El coronavirus ha interrumpido nuestras vidas por tiempo ilimitado y todo apunta a que estaremos un tiempo encerrados en nuestras casas, pero siempre hay que mirar hacia adelante. Cuando todo esto acabe será primavera y, a pesar de las dificultades, nuestra Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) sigue trabajando para informarnos de cómo van a ser los meses venideros. Si estás deseando salir, no está de más que sigas leyendo para conocer la predicción hasta mayo.
La Aemet ha hecho balance de un invierno para la historia o, como lo están llamando en algunos países del norte de Europa, el no-invierno. Aquí algo hemos tenido. Ha sido caluroso, eso sí, y mucho. Concretamente el más cálido en nuestro continente desde que hay registros, con los correspondientes récords de temperatura más alta alcanzada un febrero por el 'veranillo' que se nos vino encima nada más arrancar el mes.
Aprovechando el balance, la agencia meteorológica ha comentado lo que está por venir. Es difícil prever episodios concretos, pero todo apunta que, a grandes rasgos, la primavera seguirá en la misma línea que el invierno que acaba este viernes.
La Aemet destaca una clara tendencia a temperaturas que serán más elevadas de lo normal, de igual manera que entre diciembre y marzo han sido 3,4ºC más altas que la media habitual (periodo 1981-2010) en el conjunto de Europa.
En febrero ya observamos los efectos del calor adelantado. Incendios y almendros florecidos, playas a rebosar y cigüeñas que eligen ahorrarse la migración a África para quedarse en una España más templada de lo que era hace años en invierno.
Marzo, abril y mayo (primavera meteorológica) serán meses en que, en promedio, el calor superará las espectativas en buena parte de Extemadura y Castilla-La Mancha. Si la temperatura (balance máximas y mínimas) habitual de estas zonas para el trimestre es de entre 12 y 16ºC, quizá este año lleguen a superarlo en 1ºC.
En cuanto a las precipitaciones, que tan abundantes fueron en invierno en la vertiente del Mediterráneo y entorno de la cuenca del Ebro, podrán escasear estos meses en prácticamente toda España (comparado con lo que suele caer). La primavera acostumbra a dejar más precipitación en el norte, concretamente en Galicia y las provincias del Cantábrico, así como el Pirineo occidental. Este año, estima la Aemet, será menos húmedo de lo que correspondería especialmente en Galicia y Asturias, donde lo normal es que la precipitación media sea de entre 250 y 400 litros/m(2), aproximadamente.
Si todo va según lo previsto, podrían ser muy malas noticias para nuestro campo. Buena parte de los cultivos dieron sus frutos antes de tiempo durante el invierno y, si el agua escasea, podrían verse en apuros para seguir produciendo. Por no hablar de lo trágico que sería que llegase el frío para congelar la cosecha.
Además, ante la previsión de un calor más asfixiante de lo que tocaría en primavera, podría aumentar el riesgo de incendios que tantos problemas nos dieron el año pasado, así como dejarnos con una reserva de agua insuficiente por la evaporación y la demanda para, por ejemplo, los sistemas de riego.
Si echamos la vista atrás, el año pasado las lluvias hicieron acto de presencia de manera relevante en abril, concretamente durante la Semana Santa. Entonces el balance fue terrible en varias localidades -en Jávea lo recordarán-, aunque como contrapartida sirvió para frenar ligeramente la sequía, que de todas formas volvió a vaciar nuestros embalses en los meses siguientes.