La pasada semana tres borrascas barrieron nuestro país con un temporal de viento y lluvias que ha desbordado ríos, anegado calles y tumbado árboles y decoraciones navideñas. Como todo, no hay mal que por bien no venga y, si nos ponemos optimistas, cabe destacar que nuestro bolsillo agradece la inestabilidad porque la producción de energía renovable se disparó en las centrales hidráulicas y plantas eólicas con su correspondiente reflejo en la factura de la luz.
La generación masiva de electricidad por las lluvias y el viento que han traído Daniel, Elsa y Fabien –las borrascas que la Agencia Estatal de Meteorología bautizó la semana del 16 al 22 de diciembre– ha desplomado el precio tanto para los mercados españoles como para los consumidores.
Paradójicamente, el pasado 4 de diciembre pagamos 60,64 €/kilovatio por hora –en los últimos seis meses sólo cuatro días hemos superado los 60 €/kWh, tres de ellos en noviembre–. Enero ha resultado ser el mes más caro del año 2019 en la factura de la luz.
La madrugada del sábado el precio cayó hasta los 2,30 €/kWh y, si todavía quedaba algún insatisfecho, el domingo el desplome dejó un nuevo repunte, de 0,51 €/kWh. A lo largo de la noche el precio alcanzó incluso los baratísimos 0,10 €/kWh, aunque si comparamos con Portugal nos quedamos muy cortos: allí costaba a la misma hora 0,01 €/kWh. Se trata del coste más bajo desde hace más de cinco años. Buena parte de ello tiene que ver con que la energía renovable -junto con la nuclear- es la más barata.
*Imagen: OMIE (Operador del Mercado Ibérico de Energía)
Lo bueno dura poco, eso sí, con que si no pusiste la lavadora, el lavavajillas y hasta las luces de navidad, te disgustará saber que la tarde del lunes ya asciende nuevamente a los 40 €/kWh.