El PSC de Salvador Illa se ha hecho con la victoria como la fuerza más votada en las urnas en las elecciones de Cataluña de este 12 de mayo con 42 escaños. Le siguen Junts con 35, ERC con 20 y, más lejos, el PP, con 15. Con el pactómetro ya en marcha y la calculadora en la mano, los resultados derivados de las urnas plantean ahora un escenario complejo, con una aritmética parlamentaria que más allá de obligar al acuerdo, aviva la amenaza del bloqueo político y la repetición electoral. El independentismo ha perdido la mayoría absoluta y Salvador Illa necesita a ERC, además de a Comuns Sumar. Carles Puigdemont, por su parte, podría pretender gobernar con ERC pidiendo a Pedro Sánchez la abstención del PSC a cambio de su apoyo en Madrid.
Pese a las celebraciones, las cuentas son de difícil encaje. La mayoría absoluta está en 68 escaños de los 135 diputados que componen el Parlament; un Parlament marcado tras este 12M por la fragmentación, con hasta ocho fuerzas políticas con representación. Sin ningún partido logrando los escaños suficientes para presidir el Govern en solitario, las negociaciones son también un escollo de difícil resolución entre las posturas enrocadas de las principales formaciones.
Concretamente, el PSC ha conseguido 42 escaños; Junts 35; ERC 20; el PP 15; Vox 11; Comuns Sumar 6; la CUP 4; y Aliança Catalana 2.
Salvador Illa, vencedor del 12M, no tiene un camino fácil pese a los gritos de 'president' de los suyos al valorar los resultados. Si quiere gobernar tendrá que sentarse con los independentistas catalanes. Desde Junts, que ha emergido con Carles Puigdemonts como candidato tras la controvertida ley de amnistía, ya le dejaron claro antes de los comicios que la puerta del pacto estaba cerrada. Desde ERC, la otra gran fuerza en estas elecciones, lo que han estado subrayando es que sus exigencias son claras y de difícil encaje para el socialista.
Concretamente, los de Pere Aragonès, líder de Esquerra Republicana, le reiteraban en sucesivas ocasiones que la aceptación de su propuesta de financiación singular y la celebración de un referéndum en Cataluña son dos de sus requisitos indispensables para el pacto; algo que no entraría en los planes de Salvador Illa, que ya antes de los resultados tildaba a esto último de un “mecanismo divisivo” y que se desmarca de su objetivo de, según dice, unir a la sociedad catalana.
Ahora, tras lo expresado por las urnas y analizando su "muy mal resultado", con 13 escaños menos respecto a las elecciones anteriores, Aragonés ha señalado que ERC "asumirá la voluntad ciudadana" y pasarán "a la oposición", algo que no arroja total certidumbre sobre el camino que adoptará su formación, que podría tener la llave en este pactómetro.
Entre grandes obstáculos y en el hipotético caso de un pacto PSC - ERC, los de Salvador Illa necesitarían a Comuns-Sumar para formar un tripartito de izquierda que permita, --por la mínima--, la mayoría necesaria para gobernar, algo que tampoco se antoja sencillo. Hay que recordar, en este sentido, que los de Jéssica Albiach tumbaron los Presupuestos catalanes y forzaron, de hecho, estas elecciones anticipadas del 12M. La reticencia de Pere Aragonès a aceptar sus peticiones y retirar proyectos como el del macrocasino Hard Rock fue clave para provocar esta situación, por lo que ahora los mismos problemas estarán sobre la mesa.
Frente a Salvador Illa y el PSC, el bloque independentista, encabezado por Carles Puigdemont y seguido por Pere Aragonès, analiza también los resultados del 12M con la calculadora en la mano y resignándose a asumir que, esta vez, no suman.
Ni Junts, ni ERC, ni la CUP de Laia Estrada consiguen llegar a la mayoría absoluta de 68. Tampoco si sumasen a la Aliança Catalana, --formación de extrema derecha independentista liderada por la alcaldesa de Ripoll (Girona), Sílvia Orriols--, a la que ya habían cerrado la puerta desde la izquierda.
Sin esta opción, Carles Puigdemont, que desde el principio ha dejado claro el ‘no’ al PSC, avivando la amenaza del bloqueo político, podría estar contemplando otra vía: volver con otro órdago dirigido hacia el Gobierno de Pedro Sánchez, pidiéndole una abstención a cambio del apoyo en Madrid; otro escenario sumamente complejo.
Por todo ello, el pactómetro es clave también en el 12M, cuya relevancia puede trascender a lo autonómico alcanzando a la política nacional.
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