La Xunta de Galicia no solo es el órgano de gobierno autonómico de Galicia, sino también un símbolo de la identidad gallega y su evolución política. Desde su reinstauración en la transición democrática española, tras la dictadura de Franco en el año 1981, y la subsecuente aprobación del Estatuto de Autonomía de Galicia, la Xunta ha experimentado diversos cambios políticos.
Inicialmente, fue un bastión del centro-derecha, representado por el Partido Popular, especialmente bajo la larga presidencia de Manuel Fraga y luego de Alberto Núñez Feijóo. La sociedad gallega ha sido tradicionalmente rural y conservadora, lo que ha favorecido al PP en gran parte de su historia reciente.
Sin embargo, la urbanización creciente y el cambio demográfico han comenzado a influir en el panorama político, con un electorado más joven y urbano inclinándose hacia opciones políticas más progresistas o nacionalistas. Esta hegemonía del PP se ha enfrentado, por tanto, a desafíos por parte de partidos de izquierda como el Partido Socialista de Galicia y el BNG, que han tenido momentos de influencia significativa, aunque menos estables.
Galicia fue habitada por los celtas antes de la llegada de los romanos en el siglo II a.C. La región fue dividida en tres provincias romanas: Gallaecia, Lusitania y Tarraconensis, y se destacó por su agricultura y ganadería durante este período.
Durante la Edad Media, Galicia experimentó una serie de cambios significativos. El nombre actual de la región se originó en esta época, con la invasión de los pueblos germánicos. Galicia se convirtió en un reino independiente y luchó contra la invasión musulmana, desarrollando una cultura propia con su lengua y tradiciones distintivas y diferentes a las del resto de habitantes de la península ibérica.
En el siglo XV, Galicia se unió a la Corona de Castilla, para poco después sufrir una crisis económica y social durante los siglos XVI y XVII, seguida de un renacimiento cultural y económico en el siglo XVIII con el surgimiento de una nueva clase empresarial y la expansión de actividades como la industria textil y la minería.
La Guerra Civil española tuvo un impacto más que relevante en Galicia, con la región siendo uno de los principales escenarios del conflicto. La comunidad autónoma de Galicia se estableció finalmente con un segundo estatuto de autonomía el 6 de abril de 1981. La Xunta de Galicia, con su Parlamento encabezado por un presidente y una asamblea unicameral, ejerce el gobierno de la región. La capital es Santiago de Compostela, designada sitio del Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1985.
Desde el inicio del Parlamento de Galicia, la región ha tenido seis presidentes, todos hombres y ninguno de las provincias de Lugo y Ourense. A lo largo de los años, el parlamento ha experimentado cambios, incluido el aumento del umbral de votos necesarios para entrar en el reparto de escaños.
La elección de los 75 escaños del Parlamento de Galicia se rige por el sistema D’Hondt, con circunscripciones provinciales y una barrera electoral del 5% para la inclusión de nuevas formaciones políticas.
La historia de la Xunta de Galicia y de la región en su conjunto es rica y variada, reflejando una evolución desde tiempos antiguos hasta la actualidad. La autonomía y el autogobierno han sido fundamentales en el desarrollo de Galicia, permitiendo que la región mantenga su identidad cultural única mientras se adapta a los cambios políticos y económicos a lo largo de los siglos.
Ahora, con las inminentes elecciones al Parlamento 2024 los gallegos no solo vivirán una lucha por el control de la Xunta, sino también una lucha por demostrar la evolución de la sociedad, sus cambios sociales y políticos en la región. Con una población de más de 2.6 millones de personas elegibles para votar, estas elecciones son un barómetro de la opinión pública gallega y su relación con las tendencias políticas nacionales e internacionales