Por sorprendente que suene, desde hace días los termómetros marcan más de 20ºC en muchos puntos de España. La Navidad para muchos transcurrió en la playa o cogiendo el moreno de esquiar en la montaña, pero en pocos casos podemos decir que las lluvias o el frío hayan marcado los planes del día 25. Tanto 'calor' otoñal a las puertas de estrenar año no es normal, y las temperaturas superan de hecho los valores habituales de la época en bastantes grados. ¿Qué está pasando para que no llegue el tiempo invernal a finales de diciembre?
Como ya sabrás, el anticiclón de las Azores se ha colocado sobre la Península Ibérica desde el lunes, dando puerta así a las borrascas que mojaron nuestra geografía la pasada semana –Daniel, Elsa y Fabien–. Esto no resta al hecho de que haga frío, pero sí de que esté haciendo mucho menos frío que el correspondiente a las fechas navideñas.
*Imagen: Temperatura y geopotencial a 500 hPa el jueves 26 de diciembre / Tropical Tidbits
Cuando las altas presiones entran en España, como ocurre actualmente, lo que ocurre es que bloquean la inestabilidad que de otro modo nos llegaría del Atlántico, que casualmente se encuentra muy activo en este momento. Por el contrario, una dorsal desvía las bajas presiones a modo de barrera y la superficie se calienta durante las horas de sol porque no hay nubes que lo impidan.
Pero si algo sabemos de sobra es que anochece muy, muy pronto, en algunas zonas de España incluso antes de las 18 (hora peninsular). Esto implica que el frío pase ocupar rápidamente la capa de aire sobre el suelo.
Con el descenso del aire frío de capas altas – el frío es más denso que el calor–, las bajas temperaturas quedan atrapadas a su vez sobre la superficie. Al no haber calor sobre el suelo que ascienda, las nubes no tienen cabida –las nubes se forma de abajo hacia arriba–, lo que da lugar a cielos muy azules.
Los anticiclones que solemos asociar al verano son en cambio típicos durante el invierno, cuando además tienden a ser persistentes. Sin un frente o una borrasca que hagan acto de presencia, el frío no se puede retirar de las capas bajas, por lo que el anticiclón suele aguantar bastante.
Una de las consecuencias de las altas presiones es la formación de bancos de niebla. Este fenómeno llamado científicamente 'estratos' se genera en condiciones en que el frío ocupa rápidamente el aire sobre el suelo y la humedad queda atrapada porque no consigue ascender –lo cual alimentaría las nubes–. Así, lo que vemos son nubes bajas que son más propensas a darse en los valles y depresiones, además de cerca de ríos y embalses porque dan el aporte de humedad. La niebla no se traduce en gotas (precipitación) porque no hay gravedad que ayude a descargarlas.
Otro fenómeno que podrás notar estos días será la diferencia paradójica entre la temperatura en la montaña y el valle. A más altura, en condiciones anticiclónicas, puede ocurrir que haga más calor que en regiones a menos altitud. Es lo que se conoce como inversión térmica, y ocurre porque el movimiento vertical del aire es limitado debido a que el aire es más frío cerca del suelo que en capas más elevadas de la atmósfera.
Por último, el hecho de que exista menos movimiento entre las capas de aire superiores e inferiores, que suelen interactuar, se traduce en un ambiente estático que no se 'limpia'. Por ello, estos días está previsto que la calidad del aire, sobre todo en Madrid, sea más bajo, es decir, que hay más polución. Los modelos de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) estiman que, en zonas de la capital, el índice de gases contaminantes sea alto lo que queda de semana, sin un ápice de viento o lluvias que purifiquen el ambiente.
*Imagen: Índice de contaminación previsto para el viernes 27 de diciembre / Aemet