Los vestigios de la tormenta de arena histórica que hemos vivido en España son evidentes: coches salpicados de barro, cielos más polvorientos de lo habitual, estaciones de esquí que parecen desiertos por la nieve naranja… El episodio de calima no ha tenido nada de normal. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), ha sido el más extremo en décadas en nuestro país.
El intenso episodio de calima de esta semana ha sido "el más importante" de los últimos diez años tanto por su extensión geográfica como por su intensidad, según ha explicado el jefe de estudios de desarrollo y director técnico del Barcelona Dust Regional Center de la OMM, Ernest Werner.
Werner ha participado en la rueda de prensa estacional de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) para dar detalles sobre este episodio de calima poco habitual. Ha recordado que el año pasado se registró otra intrusión de polvo sahariano de "parecida" intensidad, pero más corta en el tiempo y que no afectó a toda la Península, sino al Mediterráneo, a puntos de Pirineos y a los Alpes.
El portavoz de la Aemet, Rubén del Campo, destacaba que la visibilidad en algunos puntos de España se redujo el martes y miércoles por la calima hasta no más allá de 2 a 4 kilómetros en ciudades tan lejanas como León, Madrid o Granada. Esto “no es habitual”, especialmente en el invierno.
Respecto a la influencia del cambio climático en el episodio de calima, el portavoz ha precisado que no está clara la relación pero lo que sí es cierto es que la llegada de polvo en suspensión depende de la fuente de origen y, en este caso, el Sáhara ha aumentado su extensión un 10 por ciento a lo largo del siglo pasado. "Si la fuente de polvo activa es más grande, hay una mayor potencialidad", ha apuntado.
Aunque ya no sea tan evidente, la calima sigue con nosotros este viernes y va a seguir (ya en mucha menor medida que en días anteriores) todo el fin de semana, por lo que la calidad del aire no será óptima prácticamente en ningún punto de España.
Pero no todo son malas noticias. La lluvia está al caer, lo cual le vendrá de perlas a nuestro país tras el segundo invierno más seco de los últimos sesenta años, y la necesidad de que el ambiente se limpie de partículas de polvo sahariano.
Llegarán literalmente el primer día de la primavera, dado que a partir del 20 de marzo un tren de frentes atlánticos barrerá España y causará un episodio de alrededor de 72 horas seguidas de precipitaciones, que además van a ser abundantes en muchas regiones. Ahora sí, tendremos que salir a la calle con botas de agua y paraguas en mano porque los aguaceros están en camino.