Ha pasado poco más de un mes del último episodio de 'acqua alta' que desbordó los canales de Venecia y, de nuevo, a las puertas de la noche más familiar del año, la ciudad se ha inundado. Los turistas se fotografían en la Plaza San Marcos con el agua por la cintura y los negocios de la zona se pronuncian, por la contra, para restar importancia al fenómeno que está desplomando las reservas en la recta final del año. ¿Qué ha hecho esta vez que Venecia amanezca sumergida?
El 2019 está siendo un año complicado en Venecia por las inundaciones que apenas dan tregua últimamente. La ciudad Patrimonio de la Humanidad presencia impotente como sus joyas se ven dañadas por el agua, especialmente la Basílica de San Marcos, con estructuras de mármol y obras de arte que peligran ante la constante 'acqua alta'. Supuestamente, el monumento fue construido en una ubicación segura ante las incursiones caprichosas del mar.
Y no sólo el patrimonio se ve afectado: el bolsillo del sector servicios se vacía al mismo ritmo que las reservas caen en picado. En 2018, los hoteles estaban al 100% para Año Nuevo. Este año, apenas llega al 50%.
Y no es de extrañar. La voz del miedo a nuevas inundaciones se extiende rápidamente de boca de los que ya lo han vivido. Dos alarmas despertaron el fin de semana a los turistas para advertir del agua alta.
Los 144 centímetros que ha alcanzado el agua coincidiendo con el inicio de las fiestas navideñas no son ni de lejos tan preocupantes como los 187 cm que anegaron la urbe a mediados de noviembre. Los servicios de predicción activaron el aviso naranja ante la previsión de tormentas y fuerte oleaje.
Al igual que ha ocurrido en España, en Italia el paso de la borrasca Fabien ha dejado un temporal de lluvias y viento suficientemente violento para hacer peligrar las costas italianas sumado a la marea alta. En el norte del país, las regiones de Emilia Romaña, Friuli-Venecia Julia, Lombardía y Liguria estaban avisadas de lo que se les venía encima. Y no fueron las únicas: en Córcega se registró una racha de 206,6 km/hora, y el desbordamiento de un río por las precipitaciones causó la muerte de un hombre en Cordenons, en la provincia de Pordenone.
Y eso que las previsiones no se cumplieron: si el agua, como se estimó, hubiera pasado de los 150 cm –lo cual hubiera supuesto que las autoridades activasen el aviso rojo–, un 70% de la ciudad estaría anegada. Le salvó ligeramente que el viento no empujase más agua del Adriático tierra adentro.