Una tremenda nevada ha cubierto los monumentos más icónicos de París de blanco. La masa de aire frío procedente de Siberia, que llaman Bestia del Este, ha desplomado el termómetro en los últimos días y ha facilitado que veamos estampas como estas en las capitales europeas.
Las pistas de esquí están cerradas en Francia por la covid-19, pero no significa que los esquís se queden en el armario. Más de una persona ha aprovechado el manto de nieve que cubre la ciudad para deslizarse por las zonas en pendiente frente al Montmartre y numerosos parques de París, como vimos en Madrid con la nevada monumental de Filomena.
La Torre Eiffe, la Basílica del Sagrado Corazón, el Arco del Triunfo o las orillas del Sena se han convertido en escenas de postal. Se han visto desde personas que paseaban con sus hijos hasta atrevidos que circulaban en bicicleta pese a las heladas.
Una alegría en medio de la pandemia que, en Francia, ha supuesto una prolongación del estado de urgencia sanitaria hasta el 1 de junio. Hacía tres años que no nevaba así, concretamente desde la anterior Bestia del Este, en 2018, que también azotó zonas de España.
En otros países de Europa la nevada ha sido incluso más copiosa. En Holanda se ha suspendido temporalmente la vacunación y se han cerrado estaciones de tren y uno de los aeropuertos más importantes, en el Eindhoven. En Alemania la ventisca ha provocado sensaciones térmicas de menos de -15 grados y ha provocado accidentes en carretera, y en Londres se han congelado las fuentes del Trafalgar Square. Son solo algunos de los ejemplos del histórico temporal que se vive en el viejo continente.