscal. Escrivá llegó a amenazar con un nuevo impuesto para los ricos de Madrid. La respuesta de Ayuso llegó el 31 de Agosto en forma de órdago al Gobierno. Anuncia que elimina todos los impuestos autonómicos. No tiene gran repercusión en el bolsillo de los madrileños, pero el golpe de efecto está asegurado.
- Septiembre. Isabel Díaz Ayuso arranca el curso político desafiando a Génova. Anuncia su intención de presidir el PP de Madrid, antes incluso de que se convoque el congreso regional. Ayuso carece de poder orgánico dentro del partido y es la pieza que le falta para consolidarse a nivel nacional. La dirección nacional se pone de los nervios. Temen que, alentada por su escudero Miguel Ángel Rodríguez, sucumba a la tentación de disputarle a Casado el liderazgo del partido si este vuelve a perder unas elecciones generales. Ella responde con una exhibición de fuerza, aclamada “a lo Britney Spears” en un encuentro con universitarios del CEU.
- Octubre. Llega la Convención nacional del PP montada a mayor gloria de Pablo Casado, con la guerra interna abierta en canal. Ayuso se ha marchado de gira por Estados Unidos justo en las mismas fechas ¡casualidad!, y no es hasta el final que asegura su presencia en el cónclave de Valencia. Finalmente decide acortar el viaje y se planta en la convención jaleada por su séquito. Allí, delante de todos, tras una pausa dramática, asegura que su “sitio” y su “meta política” es Madrid. Un espejismo de tregua. Ayuso bloquea en whatsapp a García Egea, no renuncia a presidir el PP de Madrid, y presiona para que el congreso regional se celebra antes de marzo.
- Noviembre. La tregua entre Isabel Díaz Ayuso y Génova ha durado exactamente 21 días. Sol va a degüello a por el secretario general, García Egea, y Génova contraataca con el nombre del alcalde Martínez-Almeida para intentar neutralizar a la presidenta madrileña. La comunicación entre los amigos Casado y Ayuso se rompe definitivamente. Estarán sin cruzar palabra 40 días, cuando eran de llamada diaria. Una encuesta de GAD3 para NIUS señala que Ayuso supera en valoración al líder del PP hasta en 8 décimas. Y en estas Ayuso revienta el Congreso de Andalucía y obliga a Pablo Casado a bajar a la arena. “El personalismo no cabe en el PP, esto no es un 'talent show' de megalomanías”, avisa acorralado por la pinza Ayuso-Cayetana Álvarez de Toledo, que acaba de sacar un libro letal contra él y su lugarteniente García-Egea.
- Diciembre. La polémica sobre si Ayuso le hizo o no ‘la cobra’ a Casado en la presentación del libro del expresidente Mariano Rajoy, ‘Política para adultos’, (un título que les va al pelo), da la medida de cómo están las cosas en una guerra que desangra en las encuestas al PP. La bronca se lleva hasta a las cenas de navidad. Génova, que recela de la popularidad creciente de Ayuso, las prohíbe, esta se rebela y Casado le saca los muertos por la pandemia. Termina el año sin visos de armisticio para desolación de los barones territoriales, que en el caso de Andalucía y Castilla y León enfrentan elecciones anticipadas. A ella no le pasa factura, ha conseguido aprobar sus primeros presupuestos y sigue con su cruzada enfrentada con Pedro Sánchez y con los sanitarios por la sexta ola como reina de la libertad. Vamos, mejor que nunca.
Isabel Díaz Ayuso termina el año manteniendo una estrategia que comenzó en plena pandemia, definiendo su personaje frente a Pedro Sánchez, y triunfando sobre el Gobierno y prácticamente el resto de comunidades autonómicas. Sin apartarse de su línea de gestión frente a la pandemia su modelo de cero cierres se ha impuesto, y muy pocos son los están por imponer fuertes restricciones para hacer frente a la sexta ola.