La nieve todavía se amontona en multitud de provincias, entre ellas Madrid. El 98% de los colegios de la capital ha reabierto este miércoles y el alcalde ha anunciado que nos enfrentamos a una semana decisiva para recuperar la “normalidad”, sin embargo el pronóstico del tiempo hace temer por un nuevo hándicap meteorológico: las inundaciones. Entre los comodines con los que cuenta la comunidad se encuentran los ‘tanques de tormentas’ que se esconden bajo el ajetreo de la ciudad, entre los que encontramos algunos de los más grandes del mundo. Echamos un ojo a su funcionamiento.
En total, Madrid cuenta con 37 tanques de tormentas, según indica el Ayuntamiento en su web, con la capacidad de almacenar 1.370.250 metros cúbicos de agua (1,37 hm(3)). Estos depósitos fueron construidos para situaciones excepcionales, cuando llueve demasiado o, como en esta ocasión, hay previsión de que el agua inunde las calles por el derretimiento de la nieve.
Tanto las depuradoras como la red de alcantarillado tienen un límite de agua que soportan. Cuando lo alcanzan, entran en juego estos tanques, también llamados aliviaderos, que además hacen una predepuración de la lluvia.
El tanque de tormentas más grande es el de Arroyofresno, una especie de búnker de 35.000 metros cuadrados escondido bajo el campo de golf del Club de Campo Villa de Madrid y gestionado por el Canal de Isabel II. Funciona desde el año 2009 a 22 metros bajo tierra y puede almacenar 40.000 m3 de agua. Principalmente, recoge las aguas de lluvias de los barrios de Tetuán, Avenida de la Ilustración y Ventisquero de la Condesa.
Después del de Arroyofresno, el mayor tanque de agua de Madrid es el de Butarque, con una capacidad similar.
Retienen el agua, la limpian, y después la liberan al Manzanares libre de la contaminación que arrastra por el camino, desde heces de animales hasta colillas que acaban en el suelo de la ciudad. Se ha comprobado que, desde que se construyeron hace poco más de una década, la calidad del agua del río ha mejorado: “Gracias a estas instalaciones, todos los años se evita verter al rio 8 hm3 de aguas residuales, o lo que es lo mismo: 8 veces el estadio Santiago Bernabéu”, presume el Canal de Isabel II.