Estos días nos ha acompañado un ambiente anticiclónico que nos ha dejado temperaturas bastante llevaderas y cielos despejados en casi toda la Península. Pero entre los ingredientes habituales de las altas presiones no está únicamente la estabilidad: una niebla muy densa no falta últimamente durante la mañana en muchos puntos del país. Especialmente en regiones del este peninsular, amanecemos con un ambiente turbio que no deja ver lo que sucede a tan sólo unos metros de distancia. Con la llegada paulatina del frío, es más que probable que este fenómeno se vaya extendiendo a más zonas del país, por lo que no está de más refrescar algunos consejos para evitar posibles accidentes.
Es frecuente que el anticiclón, cuando se instala en la Península, traiga consigo vientos flojos en superficie que dejan nubes bajas, dando lugar a humedad en la carretera que puede poner en peligro la conducción. Estas brumas matinales tienden a romperse al mediodía, cuando el único protagonista pasa a ser el sol. Aunque tiene su toque de misterio, la niebla (o estratos) es un riesgo al que nos enfrentamos cuando nos pilla en el coche y cuesta ver más allá del parabrisas. Te dejamos los siguientes consejos para que evites complicaciones al volante.
Las brumas se forman por partículas de agua en suspensión que vienen del suelo. Estas gotas pueden llegar a condensarse dejando un suelo muy húmedo que podrá resbalar tu coche como si de una pista de patinaje se tratase. Revisa los neumáticos antes de salir y cerciórate de que el dibujo está marcado, de lo contrario les 'costará' adherirse al asfalto.
Aunque los neumáticos estén en buenas condiciones no podrás alcanzar grandes velocidades. Intenta ir más despacio que de costumbre. Con la dificultad añadida de la reducción de visibilidad, toca extremar la precaución porque se reduce mucho el tiempo que nos queda para reaccionar. En ocasiones la niebla no permite ver apenas a un metro de distancia. Al volante, esto puede traducirse en un susto especialmente al coger una curva.
Lo peor de la niebla no es sólo el exterior, también el interior podrá darte un 'sustillo' si no haces las comprobaciones pertinentes antes de arrancar. Es más que probable que los espejos y cristales de tu coche se empañen. Por ello, es fundamental mantener el sistema de ventilación en buen estado. Es recomendable encender el aire acondicionado para compensar la temperatura del exterior con la que tenemos en el vehículo y, por supuesto, esperar a que se desempañen para ponerte en marcha.
Aunque estemos acostumbrados a utilizar las luces largas cuando el ambiente no nos deja ver a grandes distancias, no deberíamos usarlas con niebla. Al contrario de lo que pueda pensarse, las largas te dificultarán distinguir los objetos y, para colmo, dificultan la visibilidad de los vehículos que circulan en dirección contraria a la nuestra. Para ello existen las luces antinieblas, creadas con el fin de hacerte la vida más fácil cuando la bruma lo enturbia todo. Es recomendable utilizar también las traseras para facilitar la visión al coche de detrás.
En cualquier circunstancia, se recomienda dejar una distancia de seguridad entre tu coche y el de delante para evitar frenazos, pero si al riesgo habitual de colisión sumas la niebla, tendrás que sumar también espacio. Mantente alejado del vehículo de delante y evita pisar el freno a fondo para que tus ruedas no se bloqueen.